La crisis global de salud mental exige una nueva manera de pensar
Con el creciente peso de la ansiedad clim¨¢tica y el trauma persistente en zonas de conflicto como Ucrania y Gaza, decenas de millones de personas est¨¢n en riesgo de sufrir enfermedades mentales graves
El mundo est¨¢ atrapado en las garras de una crisis de salud mental. Desde la creciente ansiedad clim¨¢tica en los pa¨ªses ricos como Estados Unidos hasta el trauma intenso en zonas de conflicto como Ucrania y Gaza (especialmente entre los ni?os), el sufrimiento psicol¨®gico se ha propagado, y los servicios de atenci¨®n m¨¦dica tradicionales no pueden seguir el ritmo. Esto deja a decenas de millones de personas frente al riesgo de patolog¨ªas graves y suicidio.
Hoy en d¨ªa, m¨¢s del 25% de la poblaci¨®n mundial reporta sentimientos de aislamiento social y soledad, y m¨¢s de 150.000 personas entre 15 y 29 a?os mueren por suicidio cada a?o. El cambio clim¨¢tico amenaza con hacer subir estas cifras desoladoras. Como informa la Asociaci¨®n Psiqui¨¢trica de Estados Unidos, el cambio clim¨¢tico puede ¡°conducir a una p¨¦rdida del empleo, obligar a la gente a mudarse y afectar la cohesi¨®n social y los recursos comunitarios, todo lo cual tiene consecuencias para la salud mental¡±. Asimismo, contemplar el cambio clim¨¢tico y sus consecuencias tanto para ¡°la seguridad nacional como para el bienestar individual¡± puede causar una ¡°angustia importante¡±.
Ning¨²n grupo est¨¢ a resguardo. Los j¨®venes temen por su futuro, la gente mayor se aflige por la destrucci¨®n del mundo de su ni?ez y los activistas y cient¨ªficos clim¨¢ticos sufren agotamiento emocional y desesperaci¨®n. Y esto sin considerar el estr¨¦s postraum¨¢tico y la depresi¨®n experimentados por quienes ya est¨¢n afectados por los desastres relacionados con el clima, particularmente en las econom¨ªas en desarrollo vulnerables.
Tradicionalmente, un paciente psiqui¨¢trico comienza una terapia individual con un m¨¦dico capacitado. Pero ni los sistemas de salud de los pa¨ªses ricos no est¨¢n en condiciones de ofrecer este tipo de servicios en la dimensi¨®n que hace falta: en Estados Unidos, m¨¢s de 150 millones de personas viven en zonas con una escasez de profesionales de la salud mental. En pocos a?os, en el pa¨ªs podr¨ªan faltar unos 31.100 psiquiatras.
Zimbabue, un pa¨ªs de 16 millones de habitantes, tiene apenas 13 psiquiatras y 20 psic¨®logos cl¨ªnicos
La situaci¨®n es a¨²n peor en los pa¨ªses pobres y afectados por el conflicto, donde muchas veces es muy dif¨ªcil acceder a las intervenciones psiqui¨¢tricas tradicionales, si es que existen. Consideremos mi pa¨ªs natal, Zimbabue: a pesar de ser un pa¨ªs de 16 millones de habitantes, tiene apenas 13 psiquiatras y 20 psic¨®logos cl¨ªnicos.
Las consecuencias de esta escasez se volvieron m¨¢s evidentes en 2019, cuando el cicl¨®n Idai arras¨® partes de Zimbabue. Los fuertes vientos y las lluvias copiosas de la tormenta ¡ªy las enormes inundaciones y desmoronamientos de tierras que desataron¡ª produjeron cientos de muertes, desplazaron a unas 60.000 personas y destruyeron 50.000 viviendas. El cicl¨®n tambi¨¦n diezm¨® los cultivos a¨²n no cosechados, destruy¨® las existencias de semillas y mat¨® al ganado, dejando a la gente sin alimento y sin medios de subsistencia. Todo esto contribuy¨® a problemas de salud mental, entre ellos el trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico.
Apenas un a?o despu¨¦s, las cosas empeoraron mucho m¨¢s: la pandemia de covid-19 oblig¨® a confinamientos a nivel nacional que minaron a¨²n m¨¢s el bienestar socioecon¨®mico de la gente. Los problemas de salud mental resultantes superaron con creces la capacidad del sistema de atenci¨®n m¨¦dica para manejarlos.
Pero eso no quiere decir que Zimbabue no tuviera ninguna opci¨®n. El proyecto Banco de la Amistad, que yo fund¨¦, capacita a voluntarios comunitarios sin ninguna formaci¨®n m¨¦dica o en salud mental previa para brindar terapia conversacional desde bancos de madera en parques de las 10 provincias del pa¨ªs. Hasta ahora hemos capacitado a m¨¢s de 2.000 abuelas para brindar consejo a sus comunidades locales.
El programa funciona. En 2016, un ensayo cl¨ªnico aleatorio determin¨® que los pacientes con trastornos mentales comunes e indicadores de depresi¨®n que recibieron asesoramiento del Banco de la Amistad tuvieron una disminuci¨®n significativa de los s¨ªntomas. Las comunidades con acceso a los servicios del Banco de la Amistad tambi¨¦n experimentaron mejoras en otras ¨¢reas, desde resultados de VIH hasta salud materno-infantil. Y las abuelas que brindan la terapia dicen sentirse favorecidas por una sensaci¨®n m¨¢s fuerte de pertenencia y resiliencia.
Otros pa¨ªses con menos recursos tambi¨¦n han venido implementando nuevos modelos escalables para brindar atenci¨®n psiqui¨¢trica de bajo costo y alta calidad a las comunidades donde anteriormente no exist¨ªa. Un pionero en esta materia es Sangath, una ONG con sede en el Estado indio de Goa que capacita a gente com¨²n para que brinde tratamientos psicol¨®gicos, particularmente en zonas con poco acceso a servicios de salud mental. Los ensayos cl¨ªnicos han demostrado consistentemente que estos ¡°consejeros laicos¡± son efectivos a la hora de abordar un amplio rango de trastornos de salud mental, desde depresi¨®n y ansiedad hasta des¨®rdenes relacionados con el consumo de alcohol.
De la misma manera, StrongMinds capacita a ¡°facilitadores de salud mental¡± para que brinden terapia grupal gratuita a mujeres y adolescentes de bajos ingresos con depresi¨®n en Uganda y Zambia. La organizaci¨®n informa de un fuerte impacto, sobre todo en lo que concierne a las comunidades de respaldo afectadas por desastres ambientales relacionados con el clima. Y este impacto va a crecer: el fundador y CEO de StrongMinds, Sean Mayberry, espera que el programa llegue a 335.000 personas este a?o.
Los modelos occidentales de atenci¨®n psiqui¨¢trica hacen un uso demasiado intensivo de los recursos que se deben desplegar en todo el mundo, particularmente en ?frica y el sur de Asia, donde las poblaciones de r¨¢pido crecimiento y la aceleraci¨®n de los riesgos clim¨¢ticos plantean inmensos desaf¨ªos. Pero las iniciativas comunitarias bien dise?adas son efectivas, con poco coste y sumamente escalables. M¨¢s all¨¢ de mejorar la salud mental y la resiliencia individual, estos programas fortalecen la cohesi¨®n comunitaria y fomentan la resoluci¨®n colectiva de los problemas, lo que se volver¨¢ cada vez m¨¢s importante en tanto se intensifique la crisis clim¨¢tica.
Abordar la crisis global de salud mental requerir¨¢, en efecto, un mayor compromiso de la comunidad internacional. La Iniciativa Especial para Salud Mental de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, que intent¨® ofrecer un mayor acceso a los servicios de salud mental en sus seis regiones en el periodo 2019-2023, fue un paso en la direcci¨®n correcta. Pero el programa debe continuar y se debe ampliar. Mientras tanto, los gobiernos y las organizaciones filantr¨®picas locales y nacionales deber¨ªan abrazar nuevas estrategias locales que hayan demostrado su capacidad para ayudar a las comunidades a hacer frente a los crecientes riesgos para sus vidas, su subsistencia y su bienestar.
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