La corrupci¨®n no se ve como el deterioro de lo p¨²blico, seg¨²n los expertos
Los electores perciben las causas judiciales a pol¨ªticos como un instrumento electoral
Los estudios desvelan que los casos de corrupci¨®n suelen provocar una p¨¦rdida de voto de alrededor del 4% y de entre el 8 y el 9% si se trata de causas con trascendencia nacional. Sin embargo, los resultados del 22M difieren de esta t¨®nica y apuntan a que ha habido otras causas, fundamentalmente una, la crisis, que han pasado factura en mucha mayor medida que la corrupci¨®n.
La crisis afecta directamente a los ciudadanos. Sin embargo, la corrupci¨®n se percibe como algo ajeno, lejano, seg¨²n los expertos.
Catedr¨¢ticos y profesores de Opini¨®n P¨²blica, Sociolog¨ªa y Ciencias Pol¨ªticas coinciden en se?alar que la corrupci¨®n nunca es determinante a la hora de decidir un voto y que siempre se unen otras cuestiones que acaban resultando claves. La crisis, la gesti¨®n p¨²blica, los conflictos directos son las premisas que se han barajado a la hora de decidir los votos.
La profesora de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Granada, Susana Corzo, considera que los votantes ven la corrupci¨®n como un instrumento electoral para desprestigiar al adversario pol¨ªtico y advierte de que se terminan normalizando las acusaciones y el ciudadano presta m¨¢s atenci¨®n a conflictos que le afectan de forma m¨¢s directa, como el desempleo o la crisis. El soci¨®logo Jos¨¦ Miguel Iribar cree que se ve como algo lejano y ¡°sin conciencia del deterioro de lo p¨²blico¡±, a?ade. Manuel Villoria, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Rey Juan Carlos, coincide en esta percepci¨®n. ¡°Los ciudadanos no se sienten v¨ªctimas directas sino que lo ven como da?os a la sociedad en general, no piensan que hayan perdido de su cartera¡±, dice.
Los ciudadanos no se sienten v¨ªctimas directas?
La medida del castigo difiere seg¨²n quien la plantee. El catedr¨¢tico de Opini¨®n P¨²blica en la Universidad Complutense de Madrid, Ferm¨ªn Bouza, asegura que la corrupci¨®n ¡°no quita ni un voto¡±, mientras que el profesor de Sociolog¨ªa de la Universitat de Valencia, Josep P¨¦rez, cree que el castigo s¨ª ha existido y se ha traducido en el incremento de los votos nulos y en blanco. Manuel Villoria sostiene la misma tesis para los casos en los que no existe una alternativa pero esgrimen lo ocurrido en algunos municipios de la Comunidad de Madrid, vinculados al caso G¨¹rtel, en la que listas de independientes ¡°que han hecho de la lucha contra la corrupci¨®n su bandera¡±, han obtenido muy buenos resultados.
Susana Corzo cree que el desinter¨¦s por las causas judiciales abiertas a pol¨ªticos se debe a que los ciudadanos abocan la tarea de su resoluci¨®n en los jueces, aunque Ferm¨ªn Bouza considera que esto es atribuir a los votantes una racionalidad que no se puede asignar a la mayor¨ªa de los ciudadanos. Para Josep P¨¦rez, la lentitud de la justicia se traduce en una apreciaci¨®n de ¡°impunidad judicial¡±.
El profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad de Santiago, Miguel Anxo Bastos, ?piensa que la indulgencia sobre los casos de corrupci¨®n no difiere seg¨²n la tendencia de cada uno ¡°se da en todos los partidos¡±, dice, aunque para el soci¨®logo Jos¨¦ Miguel Iribar, el perd¨®n a la corrupci¨®n s¨ª es m¨¢s notable entre los votantes conservadores, al igual que Manuel Villoria que apunta que el votante progresista s¨ª castiga a sus corruptos en mayor medida que el PP y se remite a los ¡°resultados demoledores de Sevilla¡±.?
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