Las otras primarias
Borrell ha sido el ¨²nico candidato a presidente que se someti¨® a unas primarias La f¨®rmula no exist¨ªa con Gonz¨¢lez, y despu¨¦s ni Almunia ni Zapatero tuvieron rival
Las primarias para elegir los candidatos socialistas son un invento relativamente reciente. Apenas tienen 14 a?os. Fue en el XXXIV Congreso, en 1997, cuando el PSOE decide incluir este sistema de elecci¨®n al tiempo que sustitu¨ªa a Felipe Gonz¨¢lez por Joaqu¨ªn Almunia en la secretar¨ªa general del partido. Impulsadas por el nuevo l¨ªder socialista, la militancia abrazar¨ªa el novedoso proceso como una f¨®rmula innovadora de democratizaci¨®n del partido. Hasta entonces, el m¨¦todo hab¨ªa sido irrelevante, porque Gonz¨¢lez era el candidato natural.
Casi nadie planteaba otra cosa, desde que en 1974 Gonz¨¢lez se postulara en el XIII Congreso del PSOE en el exilio, en la localidad francesa de Suresnes, para convertirse en primer secretario. El partido no ten¨ªa entonces secretario general, sino secretario pol¨ªtico, cargo que ejerc¨ªa el veterano dirigente vizca¨ªno Nicol¨¢s Redondo, desde 1972, cuando Rodolfo Llopis fue descabalgado del puesto. Los j¨®venes opositores de este ¨²ltimo no se atrevieron a sustituirlo y optaron por crear el cargo de secretario pol¨ªtico.
El apelativo le dur¨® poco a Gonz¨¢lez, que enseguida recuper¨® el viejo nombre oficial del principal dirigente socialista. Revalidar¨ªa el puesto en los a?os siguientes, aunque estuvo a punto de no hacerlo en 1979, cuando se neg¨® a presentarse porque la mayor¨ªa hab¨ªa aprobado una ponencia marxista, lo que desencaden¨® casi cinco meses de descabezamiento de la direcci¨®n socialista.
Hasta que, en un congreso extraordinario en el oto?o de ese a?o, vuelve a ser elegido secretario general y reforma la ejecutiva. En todos esos procesos, Gonz¨¢lez llev¨® siempre una lista de candidatura, para someterla a votaci¨®n. En el XXIX Congreso, en el oto?o de 1981, sin candidatura alternativa, el secretario general recibe una abrumadora mayor¨ªa que ser¨ªa criticada por ser una votaci¨®n ¡°a la b¨²lgara¡±. Gonz¨¢lez logr¨® as¨ª ser el candidato en las elecciones de 1982, que ganar¨ªa con la bandera del cambio, en lo social y en lo econ¨®mico.
En 1997 el PSOE incluye este sistema al tiempo que sustituye a Felipe Gonz¨¢lez por Joaqu¨ªn Almunia como secretario general
Pero llega 1996 y Gonz¨¢lez pierde las elecciones frente a un joven Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar (PP) y anuncia su marcha, ante la consternaci¨®n de los principales dirigentes. El partido entra en crisis porque el recambio para el ya veterano l¨ªder, muy desgastado por haber perdido las elecciones tras 14 a?os de Gobierno y especialmente la corrupci¨®n en sus filas y el terrorismo desde el Estado de los GAL, se torna dif¨ªcil. Gonz¨¢lez deja paso a Almunia en la secretar¨ªa general y el partido se autoimpone un nuevo sistema para elegir a sus candidatos, con la ilusi¨®n de abrir un periodo m¨¢s democr¨¢tico para elegir al sucesor.
La novedad del sistema estriba en que cualquier militante puede postularse como aspirante, siempre que lo propongan la Comisi¨®n Ejecutiva Federal (por mayor¨ªa de sus 34 miembros, que hoy son 32), el aval del 15% de los 204 miembros del Comit¨¦ Federal, la mayor¨ªa del Consejo Territorial (los barones) y el 7% de los militantes (hoy el requisito ha subido al 10% de la militancia), lo que entonces supon¨ªa un m¨ªnimo de 26.810 firmas. Se supon¨ªa que era una f¨®rmula para llenar de savia nueva los mandos. Sin embargo, no era esa la idea del aparato.
Almunia decide convocar primarias con la ¨²nica intenci¨®n de ratificarse como candidato socialista. Contra todo pron¨®stico, el entonces exministro de Obras P¨²blicas, Josep Borrell, se postula como rival y logra, tras una dura campa?a, en la que reprocha al aparato el constante boicoteo a su candidatura, alzarse con la victoria. Pero el ¨¦xito le dura poco.
Poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s de las primarias, el candidato a la Presidencia decide marcharse antes de que le empujen a hacerlo. En la primavera de 1999, EL PA?S saca a la luz que dos antiguos colaboradores de su ¨¦poca como secretario de Hacienda (1984-1991), Ernesto de Aguiar y Josep Mar¨ªa Huguet, est¨¢n siendo investigados por fraude fiscal. Borrell se marcha. ¡°No se trata de mantener la carrera a cualquier precio y creo que el cumplimiento estricto de la legalidad no basta¡±, justifica ¨¦l su abandono. Fue el ¨²ltimo candidato a presidente del Gobierno que se ha sometido a unas primarias. Y tambi¨¦n el ¨²nico. Porque ni su sucesor, Joaqu¨ªn Almunia, ni el siguiente candidato, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero tuvieron que someterse a la f¨®rmula, al no postularse m¨¢s rivales.
En el caso de Zapatero la falta de primarias vino condicionada porque ya antes se hab¨ªa sometido a un proceso de refundaci¨®n del partido.
La crisis abierta en el partido por el fracaso electoral de Almunia en las elecciones generales del 12 de marzo de 2000 se resuelve en un congreso ordinario en julio. A ¨¦l acuden como candidatos un desconocido diputado de Le¨®n, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, el veterano presidente de Castilla-La Manca, Jos¨¦ Bono, la exministra de Asuntos Sociales, Matilde Fern¨¢ndez, y la entonces eurodiputada Rosa D¨ªez.
Y Zapatero se impone, ante la sorpresa de todos, ¨²nicamente por nueve votos. Su victoria llena de nuevos aires el partido con la entrada en el aparato de la corriente fundada por el propio Zapatero junto a Trinidad Jim¨¦nez, Jos¨¦ Blanco, Jes¨²s Caldera, Juan Fernando L¨®pez Aguilar y Jordi Sevilla.
¡°Bono hizo una campa?a muy dura, sobre todo en Andaluc¨ªa , Extremadura y Asturias¡±, recuerda Matilde Fern¨¢ndez, hoy diputada regional en Madrid. ¡°Muchos compa?eros entendieron que el comportamiento no iba a ser integrador y optaron por el voto ¨²til a Zapatero¡±. De Bono, explica Fern¨¢ndez, vinculada a la corriente guerrista, no gustaba tampoco su posici¨®n moderada y su catolicismo, ¡°que no se correspond¨ªa con el concepto laico de muchos sectores del partido¡±.
La victoria de Zapatero supuso la retirada temporal de Bono, hasta que lo rescat¨® como ministro de Defensa, tras ganar las elecciones generales de 2004. Rosa D¨ªez abandon¨® el partido y Matilde Fern¨¢ndez regres¨® a la militancia de base.
Entretanto, las primarias se han seguido utilizando, aunque solo para procesos de elecci¨®n de candidatos municipales y auton¨®micos. La tradici¨®n es que ganen los aspirantes apoyados por la direcci¨®n del partido, aunque ha habido excepciones, siempre en Madrid. En junio de 1998, los militantes madrile?os optaron por el exministro Fernando Mor¨¢n frente al primer presidente de la Comunidad de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina. El pasado octubre, la militancia eligi¨® a su secretario general, Tom¨¢s G¨®mez, frente a la candidata que prefer¨ªa el presidente Zapatero y la direcci¨®n federal, la actual ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jim¨¦nez. En este caso es dudoso que fuera una excepci¨®n a la tradici¨®n, porque G¨®mez controlaba el aparato regional.
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