Presidente bis
Lleva m¨¢s de 30 a?os en pol¨ªtica, pero nunca hab¨ªa llegado tan alto. Alfredo P¨¦rez Rubalcaba se ha colocado en el primer puesto de salida en la carrera sucesoria. Ahora, cuando la crisis aplasta las expectativas electorales de los socialistas, muchos le consideran la ¨²nica esperanza.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se invent¨® un misterio al cambiar su Gobierno y colocar a Alfredo P¨¦rez Rubalcaba al tim¨®n de un barco que ya zozobraba en 2010. En plena decadencia, el presidente dej¨® flotando un enigma en la etapa final de su segundo mandato: ?Seguir¨¢? ?Le suceder¨¢ Rubalcaba?
Zapatero anunci¨® en abril su retirada, no volver¨¢ a presentarse a unas elecciones y ahora, tras unos d¨ªas en que su puesto de secretario general se tambale¨® por la embestida de algunos barones, ha dejado al mando a Rubalcaba (Solares, 1951), el ministro m¨¢s valorado.
En un partido envuelto en las tinieblas del pesimismo, ahora solo se vislumbra su alternativa para salir del pozo, porque es el mejor valorado y gracias a que desde hace 17 a?os ocupa el segundo plano m¨¢s iluminado de la pol¨ªtica espa?ola.
Rubalcaba siempre ha llevado la voz cantante y ahora, como vicepresidente primero y pr¨®ximo candidato a presidente, llevar¨¢ adem¨¢s el mando
Fue Rubalcaba la cara del ¨²ltimo Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez (1993-1996). Cada viernes aplicaba el bistur¨ª de las palabras a la ruina del Ejecutivo. Fue elegido secretario de comunicaci¨®n del PSOE en el congreso de su partido en 1997 para la traves¨ªa del desierto en la oposici¨®n. Fue el mensaje del PSOE en las horas previas al vuelco electoral del 14 de marzo de 2004. Muchos recuerdan todav¨ªa aquella comparecencia suya en plena jornada de reflexi¨®n para proclamar con la solemnidad de los trances hist¨®ricos: "Los ciudadanos espa?oles se merecen un Gobierno que no les mienta, un Gobierno que les diga siempre la verdad". Un mensaje directo en seis segundos y 19 palabras, letal como un disparo al coraz¨®n del PP. Y fue, tras la victoria inesperada del 14-M, el portavoz que cuidaba en el Congreso de los primeros pasos del ne¨®fito presidente Zapatero.
Rubalcaba siempre ha llevado la voz cantante y ahora, como vicepresidente primero y pr¨®ximo candidato a presidente, llevar¨¢ adem¨¢s el mando.
Es doctor en Ciencias Qu¨ªmicas experto en mecanismos de reacci¨®n. En su etapa universitaria fue adem¨¢s un velocista notable (10,90 segundos en los 100 metros lisos). La mezcla de la qu¨ªmica y la velocidad se vuelve explosiva en su cabeza, capaz de analizar en menos tiempo del que tardaba en correr 100 metros las contraindicaciones, efectos secundarios, ventajas, inconvenientes y consecuencias de cualquier decisi¨®n.
Es un concienzudo estratega y un consumado perdedor de primarias. Apoy¨® a Jos¨¦ Bono contra Zapatero; y a Trinidad Jim¨¦nez contra Tom¨¢s G¨®mez. Su gran m¨¦rito radica en que estas decepciones nunca supusieron un retroceso en su carrera pol¨ªtica. "Ha llegado a lo m¨¢s alto desde su competencia no desde su ambici¨®n", cuentan los que le conocen.
Es un concienzudo estratega y un consumado perdedor de primarias
Le apasiona el atletismo y le gusta el f¨²tbol. Ser¨¢ madridista siempre, aunque desde hace varias temporadas es un madridista resignado a ver las humillantes derrotas de su equipo con el Barcelona en compa?¨ªa de su jefe Zapatero, con el que adem¨¢s comparte otros momentos delicados de la acci¨®n de Gobierno.
Aunque el PP le sit¨²a en el infierno, como t¨¢ctico de la maldad y encubridor de terroristas, no tuvo nada que ver en la guerra sucia de los GAL contra ETA porque no estaba en el Gobierno cuando sucedieron aquellos secuestros y asesinatos pagados con dinero del Estado (1983 a 1987). Seis a?os despu¨¦s, respondi¨® sobre esos hechos con evasivas desde la silla de portavoz. "Eso le hace c¨®mplice de los cr¨ªmenes de Estado", se?alan desde el PP.
Ahora que roza con los dedos el fin de la pesadilla criminal que envenena los ¨²ltimos 30 a?os de historia en Espa?a, el PP le atiza cada semana a cuenta de un oscuro suceso que permiti¨® al aparato de extorsi¨®n de ETA conocer con antelaci¨®n una operaci¨®n policial en marcha. El chivatazo del bar Fais¨¢n, ocurrido el 4 de mayo de 2006, apenas tres semanas despu¨¦s de que Rubalcaba llegara al Ministerio del Interior (11 de abril), le persigue por el Congreso, donde diputados populares le insultan/preguntan por el esc¨¢ndalo cada mi¨¦rcoles. Unas semanas despu¨¦s del soplo, todav¨ªa an¨®nimo, el aparato que recaudaba el impuesto revolucionario para ETA fue detenido y encarcelado, pero a Rubalcaba no le sirve como excusa para enterrar la sospecha.
Experto en reacciones elementales o complejas y ha estado en todas las salsas picantes y peligrosas de la pol¨ªtica espa?ola en los ¨²ltimos tiempos.
Ahora que ETA parece agonizar como nunca, Rubalcaba, el pol¨ªtico capaz de analizar en segundos las consecuencias de sus actos, anda con pies de plomo, desconfiado por la experiencia de tantas esperanzas frustradas en pasadas treguas. Si pudiera, meter¨ªa el problema de c¨®mo abordar el fin del terrorismo en un laboratorio herm¨¦ticamente cerrado a las luces del debate p¨²blico y buscar¨ªa la f¨®rmula magistral para evitar nuevas decepciones.
Hoy le quita el sue?o, si es que duerme, la prima de riesgo de la deuda espa?ola, el d¨¦ficit p¨²blico y las cifras mensuales del paro. Incluso antes de ser vicepresidente, era el ministro m¨¢s empe?ado en ayudar a Elena Salgado en el dif¨ªcil trago de la gesti¨®n de la crisis y de la explicaci¨®n de las medidas para combatirla. Ha llegado a lo m¨¢s alto en el peor momento.
Al comenzar la legislatura, todo indicaba que Rubalcaba estaba al final de su tiempo pol¨ªtico; cuando se agota el mandato, el qu¨ªmico metido a estratega inicia otra etapa. Quienes pensaban que los abuelos no suced¨ªan a los nietos se equivocaron.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.