Y Zapatero abri¨® la puerta en la copa de Navidad
Cr¨®nica de los siete meses que han pasado desde que Zapatero abri¨® la espita de la sucesi¨®n
La puerta de La Moncloa comenz¨® a abrirse para los Zapatero hace casi siete meses. Fue el mismo d¨ªa en que el propio presidente del Gobierno anunci¨® a los periodistas que le siguen habitualmente, durante la tradicional copa de Navidad, que ya hab¨ªa decidido qu¨¦ hacer sobre su candidatura en las elecciones generales de 2012. Desde entonces, la cr¨®nica de la marcha del presidente se ha ido produciendo a golpe de titular. Estos son algunos de esos hitos:
"No es el momento adecuado". Con estas palabras, el presidente deja en la incertidumbre a los periodistas que aquel 20 de diciembre le acompa?aban en la copa de Navidad. Sin aclarar qu¨¦ decisi¨®n hab¨ªa tomado, el presidente solo les anuncia que ¨²nicamente su esposa, Sonsoles Espinosa, y "una persona del partido", conocen lo que ha determinado. En la sala solo est¨¢ el entonces vicepresidente, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, que asegura a los reporteros pol¨ªticos que ¨¦l no es esa persona. Y se desatan las especulaciones en los corrillos: el ex presidente Felipe Gonz¨¢lez o el ministro de Fomento, Jos¨¦ Blanco. ??
Pero los periodistas andaban desencaminados. Tres meses despu¨¦s se sabr¨ªa que el elegido fue el presidente del Congreso, Jos¨¦ Bono. Y que la decisi¨®n hab¨ªa sido tomada tres a?os antes. En diciembre de 2007, Zapatero se la comunica a Bono el mismo d¨ªa en que lo cita para convencerle de que vuelva a la pol¨ªtica para presidir el Congreso.
"No voy a ser candidato en las generales". La reuni¨®n del Comit¨¦ Federal del PSOE, el 2 de abril de 2011, es el momento elegido por el presidente para comunicar a su partido en qu¨¦ consist¨ªa su esperada decisi¨®n: "No voy a ser candidato en las pr¨®ximas elecciones generales". A mes y medio de las elecciones municipales y auton¨®micas del 22 de mayo, el anuncio va unido a una prohibici¨®n general a todos los l¨ªderes socialistas para pronunciarse sobre la sucesi¨®n antes de los comicios. El PSOE convoca adem¨¢s un nuevo Comit¨¦ Federal, tras la convocatoria, para elegir la fecha de apertura de las primarias para elegir al sucesor. A partir de entonces, el PP estrecha su presi¨®n sobre el presidente.
Dos candidatos definidos. Ya desde el principio empiezan a barajarse dos nombres: el de la ministra de Defensa, Carme Chac¨®n, y el del vicepresidente primero, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. ??Y, pese a las prohibiciones, el partido se divide entre los que se posicionan a un lado y al otro. Unos defienden que Espa?a est¨¢ preparada para una mujer que la gobierne y, a la vez, reprochan al rival ser demasiado veterano por haber tenido responsabilidades en los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez y Zapatero. En el lado contrario, se critica la juventud y la inexperiencia de una ministra de 40 a?os y su pertenencia al Partido Socialista de Catalunya. Ellos, mientras, guardan pulcramente las formas.
Zapatero hace suya la derrota. La misma noche de la debacle electoral del 22 de mayo Zapatero decide ser la cara de la derrota y es el encargado de admitirla oficialmente, un gesto tradicionalmente encargado al secretario general de un partido o, en su caso, al candidato. Pese a que no se ha presentado -se han celebrado elecciones auton¨®micas y municipales-, el presidente anuncia que su partido "ha perdido claramente las elecciones" y asegura que eso no supondr¨¢ ni adelanto electoral, ni la suspensi¨®n de las elecciones primarias de su partido.
"Las primarias no pueden ser la ¨²nica respuesta". Tres d¨ªas despu¨¦s de las elecciones municipales y auton¨®micas, el lehendakari Patxi L¨®pez, reclama un congreso para elegir al sucesor de Zapatero. "Se debe dar la mayor participaci¨®n, no solo en la elecci¨®n del candidato, sino tambi¨¦n en la definici¨®n de las propuestas. Y eso, en mi partido, se hace en un congreso", afirma L¨®pez. ??Su voz, investida de nueva autoridad tras el 22-M al ser uno de los pocos dirigentes regionales que queda con mando en plaza tras la debacle electoral, viene a mostrar en p¨²blico la petici¨®n velada de muchos dirigentes de que no se ponga al partido de nuevo en una situaci¨®n de tensi¨®n con unas primarias. Pero la propuesta de L¨®pez va m¨¢s all¨¢, pues un congreso significa no solo elegir al sucesor, sino que Zapatero deje de ser la m¨¢xima autoridad del partido, incluso antes de que termine la legislatura. ??Y, por tanto, augura elecciones anticipadas. Pero el presidente no est¨¢ dispuesto a consentirlo y trata de frenar la operaci¨®n.?
Chac¨®n se retira. La ministra convoca una rueda de prensa para anunciar que da "un paso atr¨¢s" en su decisi¨®n de competir en las primarias, pese a que nunca hizo p¨²blica esa intenci¨®n. Chac¨®n asegura que los movimientos de los d¨ªa anteriores hab¨ªan puesto "en riesgo la unidad del partido, la imagen del presidente del Gobierno e incluso la estabilidad del Gobierno".?? Su marcha da v¨ªa libre a Rubalcaba para anunciar su candidatura. Sin embargo, las declaraciones de Chac¨®n obligan al entorno de Zapatero a desmentir que el vicepresidente haya podido orquestar una operaci¨®n para derrocarle.
Rubalcaba, apoyado por los barones y Zapatero. En este escenario, al PSOE solo le queda una salida para salvar a Zapatero: el presidente y los barones regionales convierten a Rubalcaba en su candidato y as¨ª lo proponen en la reuni¨®n del Comit¨¦ Federal del 28 de mayo. De esta forma, permiten la continuidad de Zapatero, plantean un proceso descafeinado de primarias (con un solo candidato) y dejan el debate pol¨ªtico para la conferencia que el PSOE celebrar¨¢ a primeros de octubre. ??Rubalcaba anuncia as¨ª que competir¨¢ en las primarias con un proyecto de "continuidad y de cambio".
Proclamaci¨®n del candidato y minicrisis de Gobierno. El primer discurso de Rubalcaba como candidato, pronunciado el 8 de julio en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, marca un nuevo tiempo en el PSOE. Ya lo hab¨ªa avisado Zapatero, que por primera vez no habl¨® en un Comit¨¦ Federal, dos d¨ªas antes: "Marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s". Con un discurso did¨¢ctico y de fondo, Rubalcaba se atreve a situarse en posturas muy alejadas del Gobierno al que pertenece. Y, para abonar las tesis del adelanto electoral, tan solo unos d¨ªas despu¨¦s, el presidente se embarca en una minicrisis de Gobierno para sustituir al candidato, que ha abandonado el Ejecutivo para volcarse en la campa?a.
Mensajes de continuidad. No solo Zapatero insiste en que seguir¨¢ en el Gobierno hasta que amaine la crisis. Los dirigentes socialistas se aferran a que unas elecciones son perjudiciales para superar la situaci¨®n econ¨®mica. En este contexto, el PP vuelve a insistir en su receta: solo un cambio de Gobierno permitir¨¢ superar la crisis. Pero solo Zapatero tiene la respuesta de cu¨¢ndo cerrar¨¢ detr¨¢s de s¨ª la puerta de La Moncloa.
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