El duelo de dos veteranos ¡®segundos¡¯
La trayectoria de Rubalcaba y Rajoy siempre ha estado en los resortes ocultos del poder Pese a los 30 a?os que llevan en pol¨ªtica, no han debatido nunca
Son muy distintos, y ellos mismos nunca reconocer¨ªan similitudes con su rival, pero sus trayectorias se han cruzado muchas veces. A¨²n as¨ª, ambos obedecen a los prototipos que se espera de sus partidos. Incluso desde el d¨ªa en el que empezaron. Alfredo P¨¦rez Rubalcaba entr¨® en pol¨ªtica por un crimen que revolucion¨® a la izquierda de la ¨¦poca: el asesinato del estudiante Enrique Ruano a manos de la polic¨ªa. Era 1969.
Mariano Rajoy, cuatro a?os m¨¢s joven y prototipo de joven conservador de la ¨¦poca, entr¨® mucho m¨¢s tarde. Fue en 1977, en las primeras elecciones democr¨¢ticas, muerto Franco. Pero solo peg¨® carteles, no entr¨® en serio hasta despu¨¦s de convertirse en el registrador de la propiedad m¨¢s joven de Espa?a. Como es tradici¨®n, primero los estudios, despu¨¦s la pol¨ªtica. Pero no entr¨® en la UCD, la derecha moderada. Lo hizo en la muy conservadora Alianza Popular de Manuel Fraga, el verdadero gen del PP, como la mayor¨ªa de los que han sido algo en la derecha espa?ola desde que se hundi¨® el partido de Adolfo Su¨¢rez. Como Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, como Rodrigo Rato. Todos ex AP.
Ambos llegan pues desde los extremos: uno desde el antifranquismo, otro desde el ala m¨¢s conservadora de la derecha de esos a?os. Y sin embargo, los perfiles de ese Rubalcaba de juventud y el de Rajoy se han ido suavizando con los a?os, hasta el punto de que ambos representan al sector m¨¢s moderado de sus partidos. A¨²n as¨ª, Rajoy sac¨® su lado m¨¢s duro en la anterior legislatura, y Rubalcaba exhibe ahora su perfil m¨¢s izquierdista, con propuestas como los impuestos a la banca para acercarse al 15-M.
Ambos llegaron a candidato sin haber ganado nunca unas elecciones locales
Los dos exhiben su experiencia en el poder como un plus en tiempos dif¨ªciles. En esto gana Rubalcaba, el ex profesor de Qu¨ªmicas. La realidad pol¨ªtica ha hecho que Rajoy pasara buena parte de su vida en la oposici¨®n. ?l fue un hombre de aparato, responsable de organizaci¨®n de su partido durante muchos a?os.
Rubalcaba solo ha estado en la oposici¨®n ocho a?os. Y en ese tiempo, como es habitual en ¨¦l, se dedic¨® a hacerse imprescindible. Parec¨ªa condenado, porque apost¨® por Jos¨¦ Bono frente a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en la lucha interna tras la debacle de 2000, pero poco a poco logr¨® que el l¨ªder le necesitara: nadie como ¨¦l conoce los resortes del poder. Rajoy tambi¨¦n sufri¨® un momento de vac¨ªo interno: apost¨® por Hern¨¢ndez Mancha, pero despu¨¦s supo recomponerse y entr¨® en la direcci¨®n del PP de Aznar en 1989. Son dos supervivientes internos, curtidos en mil batallas.
A¨²n as¨ª, ninguno de los dos se enfrent¨® a unas elecciones antes de ser candidatos. De hecho, ninguno de los dos ha ganado nunca unas elecciones, no han sido ni alcaldes ni presidentes auton¨®micos. Eso, tal vez, es lo que les haga arrastrar a ambos esa fama de segundos. Siempre estuvieron a la sombra de un l¨ªder. Rajoy primero con Fraga, despu¨¦s con Aznar. Rubalcaba antes con Felipe Gonz¨¢lez y despu¨¦s con Zapatero.
Tampoco han tenido que luchar internamente contra otros candidatos. Pero su llegada a la c¨²pula fue muy distinta. Mientras Rajoy no ten¨ªa ej¨¦rcito de fieles en el PP y fue nombrado a dedo frente a Rodrigo Rato, un candidato con m¨¢s respaldo interno, Rubalcaba se impuso poco a poco como el candidato natural. Ten¨ªa el apoyo de varias federaciones del PSOE frente a su rival, Carme Chac¨®n, que finalmente se retir¨® de la contienda. Zapatero quer¨ªa primarias, pero se rindi¨®. Ambos procesos son casi opuestos.
Rubalcaba cree contar con mejor imagen; Rajoy, con un mar de fondo
Se han cruzado en miles de batallas, y no tienen mala relaci¨®n. Rubalcaba lleg¨® a llamar a Rajoy para avisarle de la operaci¨®n Brugal, una trama de corrupci¨®n vinculada al PP, para que estuviera preparado. Sin embargo, la opini¨®n que cada uno tiene del otro no es positiva. Rubalcaba ve a Rajoy como un antipol¨ªtico, un tipo que no arriesga, que deja pasar el tiempo. Para el PP, el candidato del PSOE es la quintaesencia del maquiavelo. Ayer le atribu¨ªan incluso la fecha del 20-N como una prueba m¨¢s de su af¨¢n por retorcer la realidad.
Y sin embargo, en una muestra de las deficiencias de la pol¨ªtica espa?ola, estos dos veteranos segundos, que cruzan sus trayectorias ¡ªhan sido ministros del Interior y vicepresidentes¡ª no han debatido nunca, ni siquiera en una comisi¨®n perdida del Congreso. Los socialistas conf¨ªan en esos debates en la campa?a. Rajoy no ilusiona a los suyos, ni lo pretende, Rubalcaba s¨ª, y lo suele lograr.
Los populares dan por hecho que habr¨¢ debate y descartan que sea muy relevante. Rajoy se sentir¨ªa muy inc¨®modo con Carme Chac¨®n, dicen, una mujer joven, pero a Rubalcaba sabe jugarle al empate. Y le basta con eso.
Hombres de costumbres, ambos veranean siempre en los mismos lugares, lejos del glamour, y con los mismos amigos. Aunque Rajoy, cuando lleg¨® al poder, s¨ª modific¨® sus costumbres y empez¨® a acudir a yates de millonarios. Rubalcaba no. La experiencia sali¨® mal ¡ªveraneaba con Jaume Matas¡ª y el l¨ªder del PP ha vuelto tal vez para siempre al refugio de toda la vida en Sanxenxo. Rubalcaba sigue fiel a Llanes.
El candidato socialista domina la comunicaci¨®n. Siempre trata de cautivar a los periodistas, de dar titulares. Rajoy, a pesar de que fue portavoz, no se siente c¨®modo con la prensa. La reh¨²ye siempre que puede. No le gustan las pol¨¦micas, siempre ironiza con la idea de que los peri¨®dicos deber¨ªan salir sin titulares. Uno es un velocista, que seg¨²n el PP puede precipitarse. Otro prefiere el ciclismo, ganar por agotamiento del rival. Uno cree contar con la dial¨¦ctica y la mejor valoraci¨®n como candidato. El otro est¨¢ convencido de tener algo mucho m¨¢s poderoso: un mar de fondo que empuja a un cambio de ciclo.
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