Las ocho ocasiones del Papa para criticar el ¡°fuerte¡± laicismo espa?ol
Los discursos de Benedicto XVI tienen la impronta de Rouco La Jornada de la Juventud es el escenario de su proyecto de ¡°nueva evangelizaci¨®n¡± de Europa
Benedicto XVI llega el jueves a Madrid preparado para aprovechar el momento estelar de la Iglesia romana en 2011: cuatro jornadas con cientos de miles de j¨®venes de 137 pa¨ªses. Recibido por los Reyes y el Gobierno con honores de jefe de Estado ¡ªpese a venir solo en visita pastoral¡ª, arropado por jerarcas cat¨®licos de todo el mundo y un coro de multitudes acogidas en escenarios de ensue?o, ante 4.500 periodistas y una previsi¨®n de 600 millones de audiencia en cientos de horas de emisiones de televisi¨®n (siempre con datos de la organizaci¨®n del evento), el Papa no perder¨¢ el tiempo. En apenas 79 horas ¡ªentre los d¨ªas 18 y 21¡ª, el anciano pont¨ªfice pronunciar¨¢ ocho discursos, m¨¢s peque?as reflexiones en cada una de las 15 estaciones del viacrucis del d¨ªa 19 entre las plazas de Col¨®n y Cibeles.
Los discursos se han cerrado en su residencia veraniega de Castelgandolfo, pero llevar¨¢n la impronta del l¨ªder del catolicismo espa?ol, el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco. A punto de cumplir 75 a?os ¡ªel pr¨®ximo d¨ªa 20, fecha de su jubilaci¨®n oficial¡ª, Rouco ostenta un ¨¦xito dif¨ªcilmente superable. Es el ¨²nico arzobispo que ha organizado dos jornadas mundiales de juventud y con dos Papas distintos, el polaco Juan Pablo II y el alem¨¢n Benedicto XVI.
La primera se desarroll¨® en agosto de 1989 en Santiago de Compostela, donde Rouco era arzobispo con apenas 53 a?os. 22 a?os m¨¢s tarde, ahora como arzobispo de Madrid, vuelve a recibir a un pont¨ªfice, que le tiene en gran estima y con el que conversa en alem¨¢n. Nadie duda, en consecuencia, que los discursos de Benedicto XVI seguir¨¢n el guion enviado al Vaticano por su cardenal en Madrid, de forma especial sobre las grandes preocupaciones frente al Gobierno del socialista Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero.
El Ejecutivo no cree ¡°oportuno¡± que el Papa censure a Espa?a en esta visita
El Ejecutivo, por boca de su ministro de la Presidencia, Ram¨®n J¨¢uregui, ha dicho que no cree ¡°oportuno¡± que Benedicto XVI critique a Espa?a durante esta visita. Lo har¨¢ con toda seguridad, seg¨²n un prelado que est¨¢ en el secreto del viaje. El Papa ya alz¨® su voz en noviembre pasado, de manera inmisericorde, en el avi¨®n que le trajo a Santiago de Compostela en viaje de Estado. Dijo entonces que en Espa?a hab¨ªa ¡°nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la d¨¦cada de los a?os treinta¡± del siglo pasado. Tambi¨¦n proclam¨® que Espa?a necesita una ¡°nueva evangelizaci¨®n¡±.
Muchos meses despu¨¦s, Benedicto XVI viene pertrechado con nuevos instrumentos, con la creaci¨®n este a?o del Consejo Pontificio para la Promoci¨®n de la Nueva Evangelizaci¨®n. ¡°En Occidente se vive sin Dios¡±, afirm¨® el Papa en el documento Ubicumque et semper (En todo lugar y siempre).
¡°Naciones donde la vida cristiana era floreciente est¨¢n cambiadas por el indiferentismo, el secularismo y el ate¨ªsmo¡±, proclam¨® all¨ª. A la cabeza de Europa en esos males se encuentra Espa?a, ha reiterado Roma. Adem¨¢s de turbada por numerosos esc¨¢ndalos ¡ª¡°?cu¨¢nta suciedad en nuestro seno!¡±, se ha lamentado el Papa¡ª, la Iglesia romana cree que es ahora ¡°una vi?a desvastada por jabal¨ªes¡±. El laicismo es la vanguardia de esa piara, un laicismo que el Gobierno de Zapatero practica de manera ¡°furibunda¡±, seg¨²n el cardenal Juli¨¢n Herranz, del Opus Dei.
Entre las leyes que va a execrar el Papa destacan ¡°legislaciones contrarias a la vida humana¡±, en palabras de un obispo. ¡°No har¨¢ otra cosa que recordarnos los principios manifestados una y otra vez por la Conferencia Episcopal: que leyes como las del aborto, el divorcio, las uniones del mismo sexo con el nombre de matrimonio, o el proyecto de muerte digna que acaba de remitir el Gobierno a las Cortes son contrarias a la moral¡±, a?ade. Queda por ver el tono de las condenas del Papa y si citar¨¢ expresamente alguna de esas legislaciones. Quiz¨¢s no lo haga en los discursos y deje la sal gruesa, como hizo en su visita a Santiago y Barcelona, para los encuentros con los periodistas o en conversaciones con grupos reducidos.
Como cur¨¢ndose en salud, J¨¢uregui ha subrayado lo ¡°incuestionable¡±: que Espa?a es ¡°un Estado aconfesional y que las leyes las hace el Parlamento, no la Iglesia cat¨®lica¡±. ¡°Admitimos que la Iglesia puede dar su opini¨®n, pero quien decide es la soberan¨ªa popular¡±.
Arde la Red
Pocos eventos habr¨¢n utilizado la Red con mayor eficacia que esta JMJ. En su masivo manejo est¨¢ gran parte del ¨¦xito del equipo que coordina Yago de la Cierva. Otro triunfo de los organizadores: gran parte de la prensa escrita se ha convertido en propagandista de las jornadas, casi sin excepci¨®n (los pocos medios cr¨ªticos son los que m¨¢s estopa reciben en el cruce de mensajes).
Ejemplos de la pol¨¦mica son las declaraciones, muy jaleadas, del primado de Toledo, el arzobispo Braulio Rodr¨ªguez, llamando ¡°paletos¡± a los cr¨ªticos. ¡°Estamos haciendo el rid¨ªculo mundial. Por qu¨¦ van a tener m¨¢s raz¨®n los librepensadores, los ateos, los de las alternativas laicas que otros. En ninguna parte ha visto lo que est¨¢ pasando en Espa?a¡±.
El te¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Castillo entra en el fondo para reconocer que ¡°mucha gente pensar¨¢ que es un desprop¨®sito relacionar los viajes del Papa con los viajes de Jes¨²s¡±. ?l lo hace: ¡°?C¨®mo, por qu¨¦, para qu¨¦ y con qui¨¦n viajaba Jes¨²s? No pretendo cuestionar ni el costo econ¨®mico de este viaje del Papa, ni lo que pretenden quienes lo han organizado, ni lo que buscan los que van a viajar hasta Madrid para escucharlo. Me pregunto algo mucho m¨¢s apremiante: estando como est¨¢n las cosas en los pa¨ªses del cuerno de ?frica, donde cientos de miles de criaturas mueren de hambre, y en vista de que los pa¨ªses m¨¢s poderosos no ponen remedio, ?por qu¨¦ el Papa no se va, de momento al menos, a Somalia y Kenia, y se queda en los campos de refugiados hasta que no se le ponga un remedio eficaz a esta situaci¨®n?¡±.
El sacerdote y escritor Juan del R¨ªo, director de Vida Nueva, lo ve de muy distinta manera. ¡°?Bienvenidos j¨®venes! No os alarm¨¦is de que un grupo, no muy numeroso, pero si muy jaleado, os pongan mala cara. No puedo entenderlo y hasta da cierta verg¨¹enza ajena. Benedicto XVI se une a este evento. Ha sido invitado, no solo por los obispos, sino tambi¨¦n por el Rey y por el presidente del Gobierno. Tiene el mismo derecho a venir y a que se le reciba como lo ha tenido Obama y su se?ora, Sarkozy o el mismo Gaddafi, con sus caprichos y sus carpas, o el presidente de Siria ahora acusado de cr¨ªmenes y el a?o pasado agasajado¡±.
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