El giro fiscal de la izquierda europea
Europa inicia un contundente avance hacia los impuestos progresivos que el PP rechaza de pleno
a crisis financiera y de deuda soberana de los pa¨ªses europeos es la ¡°cr¨®nica de una crisis anunciada¡± desde el momento en que el mercado financiero privado no fue capaz de responder a la que estall¨® en 2007, creada y alimentada por su propia avaricia. As¨ª que, apoyados en la Uni¨®n, son los Estados quienes han tenido y tienen que parar el golpe y encontrar la soluci¨®n.
En una primera fase (2008-2009) la reacci¨®n de estos fue ayudar a la banca como siempre se ha hecho (mal) en los ¨²ltimos 25 a?os: emitiendo deuda (pero no impuestos), y cargando con un peso insostenible a los Estados. No era la mejor soluci¨®n, y la prueba es que nos hemos visto obligados a entrar en una segunda fase (2010-2011) de austeridad y ajuste severo, que penaliza al Estado de bienestar. Los recortes de gasto p¨²blico siempre los sufren m¨¢s las clases media y baja, consumidoras de los servicios esenciales. Adem¨¢s, se ha frenado visiblemente la econom¨ªa creadora de empleo.
Estamos en una especie de callej¨®n sin salida. Por eso, habr¨¢ que abordar, a partir de 2012, una tercera fase de la reacci¨®n frente a la crisis. Y solo nos queda un instrumento realmente efectivo, el que siempre ha tenido el Estado: los impuestos (no la deuda). Es lo ¨²nico que puede dar a la Uni¨®n y a los Estados la capacidad de recuperar el crecimiento, en un momento de sequ¨ªa crediticia para la inversi¨®n privada
?Qu¨¦ impuestos? La derecha optar¨¢ por subir solo los impuestos indirectos, los que pagamos todos. La izquierda, por gravar al sistema financiero y a las mayores rentas personales o de capital, es decir, donde est¨¢ el poder econ¨®mico real, pero donde la carga tributaria es descaradamente menor (Buffett dixit).
Este es el debate de hoy en Estados Unidos, Europa y Espa?a. El debate de los impuestos. Sin impuestos progresivos no habr¨¢ una salida justa de la crisis, ni resucitar¨¢ el crecimiento y el empleo. Es lo que venimos planteando en la izquierda desde hace tiempo, y ahora empieza a abrirse camino.
Esta misma semana la Comisi¨®n Europea ha formulado como propuesta la tasa de transacciones financieras, que deber¨ªa ir directamente a los presupuestos de la Uni¨®n, aligerando as¨ª lo que cada Estado aporta a estos.
La izquierda propone, adem¨¢s, tributos nacionales sobre las mayores rentas y propiedades. Empieza a vislumbrarse en Dinamarca y Finlandia, con nuevos Gobiernos de centro-izquierda. Estoy convencido de que lo mismo suceder¨¢ en Alemania, Francia e Italia tras las pr¨®ximas elecciones generales, que cambiar¨¢n el signo de sus Gobiernos (ya est¨¢ cambiando en los l?nder alemanes, en el Senado franc¨¦s, en los municipios italianos). Se trata de lanzar programas de recuperaci¨®n basados en impuestos progresivos y no en el recurso a la deuda nacional (que deber¨ªa ser sustituida por eurobonos).
Este es un debate central en la campa?a electoral espa?ola. El Partido Popular la da por ganada, pero su actitud empecinada de ¡°no aumentar impuestos a los que m¨¢s tienen¡± hace matem¨¢ticamente imposible la inversi¨®n en infraestructuras, el mantenimiento de la Sanidad y la Educaci¨®n universales y gratuitas, y los dem¨¢s servicios p¨²blicos. Es as¨ª de sencillo. Lo vemos en las muchas comunidades regidas por el Partido Popular, que ya han renunciado al impuesto de sucesiones y al impuesto del patrimonio. Ello contrasta, por cierto, con la mayor apertura a la imposici¨®n sobre la riqueza de los Gobiernos de Francia e Italia.
El rechazo de la derecha espa?ola a todo lo que huela a imposici¨®n progresiva sobre el capital, o la banca, o a cambios en el impuesto de sociedades (plagado de exenciones y deducciones que permiten su escandalosa evasi¨®n), esa postura del partido de Rajoy, digo, convierte en inviable no solo nuestro Estado social sino, adem¨¢s, el cumplimiento de los compromisos de reducci¨®n del d¨¦ficit y consolidaci¨®n fiscal (4,4 % de d¨¦ficit para 2010 y 3 % para 2013) que Espa?a tiene contra¨ªdos con la Uni¨®n Europea.
Recientemente, un l¨²cido art¨ªculo de Bruce Bartlett (Financial Times, 26 de septiembre de 2011) pon¨ªa de relieve la enorme injusticia de los ¨²ltimos 25 a?os de pol¨ªtica fiscal conservadora en Estados Unidos ¡ªy en general en el mundo occidental¡ª que han bajado los tipos m¨¢ximos y privilegiado las rentas del capital, entregando a los m¨¢s ricos cantidades espectaculares de dinero, supuestamente para que lo invirtieran, algo que no hicieron. Destruyeron as¨ª esa absurda teor¨ªa que justifica no gravar a los ricos para que as¨ª inviertan. Como si los no ricos no supieran gastar bien sus ingresos.
Seg¨²n dice Bartlett, el aumento de los impuestos a las mayores rentas es el ¨²nico medio de asegurar que el coste de la reducci¨®n del d¨¦ficit se distribuya entre todos los sectores sociales. Es absolutamente irreal un descenso del d¨¦ficit sin mayores ingresos fiscales, que l¨®gicamente tienen que salir de las fortunas que la derecha se empe?a en proteger.
En Europa se abre, pues, un periodo crucial en pol¨ªtica econ¨®mica (lo he llamado ¡°tercera fase¡±), que deber¨¢ estar presidido por un contundente giro fiscal hacia los impuestos progresivos. Son el instrumento m¨¢s poderoso que tenemos para el crecimiento que urgentemente necesitamos. Enfrentada a este cambio de paradigma fiscal, la derecha espa?ola lo tiene muy dif¨ªcil para esconderse detr¨¢s del burladero de la indefinici¨®n y el secretismo de un programa que aboca a la ruptura con el Estado de bienestar.
Diego L¨®pez Garrido es secretario de Estado para la Uni¨®n Europea.
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