¡°Espa?a se embeles¨® con el esplendor y nos vino la miseria¡±
La abogada y experta en cooperaci¨®n Blancaliz Palomino volvi¨® a su primer negocio: la panader¨ªa
Blancaliz Palomino Gonz¨¢lez. 39 a?os. Del Cuzco, Per¨². Abogada. Quiso probar vida en Espa?a y el remolino de la crisis la hall¨® haciendo la cuenta de la lechera. Ahora es panadera en El M¨¦dano, en el sur de Tenerife, donde hace tres a?os ten¨ªa dos cafeter¨ªas y este establecimiento que ahora mima como si fuera una balsa en altamar.
Cuando llegamos a su panader¨ªa saca cruasanes del horno, ¡°les doy la magia de los incas¡±. En Per¨² trabaj¨® en la Defensor¨ªa del Pueblo, en derechos humanos; un d¨ªa, hace once a?os, ¡°cuando este pa¨ªs nadaba en la abundancia¡±, quiso probar suerte en Espa?a, ¡°ver mundo¡±, hizo un doctorado en Derecho Penal en la Universidad de Castilla la Mancha, estudi¨® una maestr¨ªa en cooperaci¨®n internacional en Euskadi (¡°amo Euskadi, amo a su gente¡±; de ah¨ª es su pareja) y estuvo en Brighton, estudiando tambi¨¦n.
Por amor se fue a Tenerife, en cuyo aeropuerto del sur trabajaba el amor vasco (¡°dej¨® su puesto, y ahora trabajamos juntos; juntos estamos pasando el calvario de la crisis¡±). En la isla, ¡°que entonces viv¨ªa el esplendor de la burbuja¡±, se dej¨® seducir por el negocio, acept¨® cr¨¦ditos, arrend¨® cafeter¨ªas, puso una panader¨ªa. ¡°Y de pronto, hace tres a?os, todo empez¨® a desmoronarse¡±; hubo que pagar alquileres, sueldos, cr¨¦ditos, y el ahogo la devolvi¨® a la realidad del pan. Ahora es panadera, exclusivamente. ¡°Y estoy feliz aqu¨ª. El pan es lo mejor del mundo; significa solidaridad y alegr¨ªa; es lo que das primero¡±. Sobrevivi¨® gracias a este negocio, ¡°pero ha sido en medio de la evidencia de que se iba la gente de El M¨¦dano; aqu¨ª se ha visto la crisis como en un micromundo, y yo resisto quiz¨¢ con la fuerza de los incas...¡± ?Y por qu¨¦ panadera? Uno de los trabajos que tuvo, en los vaivenes de la mala fortuna, fue en el departamento de panader¨ªa de un supermercado, ¡°y ah¨ª descubr¨ª el olor del pan, la nobleza de ese olor, y este fue mi primer negocio¡±. Cuando todo lo dem¨¢s (los bares, las cafeter¨ªas, sus diversas aventuras) se fueron a pique, ¡°decid¨ª no rendirme y me replegu¨¦ al primer negocio¡±. Y empez¨® de cero. ¡°Ahora, como dice mi pareja, soy una panadera, una empresaria del pan... Lo que pas¨® es que me emocion¨¦ demasiado con lo que me propon¨ªa la econom¨ªa¡±.
¡°Todo parec¨ªa perfecto¡±, dice Blancaliz, ¡°y en realidad todo era un espejismo. Espa?a se embeles¨® con el esplendor de la burbuja y de pronto nos hallamos en la miseria¡±. Y donde mejor se puede ver ese descenso a la realidad ¡°es aqu¨ª, en un pueblo peque?o que, casi de modo simb¨®lico, se empez¨® a vaciar... Y aqu¨ª me tienes, trabajando ahora dieciocho horas diarias para levantar este negocio que es mi lugar de resistencia¡±.
Ella dice que no se rinde; ¡°creo en mis sue?os y creo que lo voy a lograr... La verdad es que aqu¨ª nos embelesamos demasiado. En Espa?a se pas¨® de andar en burro a aceptar coches de lujo. Bajabas del avi¨®n y ya te ofrec¨ªan tarjetas de cr¨¦dito que no pod¨ªas pagar... Ahora quiz¨¢ vayamos a lo b¨¢sico, como yo regres¨¦ a la panader¨ªa: ahora se sabr¨¢ c¨®mo se consigue de veras el dinero: con trabajo, con esfuerzo, con sacrificio¡±. Cre¨ªamos que el esplendor iba a ser eterno, dice Blancaliz. ¡°Ahora he aprendido a ser m¨¢s cauta a la hora de tomar decisiones. Estar¨¦ aqu¨ª el tiempo que sea necesario, con mi pan y con mis sue?os, y s¨¦ que ser¨¦ abogada en Espa?a gracias a que soy panadera¡±.
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