Una escuela en crisis
Muchos expertos creen que el sistema no responde a la realidad del siglo XXI En medio de la lucha entre lo p¨²blico y lo privado surgen soluciones que miran al futuro y al pasado
Atrapada entre las luchas ideol¨®gicas y concepciones antag¨®nicas de qu¨¦ es y para qu¨¦ sirve, entre nost¨¢lgicos del pasado y osados buscadores de nuevas soluciones, aturdida en un mundo en continuo cambio, la escuela est¨¢ crisis. Lo est¨¢ en buena parte de los pa¨ªses desarrollados, que ven que algo no est¨¢ funcionando. Tambi¨¦n lo est¨¢ en Espa?a, donde adem¨¢s vive con el sobresalto de esa otra crisis, la econ¨®mica, que llega en forma de recortes presupuestarios a unas aulas que, a pesar de la mejor¨ªa, no dan los resultados que la sociedad reclama: casi el doble de j¨®venes que la media de la UE abandonan despu¨¦s de la ESO, y en las comparaciones internacionales no salen de la mitad baja de la tabla.
Dec¨ªa I?aki Gabilondo la semana pasada en su videoblog de EL PA?S que la educaci¨®n hab¨ªa entrado con fuerza en la campa?a electoral, con su poco de ¡°demagogia¡± y su poco de impostura. Y dec¨ªa que la clave ahora es saber si el PSOE va a radicalizar su postura en contra de la escuela concertada (privada subvencionada) y si el PP quiere avanzar en la pol¨ªtica de recortes ¡°hacia un reequilibrio privado-p¨²blico¡± a favor del primero. Aunque sugieren, poco aclaran los programas electorales de unos y otros sobre este debate que, en realidad, es el mismo que ha presidido cualquier discusi¨®n educativa desde hace tres d¨¦cadas y que nadie ha sabido resolver. Una discusi¨®n, adem¨¢s, enmara?ada por el factor religioso: la inmensa mayor¨ªa de la privada en Espa?a es cat¨®lica.
Espa?a es el pa¨ªs de Europa con menor porcentaje de centros p¨²blicos
Por un lado, est¨¢n los que, como el Colectivo Lorenzo Luzuriaga, defienden que la cohesi¨®n social, cultural y territorial solo la puede garantizar una escuela p¨²blica, plural y laica que no separe, como en el caso de la concertada cat¨®lica, por convicciones religiosas o por cualesquiera otras (por ejemplo, por medio del cobro de cuotas seudovoluntarias). Por otro, est¨¢n quienes apuestan por la libertad de elecci¨®n de centro (aludida en innumerables documentos del PP), con oferta distinta y adaptada a los gustos y objetivos de cada familia, a trav¨¦s, en gran medida, de escuelas privadas. Estas tienen quiz¨¢ m¨¢s margen para innovar, pero lo cierto es que la inmensa mayor¨ªa responde a un esquema muy cl¨¢sico. Adem¨¢s, Espa?a ya es el segundo pa¨ªs europeo con m¨¢s ense?anza privada (33%), solo por detr¨¢s de B¨¦lgica (54%). El siguiente es Francia, con un 15%.
Durante la negociaci¨®n del frustrado pacto de Estado que impuls¨® el Ministerio de Educaci¨®n, uno de los caballos de batalla del PP fue esa ¡°libertad de elecci¨®n¡±: quer¨ªan garantizar por ley que, si un colegio privado tiene suficiente demanda, reciba subvenci¨®n. Eso nunca apareci¨® en el texto y fue una de las razones por las que el PP se neg¨® a firmarlo, a pesar de las concesiones del Gobierno y de la necesidad se?alada por activa y por pasiva de estabilidad normativa y objetivos compartidos para que la escuela espa?ola d¨¦ el salto que le falta hacia la calidad.
En ese contexto, la concepci¨®n de m¨¢s mercado est¨¢ en el fondo de los miedos de los profesores y padres que se han levantado contra los recortes educativos. Rechazan el sesgo neoliberal de unas ideas que, consideran, acabar¨¢n haciendo de la escuela una m¨¢quina de perpetuar desigualdades sociales, pues la libertad de elecci¨®n por parte de los padres es en realidad la libertad de selecci¨®n de los colegios para acoger solo a los buenos alumnos y dejar a los m¨¢s dif¨ªciles para la p¨²blica.
En el otro rinc¨®n, est¨¢ la teor¨ªa de la separaci¨®n y la diferencia para dar a cada uno lo que quiere o aquello que es capaz de alcanzar: ¡°La izquierda ha considerado siempre que la escuela es un instrumento revolucionario para lograr el cambio social. Por eso se empecina en ese sistema igualitario que terminar¨¢ con las ¨¦lites intelectuales que todo pa¨ªs necesita y que condenar¨¢ a la mediocridad a varias generaciones de espa?oles¡±, escrib¨ªa en 2005 en un documento para FAES la viceconsejera de Educaci¨®n de la Comunidad de Madrid, Alicia Delibes.
Pero el debate se complica todav¨ªa m¨¢s, pues hay quien piensa ¡ªpor ejemplo, el prestigioso soci¨®logo franc¨¦s Fran?ois Dubet¡ª que el neoliberalismo no es m¨¢s que la soluci¨®n m¨¢s sencilla (para una parte de la poblaci¨®n, claro) a problemas no resueltos del sistema escolar.
La tasa de abandono de la ESO casi duplica la media de la UE
La educaci¨®n espa?ola por fin est¨¢ empezando a mostrar asomos de mejora (como se?ala el investigador Ram¨®n Flecha en el an¨¢lisis que acompa?a a este texto), y se ha logrado con mucha equidad. Analizando el informe PISA de la OCDE (que cada tres a?os eval¨²a en lectura, matem¨¢ticas y ciencias a los alumnos de 15 a?os de 65 pa¨ªses) algunos expertos como el soci¨®logo Rafael Feito insisten en que las escuelas espa?olas de contextos socioecon¨®micos m¨¢s dif¨ªciles lo hacen mejor que las de otros pa¨ªses, y fallan los alumnos de sectores acomodados, que, a pesar de que ya van a colegios sin ¡°malos alumnos¡±, no son tan buenos como los vecinos.
Pero a muchos padres no les sirven las grandes cifras. Como en aquel chiste que dice que si yo me como un pollo y t¨² ninguno, en la estad¨ªstica resulta que hemos comido medio cada uno, los padres siempre intentar¨¢n que su hijo sea el que coma. Por ah¨ª cala el discurso del s¨¢lvese quien pueda, en no pocas ocasiones, traspasando posturas ide¨®logicas.
¡°Me parece que el liberalismo no es la causa fundamental de las transformaciones de la escuela, sino que corre el riesgo de ser la respuesta a los problemas encontrados actualmente¡±, escribe Fran?ois Dubet. Cuando ya no consigue regularse el sistema en funci¨®n de la oferta (con unos objetivos y un medios claros), ¡°es tentador introducir una regulaci¨®n por la demanda¡±, es decir, dar a cada uno lo que pida y a lo que pueda acceder. El especialista desgranaba estas ideas en un trabajo de 2007 sobre la dificultad de los Gobiernos franceses para reformar el sistema educativo. Pero, para el soci¨®logo de la Complutense Mariano Fern¨¢ndez Enguita, el discurso vale sin duda para el caso espa?ol.
As¨ª, la explicaci¨®n que ha desarrollado multitud de expertos durante los ¨²ltimos a?os es m¨¢s o menos como sigue: la instituci¨®n escolar se cre¨® en los albores de la industrializaci¨®n para dar unos conocimientos que la familia no pod¨ªa ofrecer y para articular Estados nacionales. Durante muchos a?os, el modelo funcion¨®, mejor¨® y aument¨® su radio de acci¨®n a todas las capas sociales. Pero precisamente su ¨¦xito (la universalizaci¨®n) y, sobre todo, la p¨¦rdida del monopolio del saber con la democratizaci¨®n de la informaci¨®n puso en cuesti¨®n aquel modelo de escuela decimon¨®nica, compartimentada y monol¨ªtica.
Muchos pa¨ªses est¨¢n atascados ¡°en formas tradicionales¡±, dice un experto brit¨¢nico
As¨ª, el camino que se?alan es el de dar un giro a los contenidos, a las propias asignaturas (son demasiadas) y su organizaci¨®n estancada y separada, los horarios, al trabajo docente, reclaman que hay que fomentar el esp¨ªritu cr¨ªtico y la creatividad para convertir la informaci¨®n en conocimiento y en nuevas soluciones, en lugar de repetir y repetir...
Muchos padres ven que algo falla, dice el experto brit¨¢nico Richard Gerver, aunque no sepan identificar muy bien qu¨¦ es, as¨ª que cada vez m¨¢s familias se desvelan, se devanan los sesos y hacen todo tipo de pesquisas para elegir colegio. Y lo cierto es que, a pesar de las apariencias, las ofertas m¨¢s innovadoras est¨¢n muchas veces en centros p¨²blicos, pero dispersas y sujetas a las voluntades de profesores individuales, a merced de la pura casualidad.
¡°Creo que tenemos gente suficiente en la educaci¨®n que entiende los retos y cambios necesarios para crear el sistema que precisan nuestros hijos, pero se ven obstaculizados por la burocracia del d¨ªa a d¨ªa y por la intervenci¨®n pol¨ªtica. Necesitamos m¨¢s confianza en la profesi¨®n y m¨¢s compromiso con la investigaci¨®n y el desarrollo profesional¡±, contin¨²a Gerver. Y a?ade: ¡°En muchos pa¨ªses industrializados estamos atascados en las formas tradicionales de ense?anza, en las que solo se juzga a los alumnos por su capacidad para retener y repetir los conocimientos¡±.
¡°O la escuela se adapta y responde a las nuevas exigencias y posibilidades de la sociedad del conocimiento, en particular a las que plantean y abren las redes y los nuevos medios sociales, o se tambalear¨¢¡±, sostiene Fern¨¢ndez Enguita. ¡°La escuela que m¨¢s r¨¢pidamente crece en EE UU es el home schooling [los padres se encargan directamente de la educaci¨®n de sus hijos]¡±, contin¨²a.
Empezar a leer m¨¢s tarde o m¨¢s pronto, con o sin libros de texto, poniendo la m¨²sica y la educaci¨®n f¨ªsica en el centro del sistema... Todas esas opciones diferentes siempre han estado ah¨ª, llenando huecos marginales de la oferta educativa. Sin embargo, las evidencias del examen PISA ¡°no apoyan la idea de que las escuelas alternativas tengan sistem¨¢ticamente mejores resultados¡±, dice el director del informe PISA, Andreas Schleicher. ¡°Por lo tanto, no creo que la cuesti¨®n de Espa?a sea el n¨²mero de escuelas privadas, sino c¨®mo conseguir que todas las escuelas ¡ªp¨²blicas y privadas¡ª asuman el nivel de innovaci¨®n y de iniciativa de los mejores del mundo. Hacer eso requiere la reforma de los contenidos y de la evaluaci¨®n; nuevas estrategias para elegir al profesorado; el liderazgo en las escuelas y la integraci¨®n de las tecnolog¨ªas que permiten a los individuos crear, adaptar y compartir los contenidos¡±, explica Schleicher.
Desde el principio, el informe PISA, que arranc¨® en el a?o 2000, se ha centrado en la idea de medir no conocimientos sino competencias: lo que los alumnos son capaces de hacer con los conocimientos. Unas competencias que, aunque est¨¢n presentes en la Ley de Educaci¨®n de Espa?a (LOE) desde 2006, hay muchos profesores que no se las creen. De hecho, hay voces, que, como la del profesor de secundaria y autor del Panfleto antipedag¨®gico, Ricardo Moreno, consideran que el problema en realidad es el contrario, es decir, que en el camino de adaptar la escuela a ciertas corrientes (modas) pedag¨®gicas se han perdido los valores fundamentales y cl¨¢sicos de la escuela.
¡°Hemos de recuperar el valor ilustrado del conocimiento¡±, se?ala otro
El presidente del Consejo Escolar de Madrid y exsecretario general de Educaci¨®n con los Gobiernos del PP, Francisco L¨®pez Rup¨¦rez, s¨ª habla de competencias, pero siempre con mucho contenido. ¡°El debilitamiento de los contenidos que ha acompa?ado en nuestro pa¨ªs durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, la idea de democratizaci¨®n de la educaci¨®n, part¨ªa de un supuesto pedag¨®gico falso y es corresponsable de la situaci¨®n que padecemos. En una sociedad del conocimiento hemos de recuperar, desde la escuela, el valor ilustrado del conocimiento y sus virtudes anejas sin las cuales no pueden florecer, de un modo sistem¨¢tico, ni los descubrimientos cient¨ªficos ni las creaciones tecnol¨®gicas ni las innovaciones efectivas¡±.
Todos estos debates han ido calando en la sociedad en general, y en los padres, en particular, sediment¨¢ndose de maneras muy diversas que reflejan el verdadero problema pol¨ªtico: cuando varias personas reclaman una buena educaci¨®n para sus hijos pueden estar pidiendo cosas muy distintas. Se puede estar pidiendo esa vuelta al modelo tradicional, ya que el actual no tiene ¡°ning¨²n nivel de exigencia¡±. O que la escuela transmita a sus hijos los valores y actitudes de buenos ciudadanos. O que, m¨¢s que valores, permita una integraci¨®n exitosa de sus hijos en la sociedad.
La primera es una ¡°posici¨®n patriarcal¡± y la segunda, ¡°clientelar¡±, y la tercera, liberal, seg¨²n los soci¨®logos del colectivo IO? expresan en su trabajo Posiciones y expectativas de las familias en relaci¨®n al sistema educativo. El a?o pasado se sentaron a escuchar a varios grupos de padres y con los resultados, han llegado a esas etiquetas que no responden f¨¢cilmente a divisiones pol¨ªticas. Hay una cuarta postura, la instituyente, que habla de formar a ¡°profesionales felices¡± en funci¨®n de sus intereses, aunque no todos sepan ¡°hacer ra¨ªces cuadradas o redactar muy bien¡±.
En medio de ese batiburrillo, muchos expertos reclaman que la gu¨ªa de las pol¨ªticas educativas sean las evidencias cient¨ªficas sobre lo que funciona y lo que no. Sin embargo, para gobernar, el pol¨ªtico tiene que convencer antes al mayor abanico posible de ¡°posiciones¡± de los padres.
Ahora, por fin, hemos comenzado a mejorar
Hay muchos datos que demuestran que, hasta hace poco, los resultados educativos en Espa?a estaban empeorando y que recientemente han comenzado a mejorar. Por citar solo los m¨¢s referenciados en los medios (PISA), la evoluci¨®n en comprensi¨®n lectora ha sido: 493 (2000), 481 (2003), 461 (2006) y 481 (2009). Desde las evidencias de la comunidad cient¨ªfica internacional, est¨¢n perfectamente claras las causas de esa inversi¨®n de tendencia que abren una gran esperanza de mejorar todav¨ªa mucho m¨¢s en el pr¨®ximo futuro.
Hasta hace poco, la educaci¨®n se ha basado en Espa?a en las ocurrencias de determinados catedr¨¢ticos que eran casi siempre contrarias a las evidencias cient¨ªficas. Tomando una comparaci¨®n muy usada en Bruselas, el efecto ha sido parecido al que se producir¨ªa en los hospitales espa?oles si en lugar de aplicar los tratamientos demostrados como m¨¢s eficaces por la comunidad cient¨ªfica internacional, se aplicaran los ideados por individuos que est¨¢n totalmente al margen de esa comunidad. El discurso educativo ha estado dominado aqu¨ª por personas muy famosas en los medios de comunicaci¨®n nacionales y en los Gobiernos de todos los colores, pero a quienes nadie conoce m¨¢s all¨¢ de los Pirineos.
La exigencia internacional de evaluar y mejorar los resultados ha sido una de las claves de la inversi¨®n de tendencia. Ya no sirven disculpas (como que lo importante son los procesos y no los resultados) que antes impon¨ªan los negociantes de ocurrencias desde las c¨¢tedras, la prensa y los asesoramientos a los Gobiernos. La otra clave ha estado en la actual reforma meritocr¨¢tica de las universidades espa?olas que sustituye al anterior sistema feudal de selecci¨®n y promoci¨®n de su profesorado. Ahora ya tenemos trabajando en ellas a las personas doctoras en educaci¨®n por Harvard o Wisconsin que antes eran vetadas por los catedr¨¢ticos mediocres que eran famosos aqu¨ª.
La dimensi¨®n de esa mejora de resultados no va a depender fundamentalmente de qu¨¦ opci¨®n pol¨ªtica gobierne, sino del grado de intensidad en la sustituci¨®n de las ocurrencias que todav¨ªa quedan por las actuaciones de ¨¦xito. En otras palabras, va a depender de la rapidez con que la prensa y los Gobiernos vayan sustituyendo a los ocurrentes por las y los miembros de la comunidad cient¨ªfica internacional que ya tenemos en Espa?a.
Ram¨®n Flecha es catedr¨¢tico de la Universidad de Barcelona e investigador principal de Included, el ¨²nico proyecto del Programa Marco de Investigaci¨®n de la Comisi¨®n Europea sobre educaci¨®n escolar.
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