Presos de ETA
La banda afloja su control para que los reclusos puedan gestionar medidas favorables
Con independencia de los discursos justificatorios de su pasado, el mundo de ETA va dando pasos hacia el afianzamiento de la nueva situaci¨®n creada con el anuncio del final definitivo de la violencia. Lo ¨²ltimo ha sido el cambio de estrategia respecto a sus propios presos. Todav¨ªa a fines de septiembre, el colectivo mayoritario (y oficialista) de los reclusos consider¨® necesario eliminar de la Declaraci¨®n de Gernika, a la que se adher¨ªan, toda referencia a los procedimientos legales para plantear sus reivindicaciones carcelarias. Ahora han sido autorizados para seguir la v¨ªa legal, incluyendo la aceptaci¨®n del principio de que las peticiones deben ser individuales.
La banda se opon¨ªa a esto para diferenciar la actitud de sus fieles de la de los disidentes de la prisi¨®n de Nanclares, los cuales no solo respetaban los procedimientos para acceder a beneficios penitenciarios sino que se hab¨ªan pronunciado p¨²blicamente por el cese definitivo de la violencia. Pero ahora, la banda ha asumido esa situaci¨®n, por lo que no ten¨ªa sentido mantener esa diferenciaci¨®n, por m¨¢s que la presenten como decisi¨®n colectiva, para subrayar que no se trata de actitudes individualistas. Esto no cambia el significado del giro, que supone el reconocimiento impl¨ªcito de que eran los de Nanclares quienes ten¨ªan raz¨®n, pese a que la nueva izquierda abertzale de Otegi nunca se atrevi¨® a reconocerles como parte del ¡°colectivo de presos pol¨ªticos vascos¡±.
El tema de los encarcelados, unos 700, es uno de los que se encontrar¨¢ sobre la mesa el Gobierno que salga de las elecciones del domingo. Para abordarlo, lo m¨¢s urgente es evitar la precipitaci¨®n. Ha de plantearse desde el respeto de la ley, si bien teniendo en cuenta la nueva situaci¨®n: el endurecimiento de la legislaci¨®n penitenciaria, en 2003, ten¨ªa como objetivo principal reforzar el efecto disuasorio de la pena. Pero esa funci¨®n no tiene el mismo significado ahora que cuando ETA mataba, lo que podr¨¢ tenerse en cuenta en su aplicaci¨®n. Por ejemplo, respecto a la forma de acreditar la desvinculaci¨®n de la actividad terrorista que exige el C¨®digo Penal para acceder a beneficios penitenciarios.
Es posible que el alejamiento del terrorismo permita en su d¨ªa flexibilizar esa normativa. Entretanto, poco ayudan planteamientos como el de los etarras entrevistados en Gara, que ponen el tema de los presos en relaci¨®n con lo que llaman ¡°consecuencias del conflicto¡±, entre las que incluyen la ¡°desmilitarizaci¨®n¡±, entendida como salida de tierra vasca de los Ej¨¦rcitos y Fuerzas de Seguridad de Espa?a y Francia.
Delirio de grandeza que contrasta con se?ales que parecen avalar que el abandono de la violencia es una decisi¨®n en firme. Por ejemplo, la renuncia a acompa?ar sus planteamientos con la consabida amenaza de ¡°activar todos los frentes¡± en caso de que no se acceda a sus exigencias pol¨ªticas. Aunque sea con el argumento infame de que el terrorismo ¡°ya no es eficaz¡±, ahora dicen que si no se les hace caso insistir¨¢n en la misma v¨ªa, con nuevas iniciativas unilaterales. Es una diferencia sustancial.
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