¡°Am¨¦rica ser¨¢ ahora la salvaci¨®n del editor espa?ol¡±
El editor Juan Casamayor especializ¨® su sello en el cuento para hacer frente a la crisis
Hace seis a?os, cuando su hijo Fernando ten¨ªa tres, Juan Casamayor y su mujer, Encarnaci¨®n Molina, llevaban al ni?o al piso donde fundaron P¨¢ginas de Espuma. Ahora el chico tiene nueve a?os, ellos est¨¢n pensando en mudar el trabajo a otro lugar m¨¢s espacioso y, aunque la crisis aprieta al sector editorial, ¨¦l, Juan, cree que ¡°Am¨¦rica ser¨¢ la salvaci¨®n del editor espa?ol, hasta que aqu¨ª nos recuperemos¡±.
¡°Es curioso¡±, dice Casamayor. ?Qu¨¦ es curioso? ¡°Que hace a?os Carlos Barral dijera que Am¨¦rica era el cementerio de los editores espa?oles. ?Y resulta que ahora es un factor imprescindible de nuestra resurrecci¨®n!¡±.
La fe en Am¨¦rica no es la ¨²nica que expone Casamayor para afianzar ese optimismo que utiliza ¡°como pancarta contra la crisis¡±. Tiene la certeza de que ¡°el paradigma est¨¢ cambiando y ya no podemos ser editores como lo fuimos, y no solo porque venga Internet con m¨¢s o menos fuerza a nuestras vidas¡±.
?Y qu¨¦ deben hacer ¨¦l y sus colegas? Primero, ¡°utilizar la Red para vender mejor nuestros libros, para divulgar a los autores, para reunirlos con m¨¢s gente¡±. Cuando empez¨® la crisis, ¡°hubo quienes creyeron que la gente se quedar¨ªa en casa leyendo. Eso no iba a ser as¨ª, eso no fue as¨ª¡±. Desde los inicios de la crisis ¡°se dieron s¨ªntomas de que esta dejar¨ªa maltrecha la red de librer¨ªas, que es lo que m¨¢s nos debe preocupar. Pues, sin librer¨ªas, se hundir¨ªa de veras el negocio¡±.
Pero no hay que arredrarse, ¡°hay recursos para seguir adelante. La crisis es real, tiene su ra¨ªz econ¨®mica, es cierto que nunca sufrieron tantos por las culpas de unos pocos. Ojal¨¢ esto fuera culpa de un partido pol¨ªtico, o de un Gobierno, porque tendr¨ªamos a quien se?alar directamente... Pero yo soy un tipo optimista, si no de qu¨¦ iba a ser un editor independiente¡±. ?C¨®mo ha resistido? ¡°Porque desde finales de los noventa nos especializamos, hallamos que el cuento en espa?ol ten¨ªa porvenir y mercado, y nos colamos con esa especializaci¨®n tan quir¨²rgica, de modo que conectamos con muchos j¨®venes que quer¨ªan el cuento, y nos juntamos con veteranos que lo practicaban y ten¨ªan pocos lugares donde publicarlos¡±.
Eso le abri¨® las puertas de Am¨¦rica, donde ve ahora la salida espa?ola de la crisis. ¡°Andr¨¦s Neumann dice que el humor es la conciencia del dolor. Con humor estamos abordando la crisis. Se trata de decirle a la crisis: ¡®si t¨² vienes a hundirme te voy a plantar cara...¡±. Pero, ?c¨®mo? ¡°Recortando tiradas, vigilando la elecci¨®n de t¨ªtulos, fortaleciendo la pol¨ªtica de fondo del cat¨¢logo, buscando alternativas, como la creaci¨®n del premio que hemos hecho con Ribera de Duero...¡±.
?Y no le muerde el libro digital? ¡°Ah¨ª est¨¢. No nos asusta, no tiene por qu¨¦ asustar. Debo confesar que el 25% de nuestra producci¨®n se puede vender en Internet, pero hasta ahora el efecto de ese comercio es infinitesimal en las ventas¡±. ?Qu¨¦ produce esa evidencia? ¡°Que tenemos todas las expectativas para el futuro y todas las reservas para el presente... Estamos esperando algo que viene muy lentamente, pero nos debe hallar trabajando en los dos frentes. Ah¨ª estamos, con los libreros, con los autores, con los distribuidores. Si bajamos la guardia nos hunde el pesimismo. Y ah¨ª estamos, ahora con la luz encendida en Am¨¦rica. Gracias a eso, entre otras cosas, estoy seguro de que seguiremos pudi¨¦ndole dar de comer a Fernando¡±.
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