El Supremo da la raz¨®n a la periodista Elisa Beni frente a un abogado del 11-M

La Sala Primera del Tribunal Supremo ha exonerado definitivamente a la periodista Elisa Beni de la demanda de protecci¨®n del derecho al honor formulada contra ella por el abogado del 11-M Jos¨¦ Luis Abascal por las afirmaciones de Beni en su libro La soledad del juzgador.

Jos¨¦ Luis Abascal, letrado interviniente en el juicio del 11-M, adujo un tratamiento desconsiderado hacia su labor profesional, en particular, en la narraci¨®n del incidente procesal referido al intento de exhibir al acusado Mouhannad Almallah una foto de un temporizador similar a los usados por la banda terrorista ETA.

Seg¨²n el demandante, la autora emple¨® t¨¦rminos como ¡°la a?agaza de Abascal¡± o ¡°la trampa de Abascal¡±, que le mostraban ante la opini¨®n p¨²blica como un mentiroso y un tramposo completo que intentaba enga?ar al tribunal, a la opini¨®n p¨²blica y hasta a sus propios defendidos, cuando lo ¨²nico que hizo fue adjuntar esa fotograf¨ªa en su escrito de defensa para as¨ª destacar las coincidencias con el temporizador encontrado en la entrada y registro efectuado en el local sito en Virgen del Coro n.? 11 de Madrid. El supuesto temporizador incautado en el registro result¨® ser en realidad un programador de lavadora.

El juzgado estim¨® la demanda de Abascal y conden¨® a Beni a abonarle 3.000 euros, pero la Audiencia estim¨® el recurso de apelaci¨®n y rechaz¨® la demanda. Seg¨²n la Audiencia, las expresiones utilizadas en el libro para definir la actuaci¨®n profesional del abogado se enmarcaban dentro de la libertad de expresi¨®n. Ahora el Supremo ha confirmado este pronunciamiento.

La sentencia del Supremo, de la que es ponente el presidente de la Sala Civil, Juan Antonio Xiol R¨ªos, afirma que, pese a existir un error en la identificaci¨®n del letrado, se trat¨® de una inexactitud sin connotaci¨®n peyorativa alguna, y, las expresiones empleadas para referirse cr¨ªticamente a su labor tampoco tuvieron car¨¢cter ofensivo, al ser su finalidad ¡°poner de manifiesto la sagacidad y astucia¡± del profesional.

El Supremo valora que las expresiones empleadas ¡°a?agaza¡±, ¡°trampa¡± o ¡°estratagema¡±, por m¨¢s que puedan tildarse de inadecuadas, carecen de entidad suficiente para ser calificadas jur¨ªdicamente de ofensivas, insultantes o desproporcionadas para el fin cr¨ªtico que se buscaba expresar por la autora.

En suma, las circunstancias del relato revelan que se trat¨® de la reconstrucci¨®n de un conjunto de hechos contempor¨¢neos de gran inter¨¦s desde el punto de vista jur¨ªdico, pol¨ªtico y social, por la repercusi¨®n y trascendencia del juicio.

El programador de lavadora que hicieron pasar por temporizador

Durante el juicio por los atentados del 11-M, Jos¨¦ Luis Abascal Escudero, el abogado defensor de Jamal Zougam y Basel Ghalyoun, elabor¨® un escrito de defensa de sus clientes basado en informaciones que resultaron falsas. Las informaciones hab¨ªan sido aireadas en junio de 2006 por el diario El Mundo y apuntaban que en el registro de la "vivienda-patera" de la calle de la Virgen del Coro (Madrid), utilizada por algunos de los miembros de la estructura que supuestamente perpetr¨® el atentado de los trenes, se hall¨® un temporizador similar a los utilizados por ETA.

La conexi¨®n etarra result¨® un fiasco cuando se aclar¨® el error. El temporizador que el abogado defensor present¨® en su escrito, a trav¨¦s de una fotograf¨ªa, correspond¨ªa a los usados por ETA, marcado con una pegatina que supuestamente significaba "segurtasen temporadizorea". El escrito dec¨ªa que el hallazgo conduc¨ªa sin g¨¦nero de dudas a la banda vasca, que, alegaba, suele marcar sus temporizadores con las siglas ST. Era cierto en parte: unos son ST, otros SU y otros tienen otras pegatinas con otras letras.

El hallado en la calle de la Virgen del Coro, era, efectivamente, un ST, pero ten¨ªa otros apellidos: STA MEC 24H INT/60. Se trataba de un programador para lavadoras, de la marca Remle, que estaba en un cuartucho lleno de chatarra procedente de reparaciones de electrodom¨¦sticos. ?sa es la profesi¨®n, la de reparador de cacharros, de Mohanad Almallah Dabas, el que realquilaba las habitaciones de ese local por encargo de su hermano Moutaz, preso en Londres.