Las banderas de la maternidad y del esfuerzo escolar
Ley del aborto y educaci¨®n, terrenos de batalla de fuerte contenido ideol¨®gico
Para quienes esperaban un Gobierno centrado en lo econ¨®mico y que pasara de puntillas por los asuntos ideol¨®gicamente m¨¢s conflictivos, el desmentido no pod¨ªa ser m¨¢s rotundo. En sus primeros 100 d¨ªas tras ocupar La Moncloa, el nuevo Ejecutivo puso sobre la mesa cuestiones de alto voltaje en lo social, banderas de las que refuerzan las se?as de identidad partidarias. El primer debate es el de la ley del aborto, que el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, ha convertido en una cuesti¨®n de defensa de la maternidad. El segundo es una reforma educativa que aspira a inculcar la cultura del esfuerzo, lo que implica elevar la exigencia para pasar curso y dar m¨¢s margen a la segregaci¨®n de mejores y peores alumnos, para que los segundos dejen de frenar el avance de los primeros.
Esta reforma ¡ªque tendr¨¢ que aplicarse entre recortes presupuestarios y protestas del mundo educativo¡ª incluir¨¢ una separaci¨®n m¨¢s temprana entre el bachillerato y la formaci¨®n profesional y un nuevo sistema de becas ¡ªse entiende que m¨¢s restrictivo¡ª vinculado a las notas. El primer gesto al conservadurismo del ministro del ramo, Jos¨¦ Ignacio Wert, ha sido acabar con Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, tachada de ¡°adoctrinamiento¡±.
En estos 100 d¨ªas, Gallard¨®n y Wert han acaparado los focos en contraste con el que ser¨ªa el ministerio de lo social, el de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que ocupa Ana Mato con un perfil p¨²blico m¨¢s discreto. En este departamento los principales problemas son econ¨®micos: la asfixia del sistema de salud (y de dependencia) que gestionan las autonom¨ªas. En la agenda de Mato est¨¢ dar cobertura a los ahorros en marcha ¡ªcon cierre de plantas y quir¨®fanos, aumento de listas de espera y reducci¨®n de servicios¡ª y a los que est¨¢n por venir ¡ªtasa por receta en Catalu?a, aumento del copago farmac¨¦utico¡ª. Una nueva ley de servicios b¨¢sicos aspira a garantizar igual atenci¨®n sanitaria en todo el territorio, la duda es si igualando a la baja.
Ten¨ªa valor simb¨®lico para el PP que la reforma del aborto no fuera competencia de Sanidad sino de Justicia. Desde su punto de vista, no hablamos de una prestaci¨®n sanitaria, sino de los derechos del nasciturus. Gallard¨®n ha retomado los argumentos que su padre, fundador de AP, llev¨® al Constitucional en 1985, sin esperar la sentencia del mismo tribunal sobre la ley de 2010. No espera porque tiene claras dos cosas: acabar con la posibilidad de que las menores aborten sin permiso de sus padres (eso solo cambiar¨ªa un art¨ªculo) y reforzar la protecci¨®n de la vida prenatal, lo que sugiere el fin del modelo de plazos, que permite abortar sin dar una justificaci¨®n hasta la semana 14 de gestaci¨®n. Volver al sistema de supuestos de 1985 (violaci¨®n, malformaci¨®n, riesgo para la mujer) cambia la concepci¨®n del asunto: del aborto como derecho se pasar¨ªa al aborto bajo tutela m¨¦dica.
En este debate, Gallard¨®n abri¨® una nueva pol¨¦mica al denunciar una ¡°violencia estructural¡± contra la mujer que fuerza a abortar. Los expertos han replicado que esa supuesta presi¨®n no tiene que ver con la ley del aborto, sino con la legislaci¨®n laboral, que se ha reformado pero no precisamente en el sentido de dar m¨¢s garant¨ªas de las potenciales madres. Para Mato queda otra decisi¨®n que ser¨¢ controvertida: volver a exigir receta para la p¨ªldora poscoital, como piden quienes la creen abortiva. Las sociedades m¨¦dicas avalan que es segura, es eficaz y no se abusa de ella, pero la ministra ha pedido m¨¢s informes porque el que ya tiene no le parece ¡°concluyente¡±.
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