Es tarde en Vallecas
Hace a?os el bulevar de Puente Vallecas era el eje de la identidad de un distrito, ahora es un espacio donde se dan cita las bandas latinas, el paro, la droga y el desarraigo. All¨ª asesinaron hace dos semanas a un menor. Este es el retrato de un barrio en crisis y en lucha por su futuro
Hace no mucho tiempo, el bulevar de Puente de Vallecas, en Madrid, era el punto de encuentro de sus habitantes, da igual que estos escribieran Vallecas con c o con k. All¨ª tocaba la banda municipal por las ma?anas, se organizaban actividades culturales y los abuelos paseaban por la alameda arrastrando el carro de la compra. Tambi¨¦n se iba a pillar droga, pero los que eran ni?os en los setenta lo recuerdan solo como un lugar donde correr, tomarse un helado o beber sangr¨ªa en las fiestas del barrio. El bulevar ¡ªes raro encontrar a un aborigen del lugar que no lo mencione¡ª ayud¨® a crear la identidad de un distrito en el que nadie era de all¨ª.
Los moradores de ahora tampoco son de all¨ª. En el centro del bulevar, en la calle de Pe?a Gorbea, grupos de latinoamericanos pasan las tardes jugando al domin¨® o simplemente charlando en el respaldo de un banco. En uno los extremos de la alameda, quedan unos cuantos yonkis que sobrevivieron a los a?os duros de la droga; en el otro, un grupo de gente sin empleo trata de ahogar los males en cerveza. De vez en cuando pasan coches con la m¨²sica a toda pastilla. Veh¨ªculos de la polic¨ªa recorren frecuentemente la zona para dar sensaci¨®n de seguridad. Hay peque?os hurtos, gente que roba por encargo lonchas de jam¨®n o mortadela y las vende a alg¨²n jubilado al que la pensi¨®n no le da para llegar a fin de mes. Tambi¨¦n alguna pelea. Pero, en general, no pasa nada demasiado grave. Simplemente, gente que est¨¢ all¨ª porque no tiene nada mejor que hacer.
Es as¨ª todos los d¨ªas. Pero a veces ocurren cosas que sacan a relucir el malestar de unos y otros por el deterioro del barrio. Hace tres semanas, fue un homicidio. Un grupo de j¨®venes dominicanos apareci¨® en la Plaza de Puerto Rubio, junto al bulevar, a¨²n no se sabe muy bien con qu¨¦ intenciones. La tomaron con Jorge Luis Costas Navarro, un chico de 16 a?os, nacido en Espa?a y de padres dominicanos, que se hac¨ªa llamar Smith Chail Brown. Primero le pegaron y luego le dispararon con una pistola de fuego trucada de la que salieron dos tiros que le entraron por el costado y le salieron por el cuello. Malherido, Smith trat¨® de alcanzar el bulevar. Cay¨® en la esquina de la calle de Pe?a Arriba, junto a una empresa de env¨ªo de dinero. Seg¨²n un testigo, el chico tard¨® en morir unos minutos. ¡°Fue horrible. A m¨ª se me hizo muy largo hasta que lleg¨® la ambulancia¡±, explica.
La polic¨ªa investiga si los que mataron a Smith pertenecen a la banda latina 'Dominican Don't Play'
La polic¨ªa investiga desde entonces si los que mataron a Smith pertenecen a la banda de los Dominican Don't Play, una de las pandillas latinas que la polic¨ªa consideraba ¡°en la sombra¡± y que en los ¨²ltimos a?os empieza a ser la protagonista de muchos de los enfrentamientos con grupos como los Trinitarios. A los pocos minutos del homicidio, los agentes ya hab¨ªan detenido a 10 j¨®venes, todos menores de 18 a?os, tres de ellos con menos de 14 y por lo tanto inimputables.
Es dif¨ªcil conseguir que los amigos de Smith hablen en la calle sobre la muerte de su amigo. Tienen miedo y saben que algunas cosas no deben ser contadas a la luz del d¨ªa a gente que no conoces de nada. Algunos solo lo hacen a trav¨¦s de las redes sociales. Le recuerdan como un chico pac¨ªfico y alegre al que le gustaba bailar y estar con los amigos en la plaza. Dicen saber ya qui¨¦n fue el que dispar¨® y aseguran que desde su muerte las cosas est¨¢n en calma porque se est¨¢ preparando la venganza. La versi¨®n m¨¢s extendida entre los chicos es que los Dominican fueron a buscar a la plaza a los Trinitarios, otra banda rival, tambi¨¦n de origen dominicano. En su lugar encontraron a Smith solo. Quisieron dejar claro que ellos son los nuevos amos de Vallecas.
Expertos en bandas afirman que la mayor¨ªa de los Dominican viv¨ªan antes en Tetu¨¢n. La b¨²squeda de viviendas m¨¢s baratas llev¨® a sus familias a Puente de Vallecas, uno de los barrios m¨¢s baratos, junto con Villaverde. Y ah¨ª surgi¨® un conflicto basado en la ocupaci¨®n del espacio.
Ni rastro estos d¨ªas de las bandas. Sobre las diez de la noche, una pareja de agentes municipales pasea por la plaza donde dispararon a Smith, pr¨¢cticamente desierta. Un grupo de amigos saca a pasear a una bull terrier blanca llamada Lola. El animal agarra con fuerza un juguete de goma y reta a sus due?os para que traten de quit¨¢rselo. ¡°Este barrio ya no es lo que era¡±, dice una de las integrantes del grupo, sentada en un banco. ¡°La gente est¨¢ harta. Esos chicos son violentos. Hace un a?o le cortaron el brazo a uno. Y ahora esto. A m¨ª siempre me ha gustado mi barrio pero ahora estoy pensando en irme. Mucha gente lo ha hecho¡±.
En el barrio siempre se han producido enfrentamientos entre pandillas juveniles, dice una experta en Vallecas
En el bulevar, dos chicos dominicanos pasan el rato comentando lo que ven. ¡°Aqu¨ª ¨²ltimamente viene gente muy rara que yo no hab¨ªa visto antes¡±, observa el mayor, un joven en paro que pasa la mayor parte del tiempo en la plaza o sac¨¢ndose el carn¨¦ de conducir. ¡°Desde que pas¨® lo de Smith no vienen los t¨ªos de las bandas¡±, asegura. El otro, un chico de 16 a?os con parte del pelo decolorado con agua oxigenada saluda a una chica peruana que pasa con una maleta y le lanza un ir¨®nico ¡°Vete pa tu pa¨ªs¡±. La chica y los dos j¨®venes sonr¨ªen. Los dos chicos prosiguen haciendo comentarios de la gente de la plaza, de qu¨¦ mujeres son m¨¢s bonitas y cu¨¢les tienen m¨¢s curvas. ¡°Me gusta Espa?a y s¨ª, claro que me siento integrado. Pero la cosa est¨¢ muy mal, y peor que se va a poner¡±, afirma el mayor refiri¨¦ndose a la falta de trabajo.
Una de las personas que quiz¨¢s m¨¢s sepa sobre Vallecas es Matilde Fern¨¢ndez Montes. La investigadora del Centro de Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CESIC es autora de varias publicaciones sobre el distrito. En el art¨ªculo Vallecas, identidades compartidas, identidades enfrentadas, (Revista de Dialectolog¨ªa, 2007), Fern¨¢ndez relativiza los an¨¢lisis que suelen hacerse sobre la agresividad de las bandas latinas y la apropiaci¨®n del espacio p¨²blico para recordar que la historia vallecana est¨¢ llena de enfrentamientos entre pandillas juveniles como Los escorpiones o Las focas con otros barrios de la capital en los ochenta o las disputas entre distintos grupos de emigrantes nacionales devotos de distintas V¨ªrgenes.
¡°Las bandas parten de esa b¨²squeda de la identidad¡±, comenta Fern¨¢ndez. ¡°Cuando te machacan mucho es cuando surge una identidad m¨¢s fuerte. Muchas veces lo hacen tras fracasar en el intento de integraci¨®n. El espacio p¨²blico se lo apropian unos y otros. Cuando eso ocurre, cada grupo est¨¢ excluyendo al resto. La gente necesita agruparse¡±.
Polic¨ªa, educadores sociales y asociaciones que trabajan con menores coinciden en explicar el fen¨®meno de las bandas como una familia que protege a los chicos que se sienten poco integrados o diferentes. ¡°Son chavales normales y corrientes, unos cr¨ªos que se meten en unas din¨¢micas de violencia impuestas por la pandilla¡±, se?ala una fuente policial, que reconoce la dificultad de conseguir la confianza de los chavales. ¡°Nosotros hacemos cirug¨ªa social, pero realmente donde est¨¢n los problemas es en las medicinas y los m¨¦dicos de cabecera¡±.
En los inmigrantes de segunda generaci¨®n parece estar ahora el mayor el problema. ¡°No son de ning¨²n sitio. Ni dominicanos ni espa?oles¡±, explica Antonio Llorente, de la Asociaci¨®n La Rueca. ¡°Se les ha tra¨ªdo obligados, se les ha separado de la abuela, hasta que se adaptan aqu¨ª pasa tiempo. Ahora, con la crisis, se les dicen que vuelvan. Todo eso es carne de ca?¨®n para las bandas¡±.
En cualquier caso, las pandillas no son un fen¨®meno exclusivo de Puente de Vallecas y se extienden por los distritos m¨¢s pobres de la capital como Villaverde, Ciudad Lineal o Carabanchel. ¡°En estos barrios, los j¨®venes inmigrantes quedan bloqueados en una especie de limbo que comienza con el abandono escolar y comprende las vivencias de los j¨®venes en la calle y su paso por los centros educativos de reinserci¨®n¡±, explica Cecilia Eseverri en la tesis J¨®venes en tierra de nadie (2011).
Educadores y mediadores se?alan que los recortes pueden crear problemas de delincuencia a la larga
¡°?Qu¨¦ esperabais? Esto es Vallecas¡±, espetaba a una c¨¢mara de televisi¨®n un vecino del distrito cuando se le preguntaba por la muerte de Smith. La frase ha calado estos d¨ªas entre los que llevan a?os luchando por mejorar el barrio. Aunque les duele, nadie trata de suavizar la situaci¨®n de un distrito que compite con Villaverde por las peores cifras. ¡°Somos el distrito con m¨¢s j¨®venes desempleados, un 47%. La falta de oportunidades laborales nos est¨¢ colocando en una situaci¨®n de vulnerabilidad¡±, explica Jorge Madrigal, vocal de Izquierda Unida-Los Verdes en la Junta Municipal de Distrito. Mientras camina, Madrigal muestra el deterioro del barrio. Aqu¨ª unas alcantarillas que no se limpian, por all¨ª una cancha de f¨²tbol en la que crecen los matojos, m¨¢s all¨¢ un solar en el que iba a haber unas casas ecol¨®gicas de las que nada se sabe.
Entramos en el Tri¨¢ngulo del Agua. ¡°Territorio Comanche¡±, suelen decir qui¨¦nes trabajan con los menores de la zona, en el barrio de Palomeras. Se llama as¨ª porque forma un tri¨¢ngulo entre las calles de Arroyo del Olivar, Pedro Laborde y la avenida de Buenos Aires y porque casi todas sus calles y plazas tienen nombre de r¨ªo o de lago. La mayor¨ªa de sus pobladores son antiguas familias chabolistas realojadas en edificios de ladrillo visto. Apenas se ve un alma en la calle. De vez en cuando un coche derrapando ¡ªlos robos de veh¨ªculos son frecuentes¡ª. No hay tiendas, no hay servicios; una escuela infantil y los locales de las asociaciones de vecinos son casi las ¨²nicas puertas a las que se puede llamar. Los patios de las casas est¨¢n hechos polvo: agujeros en el techo, plantas destrozadas, ventanas y cristales rotos. Todo el mundo sabe qu¨¦ bot¨®n tocar para conseguir unos gramos de farlopa inmediatamente. Todo el mundo sabe qu¨¦ garajes abandonados se han convertido en negocios de desguace de coches robados. Todo el mundo dice que no es probable que por all¨ª aparezcan los coches de la polic¨ªa.
En uno de esos patios, un joven se empieza a poner nervioso cuando se le saca una fotograf¨ªa de su perro. ¡°Y si te meto yo a ti una guant¨¢. Hab¨¦is venido a chivaros de que tengo un pitbull, ?verdad?¡±, dice el joven, en edad escolar.
No hay una ¨²nica respuesta que explique por qu¨¦ se ven tantos pitbulls en Puente de Vallecas. Algunos dicen que es por seguridad, otros aluden a un cierto matonismo instalado desde hace a?os en las ¨¢reas m¨¢s conflictivas del distrito y otros se?alan que es simplemente una moda pasajera. Los datos del Colegio de Veterinarios de Madrid aseguran que existen unos 470 perros de esta raza en el distrito, una cifra que est¨¢ a mucha distancia de otros barrios y que, una vez m¨¢s, solo es comparable con el distrito de Villaverde.
A pocos metros de la casa donde el joven utiliza a su pitbull como amenaza, se encuentra la Asociaci¨®n Barr¨®. All¨ª, un trabajador social, Rafael Moyano, explica c¨®mo la crisis ha dado al traste con algunos programas que trataban de paliar el absentismo escolar. ¡°En Puente Vallecas tenemos unos 1.000 expedientes de absentismo. A nosotros ven¨ªan chavales con problemas que no van al colegio. Son conflictivos, no aceptan el sistema, acumulan expulsiones as¨ª que los tra¨ªamos con nosotros y les d¨¢bamos un programa m¨¢s espec¨ªfico, m¨¢s flexible. Ahora no tenemos recuros para eso. Los chavales han vuelto a sus casas o a la calle. Y ah¨ª es muy f¨¢cil caer en la tentaci¨®n de hacer dinero f¨¢cil con la droga¡±.
Para ilustrar los problemas de quedarse fuera del calor de las asociaciones o simplemente sin nada que hacer, Moyano cuenta un curioso caso. La historia podr¨ªa titularse Las perversiones del sistema y cuenta c¨®mo una chica que cumpli¨® los 15 a?os trat¨® de conseguir plaza en un taller de cocina que impart¨ªa la Comunidad de Madrid. La Asociaci¨®n Barr¨® solicit¨® una plaza para la joven pero esta le fue denegada porque el curso estaba destinado a chicos con medidas judiciales. Moyano y otros trabajadores suplicaron a las administraciones pero no hubo forma de que se aceptase a la chica. A los pocos meses, la joven estuvo implicada en un atraco. Acab¨® en un centro de menores. Tras pasar all¨ª una temporada, volvi¨® a solicitar la asistencia al mismo curso. Esta vez s¨ª cumpl¨ªa los requisitos. Obtuvo la plaza y realiz¨® el curso. Moyano dice que nunca m¨¢s ha vuelto a la calle. ¡°Las cosas salieron finalmente bien, Pero en fin, perdimos un a?o. Es lo que yo llamo un rid¨ªculo administrativo¡±.
"Me gusta Espa?a y me siento integrado, pero la 'cosa' est¨¢ muy mal", reflexiona un vecino en relaci¨®n al barrio
La sensaci¨®n que tienen muchos educadores y mediadores es que la crisis les ha pillado cuando estaban empezando a dar con la tecla. ¡°No est¨¢bamos cambiando el distrito pero s¨ª comenz¨¢bamos a tener resultados. La gente estaba acudiendo a los centros a decirnos los problemas que ten¨ªan y eso es un avance incre¨ªble porque ganarse su confianza es muy dif¨ªcil¡±, concluye Moyano. Todos se?alan que los recortes pueden crear m¨¢s problemas de delincuencia en los pr¨®ximos a?os. Algunos aseguran que los delitos est¨¢n aumentando ya. La Jefatura Superior de Polic¨ªa no facilita estad¨ªsticas por distritos. Fuentes de la comisar¨ªa de Puente Vallecas aseguran que ha habido un repunte en los peque?os hurtos y que el aumento de los delitos es general en Madrid. ¡°Hay robos con intimidaci¨®n, tirones de cadenas, joyas... Pero tratamos de concentrarnos en desmantelar puntos de venta de droga, Aqu¨ª pasan muchas cosas. Desde luego, Puente de Vallecas es un lugar para aprender a ser polic¨ªa¡±, asegura la misma fuente.
Puente de Vallecas es definido por muchos como un barrio al l¨ªmite donde las familias, ya sean latinas, africanas, gitanas o payas est¨¢n al borde de acabar en el desahucio. ¡°Pero aqu¨ª nadie pasa hambre¡±, comenta una antigua educadora de menores que lleva diez a?os trabajando en el barrio en varios programas sociales. ¡°La red vecinal es incre¨ªble. Aqu¨ª la gente se ayuda. Como en los pueblos. Si tienes que dejar a los ni?os con alguien, puedes hacerlo, si te falta para llegar, alguien te va a ayudar. Empec¨¦ hace diez a?os. Te acabas quedando porque las cosas salen bien. Muchos de los chavales conflictivos que yo ten¨ªa hace a?os son ahora monitores y ayudan a otros. Vallecas engancha¡±.
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