Tras la estela de Bildu
La sentencia del Constitucional a favor de la formaci¨®n hace un a?o, tambi¨¦n por seis votos a cinco, apuntaba ya la tendencia para resolver el futuro de Sortu
La vieja Batasuna, que durante m¨¢s de tres d¨¦cadas ampar¨® la actividad criminal de ETA con su silencio y su colaboraci¨®n, opt¨® en 2010 por rechazar el terrorismo como instrumento de acci¨®n pol¨ªtica y fundar otro partido, Sortu, en cuyos estatutos figurase este principio. Su intenci¨®n era volver a las instituciones, de las que hab¨ªa sido expulsada como consecuencia de la Ley de Partidos Pol¨ªticos aprobada en 2002 contra las formaciones vinculadas a organizaciones terroristas.
¡°El nuevo proyecto pol¨ªtico y organizativo de la izquierda abertzale supone la ruptura con los modelos organizativos y formas de funcionamiento de los que se ha dotado ese espacio social y pol¨ªtico en el pasado y, por tanto, con los v¨ªnculos de dependencia a que aquellos daban lugar. Se trata con ello de impedir su instrumentalizaci¨®n por organizaciones que practiquen la violencia, o por partidos pol¨ªticos que fueron ilegalizados y disueltos por raz¨®n de su connivencia con ella¡±, se?alaban los estatutos de Sortu. Y por si no hab¨ªa quedado clara su desvinculaci¨®n de ETA y Batasuna, apostillaba: ¡°Mostramos nuestra voluntad y deseo de contribuir con el resto de agentes pol¨ªticos, sociales y sindicales a la definitiva y total desaparici¨®n de cualquier clase de violencia, en particular de la organizaci¨®n ETA (¡) En definitiva, el compromiso del partido pol¨ªtico con las v¨ªas exclusivamente pol¨ªticas y democr¨¢ticas es firme e inequ¨ªvoco, no sujeto a variables t¨¢cticas¡±.
Nueve de los 16 magistrados de la sala especial del 61 del Supremo entendieron que los estatutos solo representaban un ¡°alejamiento t¨¢ctico de la violencia¡± y el rechazo al terrorismo era solo ¡°cosm¨¦tico, ret¨®rico e instrumental¡± para presentarse a las elecciones. Otros siete magistrados discreparon: ¡°Solo cabe ilegalizar a un partido sobre la base de sus actividades o conductas y, por tanto, cuando estas se hayan producido, no cabe la ilegalizaci¨®n preventiva¡±.
Con Sortu ilegalizado por nueve votos a siete en el Supremo, el Constitucional se enfrent¨® al recurso con un antecedente en sus archivos que permit¨ªa intuir el fallo final.
En 2011, el Constitucional legaliz¨® por seis a cinco a Bildu, la coalici¨®n integrada por la izquierda abertzale, Eusko Alkartasuna y Alternatiba. Su sentencia contradec¨ªa al Supremo que consider¨® a Bildu una continuidad de Batasuna.
En el caso Sortu se repite el esquema con los mismos magistrados a favor de la legalizaci¨®n (seis, del sector progresista) y en contra (cinco, cuatro conservadores y el progresista Manuel Arag¨®n Reyes). La decisi¨®n del Constitucional es trascendente para la historia de Espa?a porque vuelve a meter dentro de la ley a la vieja Batasuna, aunque en este caso, a diferencia de lo que ocurr¨ªa hasta 2010, el partido que representa a la izquierda radical independentista vasca rechaza en sus estatutos la violencia terrorista de ETA, a la que apoy¨® durante m¨¢s de 30 a?os.
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