Estado de excepci¨®n parlamentario
La tarea m¨¢s importante del portavoz del PP en el Congreso es evitar la comparecencia del presidente del Gobierno
Espa?a no ha sido intervenida. La pasada legislatura termin¨® unos meses antes de lo que hubiera sido su fin natural, pero termin¨® como deb¨ªa terminar: con la celebraci¨®n de unas elecciones generales, que dieron paso a una nueva mayor¨ªa, que ha constituido Gobierno. Hemos conseguido evitar que de una manera subrepticia se nos impusiera un Gobierno no elegido, con cobertura parlamentaria ¨²nicamente a posteriori, como ocurri¨® en Italia. La crisis tuvo un impacto m¨¢s que notable en t¨¦rminos econ¨®micos, pero el sistema pol¨ªtico aguant¨® razonablemente bien. Con la excepci¨®n del Tribunal Constitucional, cuya renovaci¨®n debi¨® producirse y no se produjo, las dem¨¢s instituciones del Estado cumplieron hasta el final de la legislatura las funciones que tienen encomendadas sin desviaciones significativas respecto de lo que la Constituci¨®n establece. No se plante¨® ning¨²n problema en la Jefatura del Estado. Las Cortes Generales se vieron afectadas en el ejercicio de la potestad legislativa por un mayor recurso al decreto ley a partir de mayo de 2010, pero no se vio desnaturalizado el ejercicio de dicha potestad, y no se vieron afectadas ni en el ejercicio de la potestad presupuestaria ni en el del control de la acci¨®n del Gobierno, que se desarroll¨® con una intensidad extraordinaria. No hubo problemas dignos de menci¨®n en el Consejo General del Poder Judicial y tampoco en el ejercicio del derecho a la autonom¨ªa y en las relaciones entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas. El edificio constitucional resisti¨® la embestida de la crisis.
Esto forma parte de la herencia recibida. Cuando Mariano Rajoy fue investido presidente del Gobierno, los distintos ¨®rganos constitucionales del Estado ejerc¨ªan las funciones que tienen encomendadas con regularidad, sin que se presentaran problemas de legitimidad respecto a los mismos.
En los poco m¨¢s de seis meses transcurridos desde la investidura, la situaci¨®n ha cambiado dram¨¢ticamente. No hay ninguna instituci¨®n cuya actuaci¨®n se pueda considerar regular en estos meses, empezando por la Jefatura del Estado, siguiendo por las Cortes Generales, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial y terminando por aquellas a trav¨¦s de las cuales se expresa la distribuci¨®n territorial del poder.
El espacio del que dispongo no me permite referirme a todas, pero no quiero dejar de hacerlo a las Cortes Generales, porque son el centro de legitimidad de todo el sistema y son la instituci¨®n en la que se est¨¢ produciendo la mayor desviaci¨®n en el ejercicio de sus funciones respecto de lo que la Constituci¨®n establece.
En estos seis meses largos ha desaparecido la potestad legislativa. Las Cortes Generales no est¨¢n aprobando leyes, sino convalidando decretos leyes, la inmensa mayor¨ªa de los cuales el grupo parlamentario del PP no permite que se tramiten siquiera como proyectos de ley por el procedimiento de urgencia. El Gobierno est¨¢ vaciando de contenido el ejercicio de la potestad legislativa. Es obvio que hay razones de extraordinaria necesidad y urgencia que justifican que se dicten decretos leyes, pero no para que solo haya decretos leyes.
Se ha devaluado de manera inequ¨ªvoca la potestad presupuestaria, no solamente porque se ha hecho depender la presentaci¨®n del proyecto de Presupuestos de la celebraci¨®n de las elecciones auton¨®micas en Andaluc¨ªa, retras¨¢ndose de esta manera la aprobaci¨®n de los mismos, sino porque, adem¨¢s, se despreci¨® a las Cortes, aprob¨¢ndose siete d¨ªas despu¨¦s del dep¨®sito del proyecto de Presupuestos en el Congreso dos decretos leyes a trav¨¦s de los cuales se impusieron los recortes en materia educativa y sanitaria.
Se ha vaciado de contenido la potestad de control del Gobierno. La tarea m¨¢s importante del portavoz del Grupo Parlamentario del PP consiste en evitar la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados, habi¨¦ndose llegando incluso a la supresi¨®n del debate sobre el estado de la naci¨®n. O la comparecencia de un ministro/a, como est¨¢ ocurriendo con F¨¢tima B¨¢?ez tras la filtraci¨®n a un medio de comunicaci¨®n del ERE del PSOE. O la de los responsables de Bankia o la del gobernador del Banco de Espa?a, que hab¨ªa mostrado expresamente su voluntad de explicar en el Congreso su actuaci¨®n.
En la pr¨¢ctica no hay ahora mismo un r¨¦gimen parlamentario. Hay una apariencia de r¨¦gimen parlamentario, pero nada m¨¢s. Me temo que es la voluntad del Gobierno prolongar este estado de excepci¨®n parlamentario todo lo posible. Lo malo de los estados de excepci¨®n es que se sabe como empiezan, pero no como se puede acabar con ellos.
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