Me niego a despedirme de don Gregorio
Ha llegado el momento de despedirme de don Gregorio, pero me niego a hacerlo. No podemos despedirnos de un referente moral, ¨¦tico y pol¨ªtico como ¨¦l, m¨¢s en estos tiempos en que tan faltos andamos de ellos. No podemos despedirnos de un ejemplo de humanidad que hizo de la lucha por construir un mundo y un pa¨ªs del que sentirse orgulloso su ¨²nico objetivo, sin esperar a cambio otra cosa que la satisfacci¨®n de alcanzarlo.
Gregorio Peces-Barba tendr¨¢ su lugar en la historia como padre de la Constituci¨®n, como presidente de las Cortes Generales o por ser el fundador y Rector de una de las mejores universidades de Espa?a y es justo que as¨ª sea, pero para muchos de nosotros lo m¨¢s importante es lo menos conocido de ¨¦l.
Amigo leal, tan aficionado a la Filosof¨ªa del Derecho como a las interminables partidas de domin¨® en Ribadesella con su eterno amigo/adversario don Luis el notario, admirador de su padre, apasionado por su madre, de quien preparaba unas memorias escritas por ella misma y prologadas por ¨¦l. Ese es el don Gregorio que muchos echaremos de menos.
Comprometido con las libertades y los Derechos Humanos, brillante intelectual y mejor profesor, indiscutible hombre de Estado y reivindicativo militante, todo eso era don Gregorio, pero, ante todo, era una persona que derrochaba generosidad en el afecto y se hacia querer desde el mismo momento en que se le conoc¨ªa. Una de esas pocas personas a las que quieres tener siempre a tu lado porque sabes que caminando junto a ¨¦l, siempre ir¨¢s por el camino correcto.
La p¨¦rdida de don Gregorio deja entre los socialistas un cierto sentimiento de orfandad. Siempre nos quedar¨¢n sus libros, sus ponencias y sus discursos, pero a partir de hoy siempre nos faltar¨¢ ¨¦l, sus bromas, sus consejos y su contagiosa pasi¨®n por la vida y por el trabajo bien hecho.
Como buen profesor nos ense?¨® la importancia del "No" como elemento constructivo y no s¨®lo como negaci¨®n. Del "No" como ausencia de resignaci¨®n o aceptaci¨®n de lo injusto.
Con esa lecci¨®n aprendida me niego a decir adi¨®s a don Gregorio y prefiero darle las gracias por ser tan grande hasta en lo m¨¢s peque?o.
Tom¨¢s G¨®mez es secretario general de los socialistas madrile?os
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