S¨ªntesis de la grandeza y de los errores de Espa?a y de la izquierda
El exdirigente comunista vivi¨® los ¨²ltimos tiempos obsesionado por la crisis econ¨®mica
Se estaba recuperando; una vez m¨¢s, despu¨¦s de otro bache de salud. Santiago Carrillo pon¨ªa todo de su parte para recuperarse del ictus que sufri¨® el pasado mes de julio. Los suyos confiaban en celebrar su 97 cumplea?os el pr¨®ximo mes de enero. Hasta se traslad¨® con su familia unos d¨ªas a un balneario en la Costa Brava a ¨²ltimos de agosto para coger masa muscular. ¡°Se ha muerto muy tranquilo, muy despacio, suavemente¡±, se?alan personas de su entorno para describir con sobriedad el fallecimiento de Carrillo en su casa madrile?a junto a Carmen, su compa?era de toda la vida y sus hijos.
Pasaba el mediod¨ªa. El exdirigente comunista, que dirigi¨® el PCE desde 1960 hasta finales de 1983, abandon¨® su partido en 1985,y tras un corto per¨ªodo al frente de un nuevo partido, el Partido de los Trabajadores de Espa?a, se alej¨® de la primera l¨ªnea al propiciar el paso de quienes con ¨¦l abandonaron el PCE hacia el PSOE. Pero ese paso nunca lo dio: ¨¦l se qued¨® fuera.
Fuera de la vida partidaria, pero siempre preocupado y ocupado de lo que acontec¨ªa en su pa¨ªs y en el mundo global. Ahora, la crisis econ¨®mica le ten¨ªa consternado y disertaba con ah¨ªnco y cierta desesperaci¨®n sobre la ineficacia de las medidas que se adoptaban ya que no conduc¨ªan ni a crear empleo ni a crear riqueza. Eso cuentan quienes le han escuchado en los ¨²ltimos tiempos. ?Para cu¨¢ndo las medidas de crecimiento?, inquir¨ªa.
Sus reflexiones las compart¨ªa con algunos antiguos ¡°camaradas¡±, como Juli¨¢n Ariza, Adolfo Pi?edo y su colaboradora de siempre, la inteligente y entra?able Bel¨¦n Pini¨¦s, hija de Vicente Pini¨¦s, uno de los represaliados por el Contubernio de Munich, a quien el Congreso acaba de homenajear. Entre sus amigos tambi¨¦n estaba el expresidente catal¨¢n y exdirigente del PSC Jos¨¦ Montilla. Otro de sus interlocutores ha sido durante a?os el exdirigente conservador Miguel Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n. Sus tertulias en la cadena SER con la periodista Gemma Nierga como maestra de ceremonias quedar¨¢n como muestra de alta calidad pol¨ªtica desde posiciones conservadoras (Herrero) y desde la izquierda (Carrillo).
S¨ª, Santiago Carrillo ha vivido para y por la pol¨ªtica y lo reconoc¨ªa paladinamente en los ¨²ltimos a?os. El an¨¢lisis m¨¢s ajustado de su figura discurre por el reconocimiento de sus errores y sus aciertos. Gaspar Llamazares, diputado de IU, a quien Carrillo estimaba profundamente, estaba en la tribuna de oradores, defendiendo una proposici¨®n de ley sobre Sanidad, cuando lleg¨® la noticia. Con enorme tristeza compareci¨®, junto a Cayo Lara y Jos¨¦ Luis Centella, secretario general del PCE. ¡°Santiago Carrillo resume la grandeza y los errores de la Historia de Espa?a y de la grandeza y los errores de la izquierda¡±, sintetiz¨® Llamazares.
Al margen de la animadversi¨®n que suscita en un sector de espa?oles por episodios de la Guerra Civil, la mayor¨ªa de los pol¨ªticos de la Transici¨®n y los actuales le reconocen un logro hist¨®rico por su trascendencia, como fue su contribuci¨®n a la reconciliaci¨®n de los espa?oles. Primero, en 1956, para poner fin a la divisi¨®n de la guerra civil, y, despu¨¦s, en la transici¨®n. Ese reconocimiento de los pol¨ªticos hacia Carrillo se ha intensificado con el tiempo. Nunca faltaba a los actos que le invitaban en el Congreso. Todos los 6 de diciembre, d¨ªa de la Constituci¨®n, aparec¨ªa Santiago Carrillo para mostrar su testimonio de apoyo y defensa absoluta de la Ley Fundamental que sirvi¨® para unir a los espa?oles. Sus problemas de vista no fueron un impedimento para que estuviera en todos los actos institucionales a los que era invitado.
El anterior presidente de las Cortes, Jos¨¦ Bono, le invit¨® hace una veintena de meses a la inauguraci¨®n en la C¨¢mara baja de dos tondos, sendos retratos circulares de Manuel Aza?a y Adolfo Su¨¢rez. A los dos conoci¨® Carrillo. ¡°Es el ¨²nico de los que estamos aqu¨ª que ha podido tratar a dos presidentes espa?oles, claves en la Historia de Espa?a¡±, le dijo Bono. Despu¨¦s, el viejo exdirigente comunista tom¨® un caf¨¦ con Bono y con el entonces presidente del Gobierno Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. En ese encuentro, Carrillo les cont¨® a ambos alg¨²n pasaje de su historia de periodista cuando cuaderno en mano, con 18 a?os, tomaba notas de los discursos de Ortega y Gasset y otros prebostes de la Rep¨²blica, para escribir sus cr¨®nicas parlamentarias en El Socialista.
A Carrillo le gustaba repetir que ¨¦l hab¨ªa sido periodista; tambi¨¦n se lo recordaba al Rey, con quien ten¨ªa una relaci¨®n muy afectuosa. El Monarca le llam¨® en muchas ocasiones para preguntarle su opini¨®n sobre la vida pol¨ªtica y all¨ª acud¨ªa con gusto el viejo pol¨ªtico republicano. Con ¨¦l, se ha llevado confidencias del Rey, a quien siempre ha guardado lealtad y respeto.
Analista agudo, escritor, finura en sus observaciones¡ Estas son las consideraciones que se han escuchado en el Congreso durante las horas posteriores a su fallecimiento. Muy actual, muy al d¨ªa, nada anclado en el pasado. S¨ª, estaba a la ¨²ltima, pegado siempre a la informaci¨®n, y nada proclive a hablar del pasado. Aunque la guerra, la terrible lucha fratricida entre espa?oles, con el episodio de Paracuellos siempre persigui¨¦ndole y ¨¦l siempre explicando qu¨¦ no fue culpable, le marc¨® aunque no quisiera regodearse en los tres a?os de contienda y en su largu¨ªsimo exilio.
El enfrentamiento entre comunistas y socialistas pes¨® en su decisi¨®n de no entrar en el PSOE, aunque s¨ª puso el puente para que los suyos entraran. Cuando se produjo esa incorporaci¨®n de excomunistas todav¨ªa viv¨ªa el presidente del PSOE Ram¨®n Rubial. No se necesitaron muchas palabras: Carrillo no quer¨ªa entrar en el partido espa?ol de la familia de la Segunda Internacional y Rubial tampoco quer¨ªa que quien fue un dirigente socialista en su juventud y despu¨¦s fue dirigente del comunismo espa?ol entrara en su partido. Todo estaba claro y nadie forz¨® la memoria y la historia de las muchas cuitas entre socialistas y comunistas espa?oles.
Salvados los s¨ªmbolos por ambas partes de la izquierda, Carrillo se relacion¨® con naturalidad con los socialistas, pero tambi¨¦n con todos los pol¨ªticos moderados y centristas que con ¨¦l protagonizaron la Transici¨®n espa?ola. Se vio en su 90? cumplea?os, en el que sus amigos le organizaron una cena sorpresa y acudieron pol¨ªticos de todas las tendencias; entre ellos los constituyentes Gabriel Cisneros y Miquel Roca; el expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el expresidente Zapatero. Desde luego su amigo, Miguel Herrero de Mi?¨®n.
Contaba Carrillo hace unos meses que le pregunt¨® a su amigo conservador que siendo tan inteligente c¨®mo pod¨ªa creer en la existencia de Dios. ¡°Santiago, ese don lo tenemos muy pocos¡±. Esto contaba Carrillo riendo con ganas y mostrando admiraci¨®n por la sutileza e inteligencia de su amigo. ?l tambi¨¦n la ten¨ªa, seg¨²n le reconocen pol¨ªticos de todas las tendencias y tambi¨¦n todos los amigos con los que depart¨ªa. ¡°Santiago ha mantenido hasta hoy mismo una alegr¨ªa democr¨¢tica que nos anima y debe animar a los j¨®venes a luchar por los ideales de libertad e igualdad¡±, proclamaba la abogada y exmilitante del PCE Cristina Almeida.
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