La estela de Dionisio Ridruejo
La vida y la obra del pol¨ªtico fue ejemplo del tr¨¢nsito ideol¨®gico del falangismo a las libertades
![El político y literato Dionisio Ridruejo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/3KY6CT5TORVTIC27UXEGI3G4VM.jpg?auth=c4e652328c87676d21bd283b6e3329b31d46f273e10bbed4ace9d5925c949306&width=414)
El 12 de octubre de 2012 se cumple el centenario de nacimiento, en el municipio soriano de El Burgo de Osma, de Dionisio Ridruejo Jim¨¦nez, hijo de un comerciante acomodado y de un ama de casa. Estudi¨® el bachiller en Segovia, Derecho en San Lorenzo de El Escorial y Periodismo en la Escuela de El Debate. Lector adolescente de Unamuno y de Tolst¨®i, apasionado y vehemente, mostr¨® desde su juventud una inclinaci¨®n intensa hacia las letras, desde la poes¨ªa a la narrativa y el periodismo, as¨ª como hacia la acci¨®n pol¨ªtica, disciplinas ambas que, vividas por ¨¦l intensamente, conformaron su vida p¨²blica.
Rasgo decisivo en la personalidad de Ridruejo fue su extraversi¨®n, propia de un creador de ideas y de actitudes, componente personal que dot¨® a su vida de una proyecci¨®n p¨²blica singular. Brillante sonetista, provisto de iniciativa y de empuje propios, con dotes conspirativas y de mando as¨ª como concepciones escenogr¨¢ficas y propagand¨ªsticas tomadas de la modernidad desplegada por la cinematograf¨ªa, fue Ridruejo en sus comienzos simpatizante del nazismo y apasionado falangista, aleccionado por un frenes¨ª nacionalista espoleado por una devoci¨®n hacia Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera compartida por numerosos intelectuales formados en el temor a la revoluci¨®n proletaria y anhelantes de una revoluci¨®n en clave hisp¨¢nica cuya expresi¨®n vieron en Falange Espa?ola.
Tras la muerte de Primo de Rivera en los albores de la Guerra Civil, en noviembre de 1936, el partido falangista se escinde en dos tendencias, aristocraticista y populista; Ridruejo vacila entre una y otra. Se libra de las purgas posteriores a la detenci¨®n y condena a muerte, luego conmutada, del populista Manuel Hedilla, heredero de Jos¨¦ Antonio en la Jefatura Nacional de Falange. Pasa la guerra en retaguardia, al frente de la Direcci¨®n General de Propaganda del bando franquista, bajo la protecci¨®n de Ram¨®n Serrano Su?er, cu?ado de Francisco Franco y ministro de Gobernaci¨®n y de Exteriores con el dictador.
Primer aviso
Al concluir la contienda, a prop¨®sito de la entrada de las tropas victoriosas en Barcelona en marzo de 1939, el intento de Ridruejo de sembrar la ciudad condal de propaganda falangista en lengua catalana y en clave reconciliadora se ve truncado por orden de la autoridad militar. Es un primer aviso de lo que intuye que se avecina: la oligarquizaci¨®n del poder en Espa?a a manos de militares y terratenientes espa?olistas, con la cultura en manos de la Iglesia cat¨®lica, tr¨ªada ¨¦sta denostada por algunas de las consignas joseantonianas y, desde luego, por las propias de Ridruejo. No obstante, escala a la c¨²spide del partido, hasta su Consejo Nacional y su Junta Pol¨ªtica.
Junto con muchos falangistas, Ridruejo marcha en 1941 a la Divisi¨®n Azul y combate en el contingente de voluntarios espa?oles integrados en el 250? Cuerpo de Ej¨¦rcito de la Wehrmacht. ?l mismo confesar¨ªa que la estad¨ªa en Rusia ten¨ªa por objeto, para los falangistas, cobrar fuerza para dar un golpe de Estado en Espa?a, apartar del poder a Franco y realizar su entonces a?orada revoluci¨®n nacional-sindicalista. Regresa a Espa?a enfermo y comienza a soltar amarras respecto del R¨¦gimen de Franco, que poco despu¨¦s se desprende de su principal valedor, Ram¨®n Serrano Su?er.
Entre 1942 y 1952, el intelectual soriano deja la actividad pol¨ªtica tras entrevistarse con el dictador y enviarle valientes y arriesgadas misivas en las que denuncia la deslegitimaci¨®n del r¨¦gimen surgido de la Guerra Civil por su abandono del ideario revolucionario joseantoniano. Tras ser confinado primero en Ronda y luego en Catalu?a, Ridruejo se dedica a escribir. Consigue una corresponsal¨ªa de Arriba, ¨®rgano falangista, en Roma. Ensancha su cultura human¨ªstica. Gana premios literarios, como el Nacional de Literatura, y culmina su evoluci¨®n ideol¨®gica abandonando definitivamente el falangismo e instal¨¢ndose en un democratismo suavemente socialista, de corte liberal.
Exilio y ostracismo
Unas declaraciones suyas a la revista cubana Bohemia le granjean la abierta animadversi¨®n del R¨¦gimen. Tras las huelgas mineras de 1962, incitadas por el PCE, promueve la primera reuni¨®n opositora mixta, con mon¨¢rquicos, republicanos, socialistas y democristianos -con la expl¨ªcita exclusi¨®n de los comunistas- en la ciudad alemana de M¨²nich. Exilios, confinamientos y multas rubrican aquella iniciativa pol¨ªtica conjunta. Un primer exilio en Par¨ªs, seguido de su regreso a Espa?a, convierten su vida, la de su esposa Gloria Ros y la de su familia -tienen tres hijos-, en un acontecer azaroso. Sufre varias detenciones. El R¨¦gimen lo considera instigador de las revueltas estudiantiles de 1956, tras las cuales es detenido junto con los comunistas Enrique M¨²gica, Javier Pradera y Ram¨®n Tamames, as¨ª como con Gabriel Elorriaga, entre otros dirigentes universitarios, con los que estrecha relaciones. Intenta ganarse la vida como ense?ante en la Universidad estadounidense de Wisconsin, donde conoce a literatos de renombre, como Jorge Luis Borges. Estudia y sintoniza con el sistema bipartidista norteamericano.
Pionero en columbrar el futuro
Mientras intenta establecer alianzas para la acci¨®n pol¨ªtica contra el R¨¦gimen, prosigue su evoluci¨®n intelectual, en la que es uno de los pioneros en columbrar un futuro para Espa?a en clave mon¨¢rquica constitucional; su iniciativa lleva a Dionisio Ridruejo a perge?ar nuevas organizaciones partidarias, que ver¨¢ culminar poco antes de su muerte con la creaci¨®n de la USDE, un grupo de influencia, de corte socialdem¨®crata, cuyo despliegue no pudo ver al sobrevenirle la muerte en mayo de 1975, apenas cinco meses antes del fallecimiento del dictador.
Ridruejo fue un hombre de su tiempo, vital y extravertido, dotado de simpat¨ªa personal y de un singular estro po¨¦tico y art¨ªstico que puso al servicio de su vocaci¨®n pol¨ªtica. Al decir de sus allegados, fue castellano recio, hombre culto y refinado, provisto del don de la amistad, m¨¢s la humildad, la simpat¨ªa y la llaneza, con buen gusto est¨¦tico, de modales serenos y afables.
Sus principales contribuciones al pensamiento pol¨ªtico fueron la reflexi¨®n sobre las causas y los efectos de la Guerra civil y un anhelo de concordia posb¨¦lica basado en un poderosos sentido autocr¨ªtico, asentado, a su vez, en la profunda y ben¨¦vola creencia en la otreidad, como formadora del criterio y del consenso. Con Eduardo Aun¨®s, fue coredactor del Fuero del Trabajo, c¨®digo de normativa laboral de amplia vigencia, trufado de influencias derivadas de la llamada Doctrina Social de la Iglesia y en algunos principios socializantes. Previ¨® el desenlace del R¨¦gimen franquista por consunci¨®n y fue pionero en vislumbrar un futuro democr¨¢tico para Espa?a con implantaci¨®n socialista.
Admirador del modelo constitucional estadounidense, puede ser considerado, junto al Partido Comunista y desde el otro extremo del espectro ideol¨®gico no franquista, como palad¨ªn de una reconciliaci¨®n nacional concebida por ¨¦l como s¨ªntesis dial¨¦ctica superadora de la dicotom¨ªa de dos antit¨¦ticas Espa?as de las cuales y consecutivamente, gracias a su empuje evolutivo y autocr¨ªtico, Dionisio Ridruejo form¨® parte. Por todo ello, el poeta y pol¨ªtico espa?ol, soriano como Marcelino Camacho y Enrique Tierno Galv¨¢n, tambi¨¦n forma parte de la Historia contempor¨¢nea de Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.