La dif¨ªcil tarea de preparar el d¨ªa despu¨¦s de la salida de la OTAN
Militares espa?oles instruyen al Ej¨¦rcito afgano para que combata solo a los talibanes "Nos jugamos la vida", advierte el comandante Fajardo a un mando afgano
En el bazar de Moqur, el mul¨¢ del batall¨®n del Ej¨¦rcito afgano intenta tranquilizar a los comerciantes, temerosos de que la aparente calma que se respira desaparezca cuando se vayan los soldados espa?oles, a principios de 2013. ¡°Los talibanes no vendr¨¢n porque nosotros estamos aqu¨ª¡±, le dice el capell¨¢n, con uniforme de campa?a y galones de comandante. ¡°Pero vosotros no ten¨¦is aviones ni helic¨®pteros¡±, replica el vendedor. ¡°Tenemos ca?ones. No tienes de qu¨¦ preocuparte¡±, insiste el religioso-militar.
En apariencia, la patrulla de los soldados espa?oles es un paseo relajado a pie, que incluye visitas a dos aldeas vecinas. Pero la operaci¨®n ha sido minuciosamente preparada. Las piezas de artiller¨ªa de calibre 122 del Ej¨¦rcito afgano apuntan a la zona donde se realiza la patrulla, igual que los morteros del contingente espa?ol. Un helic¨®ptero medicalizado est¨¢ en alerta por si hubiera que evacuar a alg¨²n herido e incluso se dispone, durante una hora, de la cobertura de dos aviones de combate de la OTAN. Un Raven ¨Csimilar a un aparato de aeromodelismo¡ªsobrevuela la zona vigilando. No hay lugar para imprevistos. O s¨ª.
El comandante Alberto Fajardo descubre horrorizado que la columna de militares afganos con la que deben encontrarse los espa?oles se ha equivocado de ruta y que no hay forma de avisarles porque las transmisiones no funcionan. El teniente coronel al mando del kandak (batall¨®n) del Ej¨¦rcito afgano se lleva una bronca monumental. ¡°Las transmisiones hay que comprobarlas el d¨ªa antes. Esto no puede volver a ocurrir. Nos jugamos la vida, un d¨ªa nos van a pegar un tiro. Si el oficial al mando de las transmisiones es un incompetente hay que cesarlo¡±, le suelta Fajardo. Su interlocutor aguanta el chaparr¨®n sin perder la sonrisa.
Como muchos mandos del nuevo Ej¨¦rcito afgano, el teniente coronel es un militar profesional que combati¨® contra los muyahidin durante el r¨¦gimen prosovi¨¦tico de Nayibulah. Ahora lleva un fusil M-16 y viaja en un Humvee estadounidense, pero resulta dif¨ªcil que olvide las t¨¢cticas que aprendi¨® en su juventud: pol¨ªtica de tierra quemada y destrucci¨®n de n¨²cleos rurales para privar a los insurgentes de su medio natural. Justo lo contrario de lo que los militares espa?oles intentan inculcarle ahora: acercarse a la poblaci¨®n, ganarse sus corazones.
Por eso, se hacen acompa?ar por militares afganos cuando acuden a los colegios a repartir juguetes o se re¨²nen con los notables de una aldea para tomar nota de sus necesidades: agua, grano, mantas para aguantar el invierno que se anticipa dur¨ªsimo. Pero, como dice un refr¨¢n local, ¡°los afganos no se venden, solo se alquilan¡±. La lealtad tiene fecha de caducidad.
Tiene raz¨®n el comerciante del bazar. Hasta ahora la OTAN ha conseguido contener la presi¨®n de los talibanes gracias a la superioridad a¨¦rea. Cuando una patrulla se ve en apuros, acuden en su auxilio aviones de combate o helic¨®pteros de ataque que ponen en fuga a los agresores. A¨²n as¨ª no se ha logrado derrotar a la insurgencia, solo mantenerla alejada de las ciudades y las principales v¨ªas de comunicaci¨®n. Lo mismo que los sovi¨¦ticos antes de retirarse.
Cuando una unidad del Ej¨¦rcito afgano se ve atacada, tambi¨¦n pide apoyo a¨¦reo. No lo hace directamente, sino a trav¨¦s de los mentores asignados a cada unidad; entre ellos los espa?oles. Pero los afganos carecen de controladores sobre el terreno para guiar a los bombarderos hasta sus objetivos (TACP) y la OTAN desconf¨ªa de su escaso cuidado con los da?os colaterales, as¨ª que los aviones raramente disparan. Prefieren dar algunas pasadas disuasorias.
Tras los IED (artefactos explosivos improvisados, en sus siglas en ingl¨¦s), los talibanes infiltrados en el Ej¨¦rcito son la principal amenaza para las tropas internacionales. M¨¢s de medio centenar de bajas en lo que va de a?o. En la terminolog¨ªa OTAN, se denominan ¡°green on blue¡± (verde en el azul), cada uno que lo interprete como quiera. Los espa?oles tuvieron el suyo cuando, en agosto de 2010, el conductor del jefe de Polic¨ªa mat¨® a dos guardias civiles y un int¨¦rprete en Qala-i-Naw.
El capit¨¢n Modesto Mu?oz es uno de los mentores del Ej¨¦rcito afgano en Moqur. Su tarea le exige trabajar codo con codo con los militares afganos. Ellos no pueden entrar armados en las bases de la OTAN, aunque ¨¦l s¨ª puede hacerlo en los cuarteles afganos. Adem¨¢s, lleva siempre escolta y si alg¨²n militar afgano le infunde sospechas, es inmediatamente trasladado. Pero nada le garantiza que alguno de sus tutelados no se revuelva un d¨ªa contra ¨¦l. Su f¨®rmula: ¡°Fiarte de tu intuici¨®n, establecer v¨ªnculos personales con ellos, mostrarte respetuoso con sus costumbres y no obsesionarte demasiado¡±.
Si la OTAN lleg¨® a Afganist¨¢n con el prop¨®sito de instaurar un r¨¦gimen homologable a los occidentales, hace tiempo que ha renunciado. En Moqur, las viudas y hu¨¦rfanos del accidente del Yak-42 (en el que murieron 62 militares espa?oles) financiaron la construcci¨®n de un colegio, que abri¨® sus puertas en 2006 para ni?os y ni?as. Hoy solo acuden los varones. El subteniente ?ngel Ortega no reconoce que sea una concesi¨®n a los talibanes. ¡°Es preferible que la escuela siga abierta y, al final, quiz¨¢ regresen las ni?as¡±. Si la transici¨®n para la OTAN est¨¢ cerca de su fin, para los afganos no ha hecho m¨¢s que empezar.
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