El d¨ªa en que el banco se qued¨® la casa de Encarnaci¨®n y Manuel por seis euros
Otra entidad bancaria les reclama 65.000 euros 18 a?os despu¨¦s por un pr¨¦stamo de 14.000 "?El negocio no es un cliente que pague, es uno que no pague!¡±, se indigna su hijo
Seis euros, el precio de un men¨² de hamburguesa con patatas en una cadena de comida r¨¢pida. Por esa cantidad (1.000 pesetas entonces) el banco se adjudic¨® en subasta la casa de Encarnaci¨®n Abalos y Manuel Galv¨¢n. El chal¨¦, de 220 metros cuadrados en Le¨®n, estaba valorado en 14 millones de pesetas (84.000 euros). Era 1997.
Ellos hab¨ªan dejado de pagar la hipoteca, tras la quiebra de la tienda de muebles de cocina de Manuel. Despu¨¦s de perder la casa, a¨²n les quedaron 23.000 euros a deber; la n¨®mina de Encarnaci¨®n estuvo parcialmente embargada durante a?os. El pasado octubre el matrimonio de jubilados recibi¨® la ¨²ltima carta del juzgado ¡ª"Toda la vida con angustia, toda la vida", suspira ella¡ª: 18 a?os despu¨¦s, otra entidad les reclama 65.000 euros de intereses de demora por un pr¨¦stamo de 14.000 para la tienda. Casi cinco veces m¨¢s. No hay segunda oportunidad para Encarnaci¨®n y Manuel. Toda la vida perseguidos por la deuda.
Si pag¨¢bamos no com¨ªamos. Ten¨ªamos tres hijos¡± Encarnaci¨®n Abalos, 65 a?os
¡°Si pag¨¢bamos no com¨ªamos. Ten¨ªamos tres hijos¡±, recuerda Encarnaci¨®n, de 65 a?os, desde la casa de alquiler en el Rinc¨®n de la Victoria, en M¨¢laga, donde viven ahora. Hubo un tiempo en que los requerimientos de cobro llegaban todas las semanas, casi todos los d¨ªas. ¡°Cada dos por tres ten¨ªa que pedir un anticipo de n¨®mina; esper¨¢bamos al ¨²ltimo d¨ªa para pagar la luz¡±, rememora ella.
La quiebra de la tienda arruin¨® a la familia. ¡°Nos pill¨® la crisis del a?o 93 y adem¨¢s lleg¨® El Corte Ingl¨¦s a Le¨®n y se llev¨® todo el negocio. Hasta la mediana, que trabajaba conmigo, se fue a trabajar all¨ª en el departamento de muebles¡±, cuenta Manuel, de 63 a?os. El agujero en el que se convirti¨® el chal¨¦ de sus sue?os en Le¨®n, que perdieron antes de llegar a vivir en ¨¦l, les termin¨® de hundir.
¡°Casi 200 propietarios se declaran atrapados en un enga?o de 1.500 millones de desviaci¨®n entre el coste presupuestado y la inversi¨®n necesaria para culminar las obras¡±, dec¨ªa sobre su urbanizaci¨®n un art¨ªculo de la ¨¦poca en La Cr¨®nica de Le¨®n. Las casas de la comunidad de propietarios dispararon su precio en m¨¢s de cinco millones. No pudieron pagar. El banco inici¨® entonces el proceso de ejecuci¨®n: la subasta de su casa, antes del desahucio, qued¨® desierta, y la entidad, Caja de Ahorros de Salamanca y Soria (hoy Caja Duero) se la adjudic¨® por 1.000 pesetas. Aquella subasta fue, sin embargo, perfectamente legal.
Hasta 2001 no se fij¨® un l¨ªmite legal por el que los bancos pudieran quedarse una casa. Hoy, si no hay comprador, las entidades pueden adjudic¨¢rsela como m¨ªnimo por un 60% del valor de tasaci¨®n. ¡°No me parece justo que el banco la vendiera dos veces: a mis padres, que siguieron debiendo la hipoteca y, despu¨¦s de obtenerla por seis euros, a otra familia por los millones que quisieron... ?El negocio no es un cliente que pague, es uno que no pague!¡±, se indigna Ra¨²l Galv¨¢n, su hijo mayor, profesor de secundaria.
La subasta de la casa fue legal: hasta 2001 no se fij¨® un l¨ªmite legal por el que los bancos pudieran quedarse una casa?
El sistema de desahucios se ha aplicado en toda su crudeza a Encarnaci¨®n y Manuel. Que la deuda no prescriba nunca, con solo una reclamaci¨®n del acreedor, ha permitido que el BBVA les reclame 18 a?os despu¨¦s 65.000 euros de intereses de demora por un pr¨¦stamo de 14.000. Que no existan topes a esos intereses ha posibilitado que la entidad les haya aplicado unos del 27%. Fuentes del BBVA arguyen que eran los tipos vigentes en 1994 y que la liquidaci¨®n es resultado de a?os de negociaci¨®n, sin ¨¦xito. El sistema les ampara.
¡°Encarnita empez¨® a trabajar con 15 a?os de botones en Telef¨®nica, y yo con 14 en Galer¨ªas Preciados¡±, apunta Manuel. Ella lleg¨® a tener un buen puesto en Telef¨®nica. El matrimonio no estudi¨®. Y afront¨® los problemas con una huida hacia delante. Abandonaron Le¨®n, apenas alegaron en todo el proceso judicial, no intentaron negociar con las entidades. Nunca se pudieron permitir un abogado.
¡°Nos sentimos perseguidos y yo tengo mucha verg¨¹enza, como si hubiera hecho algo malo¡±, lamenta ella. Ahora viven con su pensi¨®n, de 1.400 euros, m¨¢s unos 400 euros de ayuda de ¨¦l. Pagan 600 euros de alquiler, porque ya nunca pudieron comprarse una casa. Y las cartas del juzgado han vuelto a llegar. Ella suspira de nuevo y concluye: ¡°En casa tenemos unos cuadros que pint¨® Manolo y una m¨¢quina de coser del a?o catap¨²n. El coche tiene 15 a?os. Ya no tenemos nada que nos puedan quitar¡±.
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