De transparencia y de opacidad
La Ley de Transparencia se invoca como si fuera el remedio a todos los males de la pol¨ªtica
Estamos saturados de invocaciones a la Ley de Transparencia como si en ella residiera el remedio instant¨¢neo a todos los males de la pol¨ªtica de nuestros d¨ªas. Se dir¨ªa que la ley resolver¨¢ de modo autom¨¢tico los abusos que degeneran y corrompen nuestro sistema y que han convertido a la clase pol¨ªtica en la tercera preocupaci¨®n de la ciudadan¨ªa, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas disponibles del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas. Pero las leyes, por s¨ª mismas, carecen de esa virtualidad. Es como cuando Mar¨ªa Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, dice que hay asuntos que hoy est¨¢n judicializados y que se alegra mucho de que lo est¨¦n. Pero la cuesti¨®n a dilucidar es si el PP est¨¢ facilitando la tarea de los jueces o por el contrario la obstaculiza en espera de que venza el plazo del actual instructor o caduque alguna norma y puedan salir todos indemnes como cuando el caso Naseiro.
Nuestra alegr¨ªa tambi¨¦n es grande por el proyecto de Ley de Transparencia que, seg¨²n nos han repetido hasta la saciedad, ha sido iniciativa de este Gobierno en contraste con los anteriores. Iniciativa que, en forma de proyecto, lleg¨® al Congreso, cuya Mesa acord¨® el 4 de septiembre pasado encomendar su aprobaci¨®n con competencia legislativa plena a la Comisi¨®n Constitucional. Desde entonces hasta hoy se han encadenado 20 ampliaciones sucesivas, 20, del plazo para la presentaci¨®n de enmiendas y se ha procedido a fijar una lista de ocho comparecencias, que se iniciaron en la sesi¨®n del 23 de enero y se concluyeron en la del 12 de febrero. En la lista figuraban el presidente del Tribunal de Cuentas, el director de la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos, dos representantes de Transparencia Internacional Espa?a, dos profesores de Derecho Administrativo, un profesor de derecho a la Informaci¨®n y la presidenta de la Asociaci¨®n de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI). Esta ¨²ltima compareciente presenta el inter¨¦s de su novedad porque APRI fue constituida en diciembre de 2007 y porque en su intervenci¨®n dej¨® constancia de que representaba a los lobbistas profesionales, cuyo c¨®digo de conducta, seg¨²n texto facilitado, ya quisiera para s¨ª la Cruz Roja o la ONG m¨¢s desinteresada.
Declara la exposici¨®n de motivos de la Ley de Transparencia que tiene un triple alcance: incrementa y refuerza la transparencia en la actividad p¨²blica ¡ªque se articula a trav¨¦s de obligaciones de publicidad activa para todas las Administraciones y entidades p¨²blicas¡ª, reconoce y garantiza el acceso a la informaci¨®n ¡ªregulado como un derecho de amplio ¨¢mbito subjetivo y objetivo¡ª y establece las obligaciones de buen gobierno que deben cumplir los responsables p¨²blicos, as¨ª como las consecuencias jur¨ªdicas derivadas de su incumplimiento. Pero hete aqu¨ª que donde se ha considerado conveniente citar a los lobbistas, de cuya afinidad con las prevaricaciones y los abusos ser¨ªa temerario dudar, se ha tenido buen cuidado en excluir a los periodistas y medios de comunicaci¨®n, que trabajan en la direcci¨®n contraria para denunciarlos.
El tantas veces aqu¨ª mencionado proyecto de Ley de Transparencia constituye la obsesi¨®n dominante de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. As¨ª lo probar¨ªa un somero estudio sobre sus respuestas en la rueda de prensa de los viernes despu¨¦s del Consejo de Ministros, porque casi en un 30% de las mismas se incorpora una referencia al citado proyecto, seguida, o precedida, de otra dedicada al famoso informe encomendado al Centro de Estudios Pol¨ªticos y Constitucionales sobre la regeneraci¨®n democr¨¢tica. Claro que estos botes de humo y otros ingeniosos se?uelos lanzados para despistar a los periodistas y favorecer la salida por la escalera de incendios forman parte del conocido m¨¦todo Ollendorf y de la dial¨¦ctica del ¡°manzanas traigo¡±.
Sin embargo, la necesidad m¨¢s acuciante e inaplazable no es la transparencia sino la opacidad. Porque se sabe que los miembros de la Junta Directiva Nacional del Partido Popular, en las reuniones de los lunes en la sede de G¨¦nova, se abstienen de hacer uso de la palabra. Todos temen que sus palabras puedan trascender, que se instrumentalicen en perjuicio del partido y que acaben dando idea de divisiones internas, cuyo coste quieren evitar. Es decir, que est¨¢ instalada la desconfianza hacia los compa?eros presentes, ¨²nicos que podr¨ªan protagonizar las filtraciones. El pan¨®ptico de Jeremy Bentham ya demostr¨® que la transparencia absoluta es invivible. Cuando rescataron al que se ahogaba en una tinaja de perfume sali¨® gritando ?mierda! y ahora el grito del innombrable que se ahoga en la transparencia, coreado por los amedrentados en el silencio, es ?opacidad! Qu¨¦ ejemplo a seguir el del C¨®nclave y su jaula de Faraday.
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