Proximidad
La incapacidad de comunicarse con la ciudadan¨ªa afecta a todas las formaciones pol¨ªticas
Cada vez est¨¢ m¨¢s claro que el s¨ªndrome que aqueja a nuestra clase pol¨ªtica, y que podr¨ªa acabar por desahuciarla como ocurre en Italia, es lo que cabr¨ªa llamar su autismo civil. Me refiero a su d¨¦ficit de proximidad social, a su incapacidad de comunicarse con la ciudadan¨ªa, a su falta de empat¨ªa por cuanto ocurre en la calle, a su indiferente desprecio por los problemas cotidianos de la gente, como si unos y otros, pol¨ªticos y ciudadanos, vivi¨¦ramos en ajenos mundos aparte, separados por un alejamiento extremadamente distante. Los s¨ªntomas del s¨ªndrome autista proliferan en todas las formaciones pol¨ªticas, y as¨ª a vuela pluma cabe citar la obsesi¨®n catalanista por la autodeterminaci¨®n mientras los servicios p¨²blicos catalanes se acercan al desguace y la incapacidad socialista por detectar la indignaci¨®n popular que despiertan sus cacicadas (como la de comprarse una alcald¨ªa ofendiendo la sensibilidad femenina), por no hablar de la venalidad de los funcionarios de partido (casos B¨¢rcenas y Barcina) mientras las clases populares comparten la miseria decretada por la austeridad.
Pero hoy deseo destacar otras dos muestras extremas de este d¨¦ficit pol¨ªtico de atenci¨®n a la ciudadan¨ªa. La primera es minoritaria pero muy significativa, pues afecta a la insensibilidad demostrada por nuestros pol¨ªticos con los desahucios de viviendas familiares. Resulta literalmente escandaloso que haya tenido que ser el Tribunal Europeo de Justicia quien detecte la cotidiana violaci¨®n de derechos que sufr¨ªan los ciudadanos m¨¢s humildes, al verse expulsados de sus propios hogares por la demanda usurera de un bur¨®crata bancario. Es la banalidad del mal en estado puro. Pues bien, hasta que los magistrados de Luxemburgo no han tomado cartas en el asunto, los distintos Gobiernos espa?oles no se hab¨ªan dignado prestar atenci¨®n a semejante ignominia. Tanto es as¨ª que tuvo que ser la propia red de v¨ªctimas del desahucio (la PAH), tras acometer la tit¨¢nica tarea de reunir un mill¨®n y medio de firmas de ciudadanos de a pie concertados con la inestimable ayuda de las redes del 15-M, la que forzase al Parlamento espa?ol a admitir a tr¨¢mite una iniciativa legislativa popular (ILP). Pero no nos enga?emos, pues es tal el desprecio que demuestra nuestra casta pol¨ªtica por la ciudadan¨ªa de a pie que cabe imaginar el poco caso que hubiera hecho el partido en el poder de semejante ILP. Menos mal que ahora la sentencia europea le obligar¨¢ a rectificar.
Pero la mayor muestra de este d¨¦ficit de atenci¨®n a la ciudadan¨ªa, pues afecta a la totalidad de los espa?oles, se esconde en las tripas de la proyectada reforma de la ley de R¨¦gimen Local. En otra ocasi¨®n me refer¨ª antes a este proyecto de ley, del que me aventur¨¦ a ponderar dos expectativas que parec¨ªan prometedoras: su tramitaci¨®n por consenso entre todas las partes (Gobierno, oposici¨®n y Ayuntamientos) y su federalizaci¨®n de la intervenci¨®n municipal (para evitar la corrupci¨®n del caciquismo local). Pero desde que se avanz¨® el proyecto definitivo mis esperanzas se han visto m¨¢s que defraudadas, pues el consenso ha estallado en discordias irreconciliables y en cuanto a la intervenci¨®n municipal tampoco se sabe muy bien c¨®mo quedar¨¢, por lo que cabr¨ªa temerse que continuar¨¢ todo igual. Ahora bien, lo malo no es eso, pues hay algo que resulta mucho peor todav¨ªa. Me refiero a que semejante proyecto anula la pol¨ªtica de proximidad.
Desde su origen absolutista y autoritario, las administraciones p¨²blicas han tendido a aislarse con soberbia soberana de la ciudadan¨ªa, a la que se relegaba al otro lado de la ventanilla burocr¨¢tica. Y la ¨²nica administraci¨®n que gobernaba en r¨¦gimen de proximidad cercana a la ciudadan¨ªa era la municipal, que adem¨¢s de estar dirigida por pol¨ªticos extra¨ªdos del vecindario prestaba buena parte de los servicios p¨²blicos de protecci¨®n social, especialmente la ense?anza obligatoria y los servicios sociales. Pues bien, con la excusa de racionalizar y reducir el gasto p¨²blico, el Ministerio de Hacienda y Administraciones P¨²blicas parece decidido a expropiar a los Ayuntamientos sus servicios de proximidad para conced¨¦rselos a las Diputaciones y a las comunidades aut¨®nomas, que as¨ª tendr¨¢n una excusa a?adida para privatizarlos.
?Qu¨¦ error m¨¢s inmenso! Si lo que se deseaba era clarificar la demarcaci¨®n de las competencias locales para evitar duplicidades, separando las propias (municipales) de las impropias (auton¨®micas), se tendr¨ªa que haber hecho al rev¨¦s: descentralizar la prestaci¨®n de los servicios para transferirlos desde las distantes comunidades aut¨®nomas hasta la escala local de mayor proximidad social. Pues de no hacerse as¨ª, si se priva a los ciudadanos de los servicios p¨²blicos de proximidad, la democracia espa?ola se volver¨¢ a¨²n m¨¢s distante y se deslegitimar¨¢ todav¨ªa m¨¢s.
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