Rajoy con el papa Francisco
El Gobierno deber¨ªa denunciar los acuerdos con el Vaticano por la crisis
La audiencia que el papa Francisco concedi¨® este lunes a Mariano Rajoy, en la biblioteca de los palacios apost¨®licos, es la primera a un presidente de Gobierno europeo. Esa primac¨ªa pierde relieve si se tiene en cuenta que ya ha recibido a la presidenta de la Rep¨²blica Argentina, a la de Brasil, al primer ministro de Tanzania y al de Mozambique. La ocasi¨®n va a ser jaleada como una especial deferencia de Su Santidad hacia Espa?a, pero tiene el aire de una precipitaci¨®n diplom¨¢tica por nuestra parte, que desatiende el c¨¢lculo de los intereses del Estado. Puede que obedezca a un ejercicio p¨²blico de piedad filial, de quien desea exhibir su condici¨®n de fiel cat¨®lico, un se?uelo capaz todav¨ªa de rendir algunos beneficios electorales, pero deja en zona de sombra asuntos de m¨¢xima relevancia, como la necesaria revisi¨®n de los acuerdos con la Santa Sede. Quede para otro d¨ªa el intercambio de regalos con la camiseta de la roja, una gracieta que no sabr¨ªa decirse de quien desdice m¨¢s, habida cuenta de la actual situaci¨®n social de pobreza y exclusi¨®n social.
Hubiera valido la pena esperar a la designaci¨®n de los nuevos responsables de la Curia Romana, y en especial al relevo en la Secretaria de Estado del cardenal Tarsicio Bertone, para plantear la renegociaci¨®n de unos acuerdos que presentan perfiles preconstitucionales. Momento de recordar que fue un Gobierno socialista, el del presidente Felipe Gonz¨¢lez, el que acord¨® con la Conferencia Episcopal que la asignaci¨®n tributaria para la Iglesia fuera del 0,5389% de la cuota del IRPF cuando as¨ª lo marcaran los contribuyentes sin recargo alguno para los interesados. Un caso muy diferente al alem¨¢n, donde los fieles de cada confesi¨®n religiosa pueden aportar un extra del 10% que no se detrae de la masa fiscal, sino que representa un recargo. Tambi¨¦n, que hubo que esperar a otro Gobierno socialista, el del zarandeado presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, a quien acosaba el cardenal Rouco Varela para que esa asignaci¨®n tributaria se ampliara al 0,7%, seg¨²n acuerdo del 23 de septiembre de 2006.
Por eso pudo decir el encargado de asuntos financieros de la Conferencia Episcopal, Fernando Gim¨¦nez Barriocanal, que fue con los socialistas con quienes el episcopado alcanz¨® sus ¨²ltimos objetivos econ¨®micos. El acuerdo se present¨® como contrapartida a que la Iglesia pagara en lo sucesivo el IVA de los bienes que adquiriese, aunque continuaran otras exenciones fiscales como la del IBI, los impuestos de sucesi¨®n, donaciones, transmisiones patrimoniales o de las contribuciones especiales. El libro reciente de ?ngel Luis L¨®pez Villaverde El poder de la Iglesia en la Espa?a contempor¨¢nea. La llave de las almas y de las aulas permite seguir este itinerario con precisi¨®n. De modo que la suma de los fondos procedentes del IRPF, en torno a los 250 millones de euros, m¨¢s las n¨®minas que reciben los profesores de religi¨®n, seleccionados por los obispos pero pagados con cargo al erario p¨²blico, m¨¢s las ayudas a la educaci¨®n privada concertada, que no resiste comparaci¨®n con ning¨²n otro pa¨ªs democr¨¢tico seg¨²n el profesor Casanova, m¨¢s el coste del arzobispado castrense y el de la asistencia religiosa a los centros penitenciarios y hospitales, se calcula en un importe de entre 7.000 y 10.000 millones de euros. Todo ello sin contar los cerca de 3.000 millones que la Iglesia habr¨ªa de pagar al Estado si no estuviera exenta de IBI, como acaba de decidirse en Italia.
Podr¨¢n discutirse esas cifras, pero el Gobierno ha tenido buen cuidado de no responder las preguntas del diputado socialista Juan Moscoso, que ped¨ªa las cifras oficiales. Claro que los pactos con la Santa Sede, que tantos privilegios otorgan a la Iglesia en Espa?a, fueron declarados intocables por aquel presidente Zapatero que tanto pregonaba la reforma innecesaria de la Ley de Libertad Religiosa. As¨ª que a las pasadas concesiones socialistas deber¨ªa ahora seguir la denuncia de los acuerdos con el Vaticano por el Gobierno del Partido Popular, conforme a las exigencias de la crisis econ¨®mica que padecemos.
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