El auto ordena ¡°poner t¨¦rmino¡± a la entrega calculada de correos
Los expertos opinan que ese mandato de la Audiencia no tiene precedentes
La entrega de siete paquetes de correos electr¨®nicos a lo largo de un a?o ha condicionado la marcha del caso Urdangarin. Es una evidencia que nadie discute a estas alturas, pero mientras fuentes de la fiscal¨ªa han defendido que esas entregas han supuesto aportaci¨®n de informaci¨®n relevante para la causa, otros expertos se?alaban que se estaba originando un precedente. Y es as¨ª que la propia Audiencia Provincial de Palma hace una menci¨®n expresa en el auto que exculpa a la infanta Cristina. En un p¨¢rrafo, tambi¨¦n sin precedentes, se pide al juez y al fiscal ¡°poner t¨¦rmino¡± a esta cuesti¨®n, que concedan un plazo para que el abogado de Diego Torres aporte todo lo que quiera aportar y, cumplido el plazo, no se admitan nuevos correos electr¨®nicos.
Dice el auto: ¡°Con el fin de poner t¨¦rmino a una situaci¨®n que el instructor y el ministerio fiscal, seg¨²n nuestro parecer, debieron haber puesto fin con anterioridad, ya que no es admisible que sea una defensa la que marque el devenir y curso de la instrucci¨®n, resulta necesario que por parte del instructor se proceda de inmediato a conceder un plazo a la defensa del se?or Torres para que aporte todos aquellos correos que pretenda utilizar a su favor y en contra de otros imputados, d¨¢ndole un plazo para que tal aportaci¨®n se produzca y con la advertencia de que transcurrido este, y salvo que alegue y justifique cumplidamente circunstancias excepcionales (...) no se le admitir¨¢n nuevos correos¡±.
?Alguien recuerda un requerimiento parecido en un auto de este tipo? Muchas parecen ser las situaciones excepcionales que empiezan a rodear el caso. Los expertos consultados no recuerdan un caso parecido, aunque, como es el caso de Manuel Cancio, catedr¨¢tico de Derecho Penal de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, ¡°todo lo que est¨¢ alrededor de este caso es peculiar. Conozco sentencias con menos razonamientos. Est¨¢ claro que se est¨¢ tratando todo con mucho detalle¡±.
Espa?a es muy exigente con los derechos de los imputados
Cancio se?ala que el auto, ¡°que es elogioso con el instructor, es terminante en el caso de los correos. El problema jur¨ªdico es que Espa?a es muy exigente con las atribuciones de derechos a los imputados en la fase inicial, que son derechos que en otros pa¨ªses se suelen limitar a la fase del juicio¡±. ¡°Pero tampoco recuerdo¡±, a?ade Cancio ¡°precedentes de que la defensa haya pretendido manejar los tiempos¡±. En ese sentido, la petici¨®n del auto le parece a Cancio ¡°razonable¡±. Juzgado el auto en su totalidad, entiende sin embargo que no es del todo favorable a la Infanta. ¡°Utilizando un s¨ªmil futbol¨ªstico, no es un 1-0. Creo m¨¢s bien que es un 1-1, porque abre una v¨ªa de agua con el tema fiscal¡±.
S¨ªmil futbol¨ªstico utiliza tambi¨¦n el catedr¨¢tico Joan Queralt, de la Universidad de Barcelona: ¡°No conviene abusar del regate, porque el juez tambi¨¦n puede hacer el caso que quiera¡±. Para Queralt, esta recomendaci¨®n ¡°va en contra del derecho del imputado a aportar todas las pruebas que crea conveniente. Lo que pasa es que si el juez entiende que existen m¨¢s documentos, puede practicar una entrada y registro. El abogado defensor puede planificar su estrategia. Otra cosa es que sea buena o mala¡±. Seg¨²n Queralt, ¡°para decir el auto que no hay nada contra la Infanta se despacha 49 folios¡±.
Luis Arroyo Zapatero, catedr¨¢tico de Derecho Penal y exrector de la Universidad de Castilla-La Mancha, est¨¢ de acuerdo con la tesis del auto: ¡°Me pareci¨® fatal esa forma de ir soltando los correos para orientar la instrucci¨®n. Una instrucci¨®n penal no puede estar dominada m¨¢s que por el instructor. Tiene que reclamar todos los elementos de prueba o perseguir al que las tiene por ocultaci¨®n. Lo que pasa es que ahora interviene la tecnolog¨ªa con todos estos asuntos de internet¡±.
Para decir que no hay nada contra la Infanta necesita 49 folios
V¨ªctor Moreno Catena, catedr¨¢tico de Derecho Procesal de la Universidad Carlos III, tambi¨¦n est¨¢ de acuerdo en que se trata de un auto que no tiene precedentes, ¡°como es estimar un recurso en este momento procesal, o que haya un voto particular. No deja de ser un signo de desigualdad¡±. Moreno no est¨¢ de acuerdo con la exigencia de poner t¨¦rmino a la entrega de correos, ¡°porque se ha de respetar el derecho de defensa, que implica dise?ar la estrategia e ir administrando lo que considere ¨®ptimo para su mejor defensa. Podr¨ªa ordenar una medida m¨¢s invasiva, como la entrada y registro del lugar donde est¨¦n los correos, pero fijar un plazo est¨¢ fuera de lugar. No se pueden poner limitaciones temporales a la actuaci¨®n de un imputado¡±.
El abogado y profesor de Derecho Procesal Gonzalo Boy¨¦ afirma que la exigencia del auto ¡°es una limitaci¨®n al derecho de defensa, pero, al mismo tiempo, es correcto que una defensa no pueda ser la que marque los tiempos y actos procesales; lo realmente relevante es que ha dado plena validez a los correos e, incluso, como elemento indiciario en contra de Urdangarin. Lo que no me gusta es que los dos magistrados firmantes vienen a reconocer una suerte de criterios procesales y penales diferenciados en funci¨®n de la relevancia de la imputada¡±.
Pero quiz¨¢s la opini¨®n m¨¢s pol¨¦mica la aport¨® hace unos d¨ªas en EL PA?S Antonio Garc¨ªa Pablos, catedr¨¢tico de Derecho Penal y director del Instituto de Criminolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid. Bajo el t¨ªtulo El juez de Berl¨ªn, Garc¨ªa Pablos califica de delictiva la forma de entregar los correos: ¡°Lo que no comprendo es que el juzgado haya consentido una entrega estrat¨¦gica y por fasc¨ªculos de los correos electr¨®nicos aportados, gota a gota, por el exsocio del se?or Urdangarin sin acordar la inmediata intervenci¨®n de los ordenadores a los que accedi¨® el se?or Torres para hacerse con ellos¡±.
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