C¨¢rcel sin barrotes en Freetown
Seis transportistas espa?oles llevan nueve meses atrapados en Sierra Leona
Luis Mar¨ªa Huerta (50 a?os), transportista vasco, confiaba en hacer un buen negocio en Sierra Leona. Compr¨® dos camiones y viaj¨® al pa¨ªs con un contrato para trabajar en una mina transportando hierro. Ahora puede perderlo todo. Lleva 10 meses sin salir de Freetown porque las autoridades no saben qu¨¦ ha ocurrido con su pasaporte. Ha estado tres veces enfermo de malaria y no ha cobrado los dos ¨²nicos meses que ¨¦l y sus cinco compa?eros espa?oles han podido trabajar. Jos¨¦ Mochol¨ª, Enrique Mochol¨ª, Ramiro Gonz¨¢lez, Antonio Valenzuela y Juan Carlos Gafo: todos esperan a 5.000 kil¨®metros de casa. Con una econom¨ªa horadada por la crisis, aceptaron la que consideraron una buena oportunidad: trabajar durante tres a?os en Sierra Leona contratados por una empresa valenciana. Sus familias ya no pueden enviar m¨¢s dinero para mantenerlos. ¡°A veces siento que esto es irreal¡±, dice Ramiro Gonz¨¢lez desde el hostal de Freetown que se ha convertido en su c¨¢rcel sin barrotes.
El pasado 20 de enero, los seis trabajadores aut¨®nomos aterrizaron en Sierra Leona. La compa?¨ªa valenciana Aznar Quarrying Logistics les hab¨ªa alquilado los camiones por tres a?os a 370 d¨®lares al d¨ªa y ellos ten¨ªan la tarea de supervisar su funcionamiento. ¡°La empresa contact¨® conmigo. Me explic¨® que ten¨ªa la idea de reclutar 40 o 50 m¨¢quinas de gran tonelaje, alrededor de 200 camiones y muchos trabajadores¡±, explica desde Freetown Jos¨¦ Mochol¨ª (44 a?os), transportista valenciano. Mochol¨ª, que se hab¨ªa cansado en su tierra de trabajos que nunca llegaba a cobrar, traslad¨® la propuesta a su hermano Enrique (42 a?os), y este acept¨®. ¡°No sab¨ªa ingl¨¦s, pero por un asunto de impagos necesitaba trabajar. Donde fuese¡±, cuenta Enrique. Luis Mar¨ªa Huerta, que hasta entonces solo pose¨ªa un cami¨®n peque?o, pidi¨® un pr¨¦stamo de 50.000 euros para comprar los dos que llev¨® a Sierra Leona: ¡°Con los ingresos esperaba poder pagar el pr¨¦stamo y sacar adelante a mi familia¡±.
Los camioneros se quejan de que la empresa valenciana se desentendi¨® de su situaci¨®n hace meses
Adem¨¢s de los Mochol¨ª y de Huerta, los tres residentes en Valencia, a la oferta se sumaron transportistas de distintos puntos de Espa?a. Ramiro Gonz¨¢lez (54 a?os) la encontr¨® en Internet: ¡°He llegado a tener varios veh¨ªculos, pero los impagos han hecho que mi flota se haya reducido a los dos que traje a ?frica. Vine para intentar salir adelante y pagar las deudas que tengo¡±, explica.
La firma valenciana hab¨ªa creado una sociedad con una empresa de Sierra Leona: la primera pon¨ªa los camiones y la segunda se ocupaba de los trabajos en la mina. ¡°Cuando llegamos al pa¨ªs, entregamos los pasaportes para que nos expidieran los visados y los permisos de trabajo. Hab¨ªamos pagado en Espa?a 450 euros. Desde entonces, no los hemos vuelto a ver¡±, cuenta Mochol¨ª. ¡°Los camiones estuvieron 55 d¨ªas en la aduana porque las empresas no se pon¨ªan de acuerdo sobre qui¨¦n deb¨ªa asumir las tasas¡±.
Recuperar los camiones, su ¨²nica herramienta de trabajo, se convirti¨® en su prioridad. Ellos mismos abonaron la aduana, pero en los veh¨ªculos encontraron una sorpresa. ¡°Faltaban las emisoras, el gasoil, piezas importantes, ruedas... ?hasta las alfombrillas! Y unas maletas con ropa nueva que me hab¨ªa comprado mi mujer¡±, sonr¨ªe Gonz¨¢lez, resignado.
Repusieron las piezas que faltaban y, sin pasaporte ni permiso de trabajo o residencia, empezaron a trabajar. ¡°Nos dijeron que los camiones deb¨ªan ser rematriculados a nombre de la filial local por temas puramente operativos¡±, cuenta Mochol¨ª. ¡°Cuando llev¨¢bamos un mes y medio trabajando, la empresa de Valencia se plant¨® aqu¨ª con un abogado y le puso un pleito a su socio de Sierra Leona [por la rematriculaci¨®n]. El juez intervino y reparti¨® entre los dos litigantes el dinero de nuestro trabajo: la firma de Valencia recuper¨® 96.000 d¨®lares, y el resto, hasta 181.000, se lo qued¨® el socio de aqu¨ª¡±, concluye. El juez tambi¨¦n orden¨® paralizar los veh¨ªculos pero los camioneros aseguran que sus m¨¢quinas siguen trabajando en la mina mientras ellos gestionan su salida del pa¨ªs.
Jes¨²s Prieto (34 a?os) consigui¨® marcharse en mayo. Desde su pueblo, Bembibre (Le¨®n), explica c¨®mo lo hizo. ¡°Para recuperar mi pasaporte pagu¨¦ 450 euros al socio local dici¨¦ndole que ven¨ªa a por m¨¢s camiones. No s¨¦ para qui¨¦n era el dinero, pero cuando llegu¨¦ al aeropuerto mi pasaporte estaba en extranjer¨ªa¡±. Prieto calcula cu¨¢nto ha perdido: ¡°Sin los casi 100.000 euros que hemos dejado de ingresar, habremos gastado 15.000 euros entre gastos de avi¨®n, manutenci¨®n...¡±.
Los camioneros se quejan de que la empresa valenciana se desentendi¨® de su situaci¨®n hace meses. Josefa Aznar, una de sus administradoras, no quiere hacer declaraciones alegando que hay un proceso judicial abierto. La Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica del Ministerio de Exteriores espa?ol no contempla este tipo de conflictos administrativos en sus recomendaciones de viaje a Sierra Leona, que se ci?en a las b¨¢sicas de ¡°un pa¨ªs que acaba de salir recientemente de un conflicto de 12 a?os de duraci¨®n¡±. Los transportistas cuentan que el embajador va a reunirse con ellos para tratar de solucionar el problema.
En Espa?a, sus familias ya no pueden m¨¢s. ¡°Ni mis hijos ni yo tenemos trabajo y no vamos a poder hacer frente a los pagos¡±, cuenta angustiada Carmen Crespo, la mujer de Luis Mar¨ªa. ¡°Con mi sueldo tengo que mantener una casa, hijos, seguir pagando los seguros de los camiones... y enviar dinero a Jos¨¦ para que sobreviva¡±, explica Eva B¨¢guena, mujer de Mochol¨ª.
Prieto asegura que su situaci¨®n es ahora mucho peor que antes porque toda su familia le ha ayudado con pr¨¦stamos o avales a los que ahora debe responder. Pese a las calamidades que ha pasado, y a que todav¨ªa no puede recuperar una de sus m¨¢quinas, no descarta una nueva aventura: ¡°Tal y como estoy, me marcho aunque me manden a hacer agujeros a la Luna¡±.
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