El presidente y Mas muestran su tensi¨®n y p¨¦sima relaci¨®n pol¨ªtica

Todo huele a ruptura. Hasta en los m¨¢s m¨ªnimos gestos. De la reuni¨®n discreta en La Moncloa del 29 de agosto, en la que ambas partes hablaron de acercamientos y de b¨²squeda de soluciones, se ha pasado a una tensi¨®n que dificulta incluso cualquier encuentro protocolario. La semana pasada, Artur Mas plant¨® a la vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Y este mi¨¦rcoles, en Barcelona, despu¨¦s de saludar a Mariano Rajoy con frialdad y charlar con ¨¦l unos minutos en privado, seg¨²n confirma la Generalitat, se march¨® sin escuchar su discurso como protesta porque no le hab¨ªan dejado intervenir tres minutos como ped¨ªa.

Los periodistas escrutaron cada uno de los gestos de Rajoy y Mas, como si no se tratara de dos dirigentes de un mismo pa¨ªs democr¨¢tico europeo, dos personas que se conocen hace 20 a?os, que han negociado muchas cosas muchas veces y que est¨¢n obligados a coincidir en actos institucionales y colaborar pol¨ªticamente ¡ªel PP y CiU tienen una larga tradici¨®n de pactos¡ª. Ese an¨¢lisis tan detallado de la gestualidad es habitual en encuentros de l¨ªderes de pa¨ªses en conflicto, en complejos procesos de paz o en la Guerra Fr¨ªa. Pero la relaci¨®n entre Rajoy y Mas se ha tensado tanto que cada gesto ahora es examinado con detalle casi al nivel de dos dirigentes en conflicto grave.

En ese contexto, la jornada de este mi¨¦rcoles ha implicado una especie de ruptura formal, previa a la batalla jur¨ªdica a la que ambos parecen encaminados si Mas insiste en promover una consulta soberanista. El portavoz en el Congreso de ERC, Alfred Bosch, le puso hasta palabras a la pregunta: ¡°?Est¨¢ usted de acuerdo con la independencia de Catalu?a, s¨ª o no?¡±.

Y mientras, Mas y Rajoy hac¨ªan esfuerzos para aparentar normalidad delante de las c¨¢maras ¡ªambos departieron ante los fot¨®grafos sobre la cumbre de Bruselas a la que este jueves acude el presidente, que le dijo al catal¨¢n que las cosas en Europa est¨¢n mejor, m¨¢s controladas¡ª en privado la tensi¨®n era enorme y ni siquiera se pudo organizar un encuentro oficial para limar asperezas.

Hubo una charla de unos minutos, seg¨²n la Generalitat, en la que se constat¨® que las posiciones est¨¢n alejad¨ªsimas y que no se plantea en estos momentos ning¨²n tipo de cita oficial ni de avance. El Gobierno, de hecho, no parece tener la menor voluntad de convocar la comisi¨®n bilateral para desplegar competencias pendientes del Estatuto ni est¨¢ dispuesto a hacer concesiones. Al contrario: quiere asentar un ¡°cambio de trato¡±.

La posibilidad de una reuni¨®n entre ambos, p¨²blica o discreta, parece muy lejana en este momento aunque siempre hay interlocutores de ambos bandos y empresarios que buscan mediar en favor del di¨¢logo. Pero fuentes tanto del Gobierno central como de la Generalitat coinciden en que la situaci¨®n atraviesa un momento especialmente delicado y no hay acercamientos.

De hecho, Mas se fue, seg¨²n sus colaboradores, ¡°asqueado¡± del Palacio de Pedralbes ¡ªdonde se celebraba la inauguraci¨®n del Foro Econ¨®mico el Mediterr¨¢neo Occidental¡ª porque no le hab¨ªan dejado ni hablar y nada m¨¢s llegar al Parlament carg¨® contra Rajoy. Le acus¨® de hacer ¡°imposiciones protocolarias¡± y defendi¨® que es ¨¦l quien, para no avivar m¨¢s la tensi¨®n, mantiene la ¡°dignidad¡±.

Al mismo tiempo, en el discurso que Mas no escuch¨®, Rajoy respond¨ªa sin citarlos a los independentistas: ¡°El mundo camina irremisiblemente hacia procesos de integraci¨®n. Lo moderno es la uni¨®n, no la disgregaci¨®n. El signo de los tiempos no es la disgregaci¨®n y el aislamiento¡±.

Rajoy tambi¨¦n lanz¨® gui?os a la cultura com¨²n que une a los catalanes con el resto de Espa?a. De hecho, el discurso arranc¨® con Cervantes y sus citas a Barcelona en Don Quijote de La Mancha.

¡°Barcelona es un lugar donde las identidades se suman y los arraigos se comparten¡±. ¡°Es, como dijo Cervantes, un lugar ¨²nico en sitio y belleza. Y lo sabemos bien los propios espa?oles que, como Cervantes, tambi¨¦n sentimos esta ciudad como honra de Espa?a y hemos encontrado en ella un car¨¢cter tan fiel a su identidad y a sus ra¨ªces como abierto y acogedor¡±.

Los dos presidentes no coincid¨ªan en un acto p¨²blico desde la primavera pasada, cuando se inaugur¨® en Montju?c el Sal¨®n del Autom¨®vil. All¨ª el ambiente fue mucho mejor. El clima g¨¦lido se constat¨® este mi¨¦rcoles en Pedralbes donde Mas lleg¨® a primera de la ma?ana y aprovech¨® para departir, en calidad de anfitri¨®n ¨Cel palacio es propiedad de la Generalitat¡ª con los ministros de Exteriores que acudieron al Foro.

Cuando Rajoy descendi¨® del coche oficial, Mas le salud¨® con frialdad e intercambi¨® unas frases de espaldas a las c¨¢maras para que fueran inaudibles. Por contra, se mostr¨® mucho m¨¢s efusivo con el ministro de Exteriores, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo, a quien el Gobierno catal¨¢n atribuy¨® una actitud m¨¢s flexible al haber estado dispuesto a aceptar que Mas participara en el acto. El Gobierno, oficialmente, niega estas discrepancias y culpa de todo el conflicto a Mas.