¡°La Constituci¨®n necesita reformas. Dejen de quejarse: hablen y h¨¢ganlas¡±
El presidente del Congreso que firm¨® la Constituci¨®n acaba de publicar sus memorias
En persona, don Fernando ?lvarez de Miranda y Torres impresiona lo suyo. Don Fernando, s¨ª, dicho sin boato ni ceremonia ninguna. Simplemente porque se antoja una impertinencia llamar de otra manera a este caballero que parece llevar puesto el tratamiento incluso aqu¨ª, sentado en un butac¨®n del sal¨®n de su casa, rodeado de fotos familiares, placas de reconocimiento por los servicios prestados, y recuerdos de 90 a?os de una vida ¨²nica. Alto ¡ª"med¨ªa 1,84, pero he encogido una cuarta", bromea¡ª, a¨²n coqueto y todav¨ªa m¨¢s derecho que una vela, el presidente del Congreso que firm¨® la Constituci¨®n, el embajador en El Salvador cuando asesinaron a Ignacio Ellacur¨ªa, el Defensor del Pueblo entre 1994 y 1999, acaba de publicar sus memorias, La Espa?a que so?¨¦ (La Esfera de los Libros) y tiene ganas de contar su vida. "A mi edad, era ahora, o nunca", apostilla don Fernando, con la retranca que derrochar¨¢ durante toda la entrevista. Da gusto escucharle.
"Desde que, siendo yo un muchacho, en la Guerra Civil, los de un bando mataron a dos t¨ªos m¨ªos, y los del otro asesinaron al maestro de B¨¢rcena de Campos, el pueblo donde pas¨¢bamos el verano, qued¨¦ conmocionado y he luchado por la reconciliaci¨®n de las dos Espa?as. Por eso, el 27 de diciembre de 1978, d¨ªa de la firma de la Constituci¨®n por el Rey, fue el m¨¢s importante de mi vida. Jam¨¢s pens¨¦ que ese honor me correspondiera. Fue la culminaci¨®n de un sue?o", confiesa.
¡ªHay quien piensa que la Constituci¨®n ha quedado obsoleta y exige reformas sustanciales.
¡ªS¨ª. He o¨ªdo hasta que la Constituci¨®n ya no sirve. No estoy de acuerdo. ?Necesita reformas? Pues s¨ª. Hay que hacer cambios para que los partidos sean m¨¢s abiertos, para acabar con la corrupci¨®n, para que la justicia sea independiente y no politizada. Todo eso que se dice, pero no se hace, y no s¨¦ por qu¨¦. Esa es la gran inc¨®gnita. No entiendo c¨®mo los partidos van llegando al Gobierno y no hacen nada. Dejen de quejarse por las reformas: hablen y h¨¢ganlas. Contra el pesimismo de la inteligencia, debemos contraponer la fuerza de la voluntad. Si nosotros fuimos capaces de entendernos, siendo tan dispares, no concibo c¨®mo ahora no lo hacen.
Me llamaban El Ang¨¦lico. Mi papel fue templar gaitas, conciliar posturas¡±
¡ªEntonces tampoco ser¨ªa f¨¢cil. ?Hubo momentos cr¨ªticos?
¡ªNo faltaban disgustos. El mismo d¨ªa que se aprob¨® en el Congreso la primera versi¨®n de la Constituci¨®n, mataron en Madrid al general S¨¢nchez Ramos y a su ayudante. El terrorismo de ETA era terrible. Y luego, estaba la dificultad del propio proceso constituyente. Recuerdo que Alianza Popular se retir¨® de la ponencia porque dec¨ªan que todo se estaba pactando en las cenas que organizaban Alfonso Guerra y Fernando Abril. Vino Fraga y me dijo: '?qu¨¦ pu?etas hacemos aqu¨ª, si se est¨¢ cocinando todo fuera?' Entonces, hab¨ªa que templar gaitas, llamar a los hombres representativos, conciliar posturas. Reconducirles al redil cuando se enrocaban o se estancaba el debate. Soy muy pac¨ªfico. Sus colegas me llamaban El Ang¨¦lico. Si algo hice, fue eso.
¡ªEl T¨ªtulo Octavo, el del Estado de las Autonom¨ªas, con la c¨¦lebre soluci¨®n del caf¨¦ para todos, es el que m¨¢s est¨¢ en cuesti¨®n ahora. Vista desde hoy, ?cree que aquella fue una buena idea?
¡ªAquello se dej¨® inconcluso, y se cerr¨® digamos en falso, es cierto. Pero se logr¨® llegar a un acuerdo en un asunto en el que discrep¨¢bamos hasta en el mismo seno de la UCD, un partido de aluvi¨®n donde est¨¢bamos desde los liberales de Antonio Garrigues, hasta los socialdem¨®cratas de Paco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, pasando por los democristianos como yo mismo. Imag¨ªnese poner de acuerdo a unas Cortes donde estaban desde Fraga, a Carrillo, pasando por Arzalluz, Roca y seis ministros de Franco. Hab¨ªa que tirar de mano izquierda, derecha y de centro.
Don Fernando sonr¨ªe regocijado con su propio hallazgo y le pide al fot¨®grafo, por favor, si luego le puede hacer una foto "con Don Juan". Siguiendo la mirada de sus ojos azules, empa?ados por una degeneraci¨®n macular que no le deja leer como quisiera, se repara en un retrato sepia en marco de plata sobre el aparador que ocupa el lugar de honor del sal¨®n. "A Fernando ?lvarez de Miranda", reza la dedicatoria aut¨®grafa de Don Juan de Borb¨®n, padre del Rey Juan Carlos, a quien fuera miembro de su Consejo Personal en la Espa?a franquista.
Si fuimos capaces de entendernos, no concibo que ahora no puedan hacerlo¡±
Fue el Manifiesto de Lausana, promovido por don Juan en 1945, el que removi¨® la conciencia de ?lvarez de Miranda, entonces un universitario de 21 a?os, y determin¨® su carrera pol¨ªtica. Hijo de juez y perteneciente a una familia conservadora, el joven Fernando se sinti¨® personalmente aludido por aquel llamamiento a la reconciliaci¨®n que ped¨ªa a Franco dejar paso a una monarqu¨ªa constitucional. Y se ech¨® al monte dentro del monte. A luchar contra el sistema dentro del sistema.
"Me pareci¨® que aquella pod¨ªa ser una salida real a la herida que ten¨ªa desde ni?o. Para ello, aprovech¨¢bamos los resquicios que dejaba el r¨¦gimen. Con otros colegas que buscaban alternativas, fundamos la Asociaci¨®n de Cooperaci¨®n Europea. Usamos el paraguas europe¨ªsta para pelear por cambiar las cosas dentro. Europa era nuestra excusa y al tiempo nuestro fin", recuerda el que, a?os despu¨¦s, en 1962, iba a ser uno de los protagonistas del llamado Contubernio de Munich.
De aquella reuni¨®n de disidentes del franquismo ¡ª"fuimos unos 120 espa?oles: unos 80 del interior y el resto desde el exilio. Desde Valera, presidente de la Rep¨²blica, hasta Dionisio Ridruejo, que hab¨ªa hecho la Guerra con Franco¡ª, ?lvarez de Miranda fue enviado directamente al calabozo de la Direcci¨®n General de Seguridad en la Puerta del Sol de Madrid, y, despu¨¦s, al exilio interior. Casado y con cinco hijos a sus 38 a?os, el prometedor abogado fue confinado 11 meses en Fuerteventura, junto a otros siete cachorros desviados del R¨¦gimen ¡ª??igo Cavero, Joaqu¨ªn Satr¨²stegui...¡ªestrat¨¦gicamente diseminados por las entonces remotas islas Canarias.
¡ªFue usted el garbanzo negro de su familia.
¡ªMi padre muri¨® pronto y no lleg¨® a verlo, casi mejor. Pero mi madre, se puso de parte de su hijo, naturalmente, y sali¨® a gritar: 'Muera Franco' desde la ventana de casa para susto mortal de mis t¨ªas, que tuvieron que sujetarla para que no se la llevaran presa.
Vuelve a re¨ªr don Fernando. El correctivo de Fuerteventura no solo no disip¨® sino que espole¨® al confinado. Tras fundar Izquierda Dem¨®crata Cristiana e integrarse, "m¨¢s o menos artificialmente en aquel partido de aluvi¨®n, aunque luego fui yo el que apag¨® la luz en 1986", en la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico de Adolfo Su¨¢rez, ?lvarez de Miranda fue elegido presidente del Congreso Constituyente en 1977. Quiz¨¢ por su car¨¢cter bonach¨®n, se le pregunta. "Quiz¨¢", admite, "era mi ¨²nico m¨¦rito".
No cuesta mucho trabajo imaginarse a un ?lvarez de Miranda cincuent¨®n, en su salsa brujuleando con unos y con otros por aquellas Cortes de las fotos en blanco y negro ¡ª"no crea que hab¨ªa mucho m¨¢s color al natural"¡ª, donde sus se?or¨ªas fumaban como carreteros ¡ª"hasta que Gregorio Peces-Barba dijo que se estropeaban las pinturas del techo, y se fumaba a escondidas"¡ª-, hab¨ªa compadreos y concili¨¢bulos continuos y, sobre todo, se discut¨ªa cada coma hasta el agotamiento. "Un d¨ªa viene Arzalluz, y me dice: 'Mira, presidente. Esto que nos haces de reunirnos a hablar sin mirar el reloj est¨¢ bien. Pero lo que no puedo resistir es que llegue Fernando Abril, nos tenga toda la noche hablando y, cuando estamos derrengados, nos ponga lo que ¨¦l propone delante y firmemos por aburrimiento", relata el expresidente.
Espero que se cumpla el mensaje del Rey: la justicia es igual para todos¡±
¡ª?Cre¨ªan ustedes entonces que la Constituci¨®n iba a durar 35 a?os?
¡ªYo cre¨ª que iba a durar mucho tiempo, porque me pareci¨® que realmente se hab¨ªa logrado la reconciliaci¨®n. Otra cosa es que enseguida, los socialistas y otros partidos empezaran a trabajar en una linea de oposici¨®n por ambici¨®n leg¨ªtima de poder. Pero, siendo sinceros, creo que ¨¦ramos conscientes de que ser¨ªa necesario reformar algunas cosas.
¡ªHay contradicciones severas. Al tiempo que consagra la igualdad, proclama la prevalencia del var¨®n en la sucesi¨®n a la Corona.
¡ªS¨ª, esa es una de las reformas pendientes. Entonces, o no lo vimos o no supimos verlo.
¡ªUsted, mon¨¢rquico hasta el punto de formar parte del Consejo de Don Juan. ?C¨®mo ha visto la evoluci¨®n de la imagen de la monarqu¨ªa en los ¨²ltimos a?os?
¡ªCreo que la monarqu¨ªa sigue siendo v¨¢lida. Pero los manejos de Urdangarin exigen que se haga realidad lo que dijo don Juan Carlos en su mensaje de Navidad de hace dos a?os: que la Justicia sea igual para todos. Estamos esperando.
¡ª?Qu¨¦ le ha decepcionado m¨¢s desde aquel d¨ªa de 1978
¡ªLa corrupci¨®n. Es la gran tragedia para la democracia. Por eso asistimos a la despolitizaci¨®n de gran parte de la sociedad. Las Cortes de 1978 eran muy austeras. Recuerdo a grandes pol¨ªticos que se negaban a usar coche oficial. Se puede y se debe recuperar ese prestigio y esa austeridad. Digo lo mismo: No se quejen. H¨¢blenlo, h¨¢ganlo.
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