Luz judicial sobre el horror tibetano
Los impulsores de la querella que ha crispado las relaciones entre China y Espa?a defienden que la Audiencia Nacional investigue el genocidio en T¨ªbet
Hace 16 a?os que el abogado Jos¨¦ El¨ªas empez¨® una tesis sobre la matanza en el T¨ªbet, para un doctorado en Derecho Internacional de la Universidad de Valencia. El resultado hoy es la solicitud de extradici¨®n de cinco miembros de la nomenclatura china. ¡°Lo ¨²nico que me viene a la cabeza es el cierto alivio que puedan sentir las v¨ªctimas tibetanas, que hasta ahora ve¨ªan el estado del mundo, en el que nadie se fijaba en ellas¡±, explica el ahora profesor de Derecho Internacional, que obtuvo cum laude en su tesis.
En la querella que present¨® en 2006 en la Audiencia Nacional, junto con la Comisi¨®n de Apoyo al T¨ªbet y la Fundaci¨®n Casa de T¨ªbet, describe por apartados matanzas y torturas, con fechas, lugares y monasterios, contra el pueblo tibetano por parte del partido comunista chino. Los cr¨ªmenes denunciados transcurren entre 1971 ¡ªcuando se incluy¨® en el c¨®digo penal espa?ol el delito de genocidio¡ª hasta 2005.
Entre la infinidad de pruebas, informes y testigos aportados a la causa, El¨ªas hace hincapi¨¦ en la declaraci¨®n ante el juez Ismael Moreno del m¨¦dico estadounidense Blake Kerr sobre el hecho de ¡°impedir el nacimiento de ni?os en el seno tibetano". ¡°Pudo entrar en hospitales de peque?as aldeas, lo tiene filmado, incluso tom¨® fotograf¨ªas de informes. Acredit¨® y vio c¨®mo se apilaban fetos en los hospitales, c¨®mo practicaban a las mujeres abortos forzados sin su consentimiento, c¨®mo inyectaban a los reci¨¦n nacidos un l¨ªquido, c¨®mo mor¨ªan los ni?os...¡±, cuenta el abogado. Y lo consigui¨® a base de ¡°sobornos y de emborrachar¡± a funcionarios.
El¨ªas recoge el testimonio de personas que ¡°contaban cientos de muertos al mes, por fatiga o por inanici¨®n¡± en los campos de trabajo. Reunieron m¨¢s de un centenar de casos de torturas ¡°a personas de todas las edades y de todo g¨¦nero, de ni?as de 13 a?os, a monjes que se han pasado 40 a?os en prisi¨®n, siendo torturados¡±. ¡°Son aut¨¦nticas aberraciones, pero no hablamos de la revoluci¨®n cultural de Mao, es algo que pas¨® anteayer¡±, reflexiona.
Cuando El¨ªas hab¨ªa acabado su tesis, y estaba ultimando la querella, conoci¨® a Alan Cantos, actual director del Comit¨¦ de Apoyo al Tibet y oceon¨®grafo f¨ªsico de profesi¨®n. Cantos cree que les uni¨® una ¡°coreograf¨ªa del destino¡±. Ambos impulsaron el proceso, para el que se asesoraron con los ¡°mayores expertos¡± en la materia, cuenta Cantos.
¡°Significa much¨ªsimo para las v¨ªctimas, pero tambi¨¦n tiene un gran significado para la salud de la democracia espa?ola y para la independencia de poderes¡±, defiende Cantos. Est¨¢ contento con las ¨®rdenes de extradici¨®n, pero manda un mensaje: ¡°Conviene hablar menos de dinero y de diplom¨¢ticos airados, y m¨¢s de v¨ªctimas y de principios legales y ¨¦ticos. Estoy a favor de la amistad y de los negocios entre China y Espa?a, pero eso no debe ser excusa para sumisi¨®n pol¨ªtica cuando asistimos a los cr¨ªmenes m¨¢s horrendos contra la humanidad¡±.
No existe una cifra independiente de v¨ªctimas del genocidio tibetano. El Gobierno en el exilio habla de 1,2 millones de personas. Por eso El¨ªas pide que ¡°una comisi¨®n de investigaci¨®n de Naciones Unidas, que acredite el alcance de todo lo sucedido¡±.
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