Vencedores y convencidos
Decir que ETA va ganando s¨ª que refuerza el relato autoexculpatorio de su ex brazo pol¨ªtico
El Fiscal Superior del Pa¨ªs Vasco ha abierto diligencias contra el presidente de Sortu, Asier Arraiz, para dilucidar si hay un delito de justificaci¨®n del terrorismo en sus palabras a un grupo de miembros de su partido, a los que dijo que Herri Batasuna (HB) hizo hace 35 a?os ¡°una elecci¨®n acertada¡± y que no estaban dispuestos a ¡°revisar nada de aquello¡±.
En realidad, la elecci¨®n ya la hab¨ªa hecho ETA cuando, meses antes de la fundaci¨®n de HB, anunci¨® en las conversaciones de Chiberta (1977), que no participar¨ªa en las elecciones de junio de ese a?o porque rechazaba la reforma pactada entre Gobierno y oposici¨®n. Era una opci¨®n leg¨ªtima, pero de ella no se derivaba que la ¨²nica forma posible de actuaci¨®n pol¨ªtica tuviera que ser el terrorismo.
Por eso, cuando Arraiz dice que ¡°reivindicamos (...) lo que fuimos y lo que somos, lo que hemos hecho y lo que hacemos¡±, est¨¢ asumiendo una trayectoria en la que un componente esencial (el 55% de sus expresiones p¨²blicas, seg¨²n un estudio sociol¨®gico aparecido en 1993) ha sido la defensa de ETA y la cr¨ªtica de la actuaci¨®n policial contra ella.
Es decir, la legitimaci¨®n del recurso a la violencia: aquello a lo que renunciaba la letra de sus estatutos: ¡°Sortu realizar¨¢ su actividad desde el rechazo de la violencia como instrumento de acci¨®n pol¨ªtica o m¨¦todo para el logro de objetivos pol¨ªticos (...), rechazo que incluye a ETA en cuanto sujeto activo de conductas que vulneran derechos y libertades fundamentales¡±.
Todos los partidos vascos han pedido explicaciones a Sortu, y UPyD, tambi¨¦n su ilegalizaci¨®n. Prospere o no esa iniciativa, ning¨²n partido democr¨¢tico podr¨¢ dejar de reprochar a Sortu que, en lugar de instruir a sus bases sobre la incompatibilidad entre pol¨ªtica democr¨¢tica y terrorismo, que es ahora su primera responsabilidad, siga cont¨¢ndoles la f¨¢bula de que ETA no tuvo m¨¢s remedio que matar a 850 personas para que hoy puedan ellos defender sus ideas sin bombas. El argumento subyacente es que la lucha (sobrentendi¨¦ndose: armada) fue necesaria para desestabilizar el sistema pol¨ªtico espa?ol, impidiendo que se afianzase el r¨¦gimen auton¨®mico y haciendo as¨ª posible alcanzar sus objetivos por medios exclusivamente pol¨ªticos. Tal vez ese discurso fuera elegido por los de Otegi como v¨ªa de menor resistencia para convencer a ETA de que se retirara. Pero ha sido interiorizado por ellos para no reconocer que su giro ha sido consecuencia de la derrota policial y judicial de la banda; y para esquivar su propia autocr¨ªtica por tantos a?os de sumisi¨®n a ella.
Los esfuerzos del Gobierno y los partidos vascos por asociar a la izquierda aberzale a su plan de paz y convivencia chocan con esa incapacidad de sus dirigentes para renunciar a esa fabulaci¨®n y a su premisa: la existencia de dos violencias equiparables y sim¨¦tricas. Hubo abusos policiales y guerra sucia, pero es falsear la realidad concluir que el terrorismo de ETA fue una respuesta a esa otra violencia. Por el contrario, lo fue contra la democratizaci¨®n y descentralizaci¨®n pol¨ªtica: 246 asesinados, casi un tercio del total, entre 1978 y 1980.
No favorece la renuncia a su justificaci¨®n impl¨ªcita de ese pasado la actitud derrotista de quienes, habiendo defendido siempre que era posible vencer a ETA sin negociaciones, se muestran ahora convencidos de que es la banda la que ha ganado porque su legalizaci¨®n les ha permitido entrar en las instituciones. Y advierten que esa presencia, unida a la excarcelaci¨®n de presos beneficiados por Estrasburgo, est¨¢ asentando una visi¨®n exculpatoria del pasado terrorista compartido por ETA y su brazo pol¨ªtico. Pero su legalizaci¨®n judicial lo ¨²nico que hizo fue permitirles defender en democracia su proyecto: lo que durante a?os se les hab¨ªa dicho que ten¨ªan que hacer, renunciando a imponerlo a tiros. Si est¨¢n en alcald¨ªas y diputaciones es porque han tenido los votos necesarios y porque los dem¨¢s partidos no han sido capaces de unirse y conformar mayor¨ªas alternativas. Y para impedir que sea su relato el que se imponga, m¨¢s ¨²til que pedir su ilegalizaci¨®n ser¨¢ refutar sus falacias con datos y argumentos.
No tiene sentido decir que ETA no necesita matar porque ya ha vencido. No matan porque la actuaci¨®n del Estado (policial y judicial) acab¨® por convencer a sus jefes de que no les servir¨ªa para hacer avanzar causa alguna, y a su brazo pol¨ªtico de que solo recobrar¨ªa la legalidad si persuad¨ªa a la banda para que se retirase. <CF1000>Es cierto que los buenos resultados de Bildu en mayo de 2011 favorecieron el cese de ETA en octubre de ese a?o, y ese cese, la legalizaci¨®n de Sortu en 2012. Pero si tambi¨¦n lo fuera que tal legalizaci¨®n anuncia la victoria pol¨ªtica de ETA, ?se deber¨ªa haber tratado de impedir o ignorar ese cese para evitar que su antiguo brazo pol¨ªtico venza sin armas? Un argumento que lleva a una conclusi¨®n absurda no puede ser v¨¢lido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.