El posible regreso a la pol¨ªtica
Si hubiese elecciones generales ahora y si, como estimamos, la disposici¨®n efectiva a participar en las mismas acabase siendo del orden del 65% (casi siete puntos menos de lo que fue en noviembre de 2011, pero casi 10 puntos m¨¢s de la que llevan meses declarando los electores), el resultado global que parece m¨¢s probable ser¨ªa una ajustada victoria ¡ªno muy alejada del empate¡ª del PP sobre el PSOE: 146 esca?os frente a 131. Con ese nivel de participaci¨®n, los otros dos partidos de ¨¢mbito nacional, IU y UPyD, pese a su llamativa y sostenida subida en los sondeos, no lograr¨ªan capitalizar en esca?os, de forma proporcional, el caudal de apoyo social que en principio suscitan. Nuestro sistema electoral ¡ªen el que 35 de las 52 circunscripciones existentes (incluidas Ceuta y Melilla) cuentan, como m¨¢ximo, con seis esca?os¡ª impone, en la pr¨¢ctica, un severo correctivo a las aspiraciones de potenciales terceros o cuartos partidos. Con todo, IU y UPyD incrementar¨ªan apreciablemente su presencia en el Congreso de los Diputados: IU alcanzar¨ªa su, hasta ahora, cifra r¨¦cord (25 esca?os) y UPyD pasar¨ªa de cinco a 11. Por su parte, CiU, tradicional formaci¨®n bisagra en el tablero nacional, bajar¨ªa de 16 a 11 esca?os y ver¨ªa as¨ª seriamente cercenadas sus probabilidades, llegado el caso, de completar mayor¨ªas con alguno de los dos grandes partidos nacionales.
Con los datos de esta estimaci¨®n, que reflejan la llamativa estabilidad de nuestro sistema pol¨ªtico ¡ªpor ahora inmune a posibles sarpullidos populistas o derivas antisistema¡ª, no resulta f¨¢cil conjeturar alianzas que pudieran permitir a PP o PSOE tomar las riendas de un nuevo Gobierno. La alternativa matem¨¢ticamente m¨¢s obvia ser¨ªa, sin duda, una gran coalici¨®n PP-PSOE que remara al un¨ªsono por un tiempo, al menos hasta dejar atr¨¢s la actual crisis, y que llevara a cabo las reformas estructurales que el pa¨ªs precisa y que solo con su esfuerzo conjunto parecen posibles. Pero esto, evidentemente, pertenece hoy por hoy al reino de las enso?aciones, pues esto no es Alemania.
Un resultado similar al de esta estimaci¨®n propiciar¨ªa, por otra parte, algo que la ciudadan¨ªa a?ora, seg¨²n expresa sondeo tras sondeo: el retorno de la pol¨ªtica. Es decir, la vuelta a la negociaci¨®n y al pacto como modo permanente y buscado (y no resignadamente soportado) de resoluci¨®n de problemas y desacuerdos; y el predominio del di¨¢logo y del respeto mutuo como estilo propio de la vida p¨²blica. Con tanta informaci¨®n demosc¨®pica como ahora existe, resulta inexplicable que los partidos propendan a escuchar casi ¨²nicamente a sus cuadros y militantes y apenas se esfuercen en o¨ªr la voz de quienes les votan. De ah¨ª sin duda ese desafecto que todos lamentan, pero al que no ponen remedio. En el caso del PP, por ejemplo, sus votantes llevan ya a?os vi¨¦ndolo, ideol¨®gicamente, m¨¢s escorado a la derecha de lo que ellos mismos se consideran. Hasta ahora sin mayores consecuencias, pero quiz¨¢ en el panorama actual, con un claro aleteo, en su seno, de una especie de tea party no precisamente sintonizado con el sentir del votante medio, esa discordancia puede empezar a pasar factura.
En el caso del PSOE, o m¨¢s concretamente en el de su partido hermano, el PSC, llama la atenci¨®n su prolongada sordera (que ahora parece querer corregir) ante el doble sentimiento identitario (¡°tan catal¨¢n como espa?ol¡±) que de forma masiva, y sondeo tras sondeo, le expresan sus votantes en Catalu?a. Unos votantes escasamente proclives a aventurerismos soberanistas de car¨¢cter excluyente que, en cambio, agradan a parte de sus dirigentes. Uniendo a esto (y a m¨¢s aspectos que cabr¨ªa resaltar) el impacto de la crisis (que unos no supieron evitar y otros est¨¢ por ver que logren resolver), ?c¨®mo puede sorprender que PP y PSOE, pese a mantener un apoyo social importante, no logren hacerse con un liderazgo claro sobre una sociedad confundida que tanto lo necesita?
Jos¨¦ J. Toharia y Jos¨¦ P. Ferr¨¢ndiz son presidente y vicepresidente de Metroscopia.
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