Un jurista dem¨®crata
La trayectoria vital Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo ha estado marcada por su compromiso c¨ªvico
La muerte Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo es un dur¨ªsimo golpe para la Justicia y la Democracia espa?ola. Su esp¨ªritu so?ador y de justicia ha quedado reflejado a lo largo de toda su vida. Fue un creyente consciente de lo que significaba ser cristiano, primero en una dictadura y luego en democracia. Por ello, durante el franquismo conoci¨® lo que llam¨® ¡°la experiencia del mal¡±, del ¡°mal objetivo¡±, del ¡°mal social¡±, lo que le llev¨® a calificarlo como un ¡°un r¨¦gimen represivo¡±. A?os en que constat¨®, cuando era fiscal en M¨¢laga, que la mayor¨ªa de los jueces no prestaban demasiada atenci¨®n a los detenidos que hab¨ªan sido torturados. Quiz¨¢s porque entonces, como afirm¨® hace un a?o,¡±la mayor¨ªa de la magistratura podr¨ªa ser caracterizada como ajena a los ideales democr¨¢ticos¡±. Etapa en la que, guiado por su compromiso c¨ªvico y democr¨¢tico, asumi¨® en 1966 la Presidencia del Ateneo de esa ciudad, como ¨¢mbito de expresi¨®n en libertad. Pocos meses despu¨¦s, las presiones antidemocr¨¢ticas del Gobernador de turno le obligaron a dimitir. En ese periodo forj¨® una relaci¨®n excepcional con personas tan relevantes y avanzadas a su tiempo como Alfonso Carlos Com¨ªn y el te¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Ruiz, con quienes vivi¨®-adem¨¢s de otros muchos miles de cristianos progresistas- la llegada del Concilio Vaticano II que calific¨® como ¡°una inyecci¨®n de entusiasmo y esperanza¡±.
Se consolid¨® como una referencia esencial del modo de hacer justicia en un Estado Democr¨¢tico
?Y c¨®mo no recordar su toma de posici¨®n, como Fiscal-Jefe de Huelva, tras el fracaso del golpe de 1981? Fue de los pocos fiscales ?o quiz¨¢s el ¨²nico? que expres¨® p¨²blicamente su rechazo a la intentona golpista y su pleno apoyo a las instituciones democr¨¢ticas.
Desde su perspectiva de magistrado dem¨®crata en el Tribunal Supremo (TS 1986-1999) se consolid¨® como una referencia esencial del modo de hacer justicia en un Estado Democr¨¢tico. El punto de partida de su posici¨®n es que ¡°la justicia consiste en tratar al pr¨®jimo seg¨²n una regla general de igualdad¡±. Desde un doble presupuesto ideol¨®gico: la persona justa ¡°generalmente coincide con el desvalido¡± y ¡°la izquierda es la llamada a construir un mundo menos desigual e injusto¡±.Y que para un juez, tan sustancial como la independencia, que es ¡°una conquista personal de cada juez¡±, es la ¡°imparcialidad¡±, especialmente en ¡°asuntos de naturaleza pol¨ªtica y social¡±.As¨ª se consigue un ¡°ejercicio decente¡± de la profesi¨®n. De ah¨ª se derivan sus sentencias y votos particulares en asuntos tan trascendentes, entre otros muchos, como el GAL, General Armada, Tejero o Banesto. Pero, sobre todo, fue el primer magistrado que tuvo la honradez y valent¨ªa de votar a favor de la anulaci¨®n de la condena militar de Juli¨¢n Grimau, a la que calific¨® como ¡°un acto de barbarie¡±.Posici¨®n que a¨²n no ha sido asumida mayoritariamente por la Sala de lo Militar del TS. Toda una permanente lecci¨®n de justicia y, en especial, de amparo a las v¨ªctimas de la dictadura, tan necesaria hoy.
Fue un creyente consciente de lo que significaba ser cristiano
Y, consecuentemente, defendi¨® siempre el derecho a la cr¨ªtica del poder judicial, tan relevante en un Estado democr¨¢tico como la propia independencia judicial. A¨²n resuenan sus palabras justificando la cr¨ªtica al TS por la persecuci¨®n y juicio al Juez que investig¨® los cr¨ªmenes del franquismo.
Todo un inmenso legado que ahora, a su muerte, brilla con m¨¢s fuerza. Sobre todo, cuando hace algo m¨¢s de un a?o, contest¨® a la revista El Ciervo: ¡°A m¨ª, la muerte, al menos de momento, no me produce ning¨²n terror¡±. Ante esta posici¨®n, podemos volver a uno de los versos contenidos en los ¡°Diecinueve poemas de juventud¡± publicados en 1970 y dedicados a su amada esposa, Trini: ¡°Hazme sencillo y dif¨ªcil / como atarse con espuma / las dos manos¡±. Seguro que, en este momento, estar¨¢s viviendo, como t¨² deseabas, ¡°el abrazo de Dios¡±. Para quienes seguimos aqu¨ª y te hemos querido y admirado, nos queda tu presencia en tu buen hacer familiar, c¨ªvico y profesional, reflejado en tantos escritos, dict¨¢menes y resoluciones judiciales. Porque, como dec¨ªa tu querido Antonio Machado: ¡°Late coraz¨®n¡No todo / se lo ha tragado la tierra¡±.
Pepe, siempre estar¨¢s entre nosotros.
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