Los polic¨ªas y el misterio de Luis El Cabr¨®n
Un abogado de B¨¢rcenas logr¨® verse con dos comisarios tras ofrecerles informaci¨®n
En la contabilidad opaca de Francisco Correa, el presunto cerebro de la trama G¨¹rtel, hay anotaciones de pagos a L. B. y a Luis El Cabr¨®n. En 2009, el juez Baltasar Garz¨®n estaba convencido de que las siglas y el apodo ocultaban a Luis B¨¢rcenas, extesorero del Partido Popular (hoy en prisi¨®n). Pero cinco a?os despu¨¦s no est¨¢ claro a qui¨¦n corresponde tal mote. Es un misterio irresoluto.
Este apodo hiriente fue lo que provoc¨® en 2012 una extra?a operaci¨®n protagonizada por Alfonso Trallero, entonces abogado de B¨¢rcenas, en la que se vieron implicados el actual director de la Polic¨ªa, Ignacio Cosid¨®, y dos comisarios, seg¨²n se ha sabido ahora. Trallero escribi¨® el 27 de agosto de 2012 una carta a Cosid¨®, a espaldas del juez Pablo Ruz, que instruye el caso G¨¹rtel. El letrado actu¨® as¨ª despu¨¦s de que B¨¢rcenas contactase con personas destacadas del PP. En la misiva, Trallero ped¨ªa a Cosid¨® que se dirigiera a la Unidad de Delincuencia Econ¨®mica y Fiscal (UDEF) para que esta hiciese un nuevo informe en el que se estableciera que Luis B¨¢rcenas no era Luis El Cabr¨®n, un apodo que aparece varias veces en la contabilidad de las empresas de G¨¹rtel. En sus declaraciones del 22 de julio de 2009 en el Tribunal Supremo, B¨¢rcenas hab¨ªa insistido una y otra vez en que Luis El Cabr¨®n exist¨ªa, pero que no era ¨¦l.
Cosid¨® envi¨® la carta de Trallero a la Comisar¨ªa General de Polic¨ªa Judicial. Y esta se la reenvi¨® al juez Ruz, quien no ocult¨® su enfado hacia las maniobras de Trallero y su cliente. Consideraba que el hecho de que semejante escrito se hubiera cursado directamente ante el director general de la Polic¨ªa, invocando su condici¨®n de superior jer¨¢rquico de los funcionarios policiales, imped¨ªa que el juez pudiera haber valorado la ¡°pertinencia, necesidad y posibilidad de la diligencia interesada¡±.
El magistrado fustig¨® a Trallero acus¨¢ndole de que su conducta se situaba ¡°extramuros del procedimiento judicial, privando al instructor de la direcci¨®n del mismo que tiene conferida¡±. Y le advert¨ªa de que eso ¡°pudiera llegar a constituir abuso o fraude procesal en caso de admitirse y perpetuarse tal proceder¡±. Con todos esos razonamientos, el juez Ruz orden¨® a la UDEF que se abstuviera de practicar cualquier diligencia en la l¨ªnea de lo que quer¨ªa el abogado de B¨¢rcenas. No obstante, Ruz requiri¨® a la UDEF para que le detallase si ten¨ªa acreditado o no que el enigm¨¢tico Luis El Cabr¨®n era Luis B¨¢rcenas.
Mientras tanto, Trallero contact¨® con el comisario Jos¨¦ Luis Olivera, que llevaba poco tiempo al frente del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO) tras haber sido relevado de la jefatura de la UDEF. El abogado convenci¨® a Olivera de que quer¨ªa hablar con ¨¦l porque ¡°ten¨ªa informaci¨®n relevante¡± sobre el caso, seg¨²n fuentes policiales. Olivera le hizo notar que el asunto estaba ¡°judicializado¡± y, por tanto, bajo el control del juez. Pero ante la insistencia del letrado, Olivera y otro comisario se reunieron con el defensor de B¨¢rcenas en el pub Milford, en la calle de Juan Bravo, en el barrio de Salamanca de Madrid.
Despu¨¦s de solicitar al camarero dos aguas de Vichy y una Coca Cola, el abogado sac¨® a relucir el maldito apelativo de Luis El Cabr¨®n, remachando que ten¨ªa mucho inter¨¦s en que hicieran un informe asegurando que ese sobrenombre no correspond¨ªa a B¨¢rcenas, ya que eso podr¨ªa exculparle de un delito fiscal que le atribu¨ªa Hacienda. Los dos mandos de Interior intentaron zafarse de las presiones de Trallero y le hicieron ver que la polic¨ªa no estaba interesada en ese supuesto delito fiscal, sino en investigar si B¨¢rcenas estaba implicado en un delito de evasi¨®n de capitales procedente de actividades il¨ªcitas. Adem¨¢s, durante la conversaci¨®n, el letrado no aport¨® ning¨²n dato relevante, seg¨²n fuentes policiales.
Con posterioridad a la cita del Milford, la UDEF envi¨® al juez un informe en el que se ratificaba en lo que ya hab¨ªa dicho en otros escritos anteriores: que no ten¨ªa datos concluyentes al 100% de que Luis El Cabr¨®n fuese Luis B¨¢rcenas, aunque s¨ª hab¨ªa ¡°elementos indiciarios¡± a favor de esa hip¨®tesis. En cambio, las siglas L. B. s¨ª son ¡°determinantes¡± y est¨¢n acreditadas en el sumario, seg¨²n fuentes policiales. Estas a?aden que las gestiones de Trallero fueron est¨¦riles, ya que los informes ¡°no se modificaron ni un ¨¢pice¡±.
El Grupo Socialista en el Congreso ha cursado una bater¨ªa de preguntas al Gobierno sobre este confuso asunto. Una de ellas dice: ¡°?Ha modificado la UDEF sus informes en relaci¨®n con la contabilidad encontrada en la sede del grupo de Francisco Correa?¡± (en la calle de Serrano, de Madrid).
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