Dilema en F.
Ferraz teme una disidencia a la catalana en el PSN; pero teme m¨¢s los efectos de un pacto con Bildu
Bildu fue incapaz durante m¨¢s de 24 horas de condenar el vandalismo que arras¨® Bilbao el lunes en protesta por la celebraci¨®n en la ciudad del Foro Global Espa?a 2014. Es la m¨¢s reciente expresi¨®n de la comprensi¨®n hacia comportamientos fan¨¢ticos que suele mostrar y a veces encarnar una izquierda abertzale que todav¨ªa se resiste a exigir a ETA su disoluci¨®n sin contrapartidas. Reconocer que el fin de la violencia es un cambio esencial no dispensa de criticar y combatir pol¨ªticamente los componentes impositivos y antidemocr¨¢ticos que sobreviven en la ideolog¨ªa y actitudes de los herederos de Batasuna, y que impiden considerarles un partido como los dem¨¢s. Pero no se combaten del mismo modo que cuando el objetivo era conseguir la renuncia a la violencia. Responder a sus desaf¨ªos con la propuesta de nueva ilegalizaci¨®n no solo tendr¨ªa dif¨ªcil justificaci¨®n, tras el cese del terrorismo, ante la opini¨®n internacional, sino que es una forma de renunciar a asumir responsabilidades m¨¢s perentorias.
En materia de pactos, por ejemplo. El Comit¨¦ Regional del PSN decide hoy sobre su actitud ante la posible moci¨®n de censura contra la presidenta de Navarra, Yolanda Barcina. Esa censura solo puede prosperar si cuenta con el respaldo de los diputados de Bildu, lo que es visto con aprensi¨®n por la direcci¨®n del PSOE; por razones de principio, y tambi¨¦n pragm¨¢ticas, dada la previsible utilizaci¨®n que el PP har¨¢ de esa circunstancia en la campa?a para las europeas.
Ferraz teme una disidencia a la catalana en el PSN; pero teme m¨¢s los efectos de un pacto con Bildu
El PSN ha intentado esquivar el asunto excluyendo a Bildu de su ronda de contactos con los grupos del Parlamento navarro. Pero la cuesti¨®n no es con qui¨¦n se habla sino que la iniciativa de la moci¨®n implica autom¨¢ticamente contar con Bildu.
Hay argumentos para justificar esa excepci¨®n a la regla general, pero no es v¨¢lido el de que se trata de la respuesta inevitable a la corrupci¨®n denunciada por la secretaria de Hacienda; sobre todo porque lo evidenciado en la comisi¨®n de investigaci¨®n no es suficiente motivo para mantener una medida tan extrema como una moci¨®n de censura. Esto deber¨ªa haber bastado para retirar esa propuesta.
Pero la flecha ya estaba en el arco y para justificar su lanzamiento han pasado a primer plano otros argumentos: el descr¨¦dito de la presidenta por asuntos como el de las dietas de Caja Navarra, y el bloqueo pol¨ªtico que resulta de un Gobierno en minor¨ªa (desde la ruptura del pacto con el PSN, en 2012) y una oposici¨®n muy fragmentada y cuyas iniciativas son neutralizadas por recursos del Ejecutivo.
Esto hace que la conveniencia del adelanto electoral sea compartida incluso por una parte de UPN. De ah¨ª la hip¨®tesis de que sea la propia presidenta quien convoque elecciones adelantadas. ?Ser¨ªa imposible un acuerdo UPN-PSN que incluya esa convocatoria y un compromiso de pacto de legislatura ulterior? ?Lo ser¨ªa si ello requiriera cambiar de candidato en ambos partidos? ?O ser¨ªa pedir peras al olmo?
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