El riesgo de una apuesta personal
Arantza Quiroga, dolida con la resistencia de Alonso, alienta dudas sobre su estrategia Se enfrenta al PP de ?lava, pero escenifica que logra lo que se propone
1997. Congreso de Nuevas Generaciones de Gipuzkoa. Arantza Quiroga (Ir¨²n, 1973) libra un pulso con el entonces presidente del PP vasco Carlos Iturgaiz por su decisi¨®n de incorporar a Jos¨¦ Encinas como secretario general. Iturgaiz, que apuesta por Ram¨®n G¨®mez Ugalde, amenaza con vetar el congreso. Quiroga, con apenas cuatro a?os de aval en el partido, mantiene su apuesta y recibe el aval de la militancia. Eso s¨ª, con el paso del tiempo Encinas se convirti¨® en mano derecha de Mar¨ªa San Gil y hace unos a?os abandon¨® el PP.
2014. Congreso del PP vasco. Arantza Quiroga necesita despojarse de la imagen de dedazo derivada del precipitado proceso interno de sustituci¨®n de Antonio Basagoiti, cuando este decidi¨® en mayo de 2013 retirarse de la pol¨ªtica para emprender su vida profesional en el Banco Santander de M¨¦xico. Coincidiendo curiosamente con la irrupci¨®n de Vox, la presidenta convoca un congreso regional para su proclamaci¨®n y es aclamada en la convenci¨®n del PP en Valladolid como el nuevo referente de los populares en Euskadi. Amparada por este respaldo, se cree con la fuerza interna suficiente para dar un golpe en la mesa y fulmina como secretario general a I?aki Oyarzabal, hombre clave de Alfonso Alonso y mu?idor de todos los acuerdos alcanzados con el resto de partidos. Esta apuesta personal y en absoluto ideol¨®gica ha abierto un cisma que perdurar¨¢ en el tiempo. Eso s¨ª, ella no retrocede pero, a cambio, recibe esta vez el castigo de la militancia. A un a?o de las elecciones locales y forales encaja el menor apoyo (72,8%) de un presidente en las ¨²ltimas d¨¦cadas de la historia del PP vasco, por el rechazo de ?lava, ¨²nico territorio donde este partido toca poder. ?Por qu¨¦ ha arriesgado?
Esta abogada, madre de cinco hijos, tenaz y trabajadora, de profundas creencias religiosas, acosada por una profunda timidez y sin qu¨ªmica suficiente con el resto de l¨ªderes en Euskadi, aborrece los tutelajes. Ni siquiera de Madrid. Por eso proclam¨® a modo de ideario una frase rotunda y desafiante: ¡°Quiero tener las manos libres¡±.
Alonso y Oyarz¨¢bal se sintieron concernidos y, sobre todo, molestos por el desaire p¨²blico que supon¨ªa el descarte. ¡°Fue una declaraci¨®n de guerra que no ven¨ªa a cuento¡±, sostienen en el PP vasco. ¡°Un desprop¨®sito por su falta de habilidad pol¨ªtica¡±, a?ade otro dirigente. Pero Quiroga es una mujer que ¡°cree en lo que tiene que hacer y, sobre todo, es honesta¡±, dice de ella un estrecho colaborador.
Hasta ahora, la presidenta del PP vasco jam¨¢s hab¨ªa ocupado puestos internos que proyectaran el poso de su discurso. Desde que en 1995 se estren¨® como concejal del PP en su pueblo junto a Borja Semper, no se le conoce la impronta en ponencia alguna. ¡°Su discurso no pasa de la l¨ªnea oficial¡±, dice un compa?ero, cr¨ªtico con la ¡°inseguridad¡± que Quiroga ha mostrado en estas tres tormentosas ¨²ltimas semanas. ¡°Con Antonio Basagoiti, esto no hubiera pasado¡±, subraya.
¡°Lo ha pasado mal estos d¨ªas; no esperaba algunas reacciones¡±, admiten en el entorno de Quiroga, todav¨ªa indignados por la ¡°incre¨ªble y continuada¡± exigencia de Alfonso Alonso al concejal vitoriano Manu Uriarte durante cuatro d¨ªas para que renunciara al cargo de secretario general. ¡°Al final Uriarte no pudo aguantar tanta presi¨®n y renunci¨®¡±, alegando, no obstante, que le resultaba ¡°incompatible¡± asumir los dos cargos.
M¨¢s all¨¢ de la escenificaci¨®n obligada en el entorno del congreso de San San Sebasti¨¢n, Quiroga y Alonso no se soportan. Los motivos son ¡°personales y estrat¨¦gicos¡±, admiten en el partido. La herida de muerte se abri¨® en octubre del pasado a?o cuando el portavoz del PP en el Congreso evit¨® a Quiroga en un encuentro de Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa con la c¨²pula del PNV en Bilbao. Oyarz¨¢bal no comparti¨® tampoco este desaire a pesar de su proximidad a Alonso, pero tambi¨¦n qued¨® marcado. ¡°Nunca han tenido feeling¡±, dicen en el grupo parlamentario de Vitoria al referirse a Quiroga y Oyarzabal, quienes discutieron ostensiblemente el 20 de febrero, cuando la presidenta comunic¨® al entonces secretario general que ¡°no iba a contar con ¨¦l¡± en su nueva direcci¨®n. Ocurri¨® en la C¨¢mara vasca, poco despu¨¦s de que la presidenta tuviera un encuentro con el lehendakari, I?igo Urkullu, de quien se siente muy distante al igual que del PNV. Los nacionalistas le responden con la misma desconfianza y acidez. ¡°Quiroga se sinti¨® dolida, de hecho, con las advertencias y descalificaciones¡± que recibi¨® desde la direcci¨®n del EBB, desde donde le acusaron de ¡°falta de seriedad¡± por filtrar una versi¨®n distorsionada de la ¨²ltima reuni¨®n Rajoy-Urkullu.
Precisamente esta relaci¨®n con el PNV fundamenta la diferencia estrat¨¦gica de Quiroga con Alonso. ¡°No est¨¢ dispuesta a que sus posiciones en Euskadi con el nacionalismo se vean luego desairadas en Madrid con los acercamientos al PNV¡±. En el PP recuerdan que ¡°Basagoiti siempre estuvo en contacto con Alonso y no hubo problemas¡±. Y aportan el momento m¨¢s comprometido para la confianza de los populares alaveses en el anterior presidente. ¡°Como consecuencia del pacto PP-PSE, estaba sellado con Patxi L¨®pez que entr¨¢bamos en la Diputaci¨®n de ?lava, pero Txarli Prieto (PSE-EE) no quiso y no se hizo. Basagoiti lo explic¨® y aunque irrit¨®, no pas¨® nada¡±.
Ahora, el PP alav¨¦s desconf¨ªa de Quiroga. ¡°Ha estado insegura, se ha creado una justificaci¨®n para echar a Oyarz¨¢bal y nos ha metido en un l¨ªo sin necesidad¡±, es, a modo de resumen, una parte de las muchas descalificaciones recogidas por este diario hacia la actitud de la presidenta en esta crisis interna. En la c¨²pula del PP vasco a¨²n no se explican c¨®mo en la decisiva reuni¨®n de su ejecutiva del pasado martes Quiroga ¡°no abri¨® la boca¡±. Para los cr¨ªticos, ¡°es que si no tiene un papel delante no se atreve y tiene poca justificaci¨®n c¨®mo lo ha hecho¡±. Para uno de sus colaboradores ¡°fue un d¨ªa horrible; no todos somos una roca¡±.
Quiroga no se arruga y, desde luego, nunca ha pensado en dimitir. ¡°Fue una t¨¢ctica en la negociaci¨®n con Alonso¡±, a quien incit¨® para que se presentara, reconocen en su equipo al interpretar su amago de renuncia al cargo. ¡°Ella dijo que lo iba a solucionar y lo ha solucionado¡±, a?aden para enfatizar la ¡°determinaci¨®n¡± de la presidenta en sus principios.
Esta alumna aventajada del colegio donostiarra Eskibel, propiedad del Opus Dei, hija de padre vallisoletano y de madre euskaldun simpatizante del PNV, y convertidos ahora en diarios colaboradores de la imposible vida familiar de Quiroga, no se prodiga, pese a su cargo, en la vida interna del partido. ¡°A Basagoiti se le ve¨ªa recibiendo a un concejal o asistiendo a cualquier pueblo, a esta no¡±, acusan dentro del PP vasco.
Quiroga est¨¢ casada con el exjinete ?lvaro Arrieta, ¨ªntimo amigo de I?aki Urdangarin y socio del adinerado empresario catal¨¢n Carles Vilarrub¨ª en la empresa guipuzcoana Oxer Sport, dedicada a la organizaci¨®n de pruebas h¨ªpicas. Gracias a la intercesi¨®n de Urdangarin, Oxer Sport se hizo con la organizaci¨®n en Valencia del Global Champions Tour de H¨ªpica entre los a?os 2009 y 2013, con un presupuesto total de 2,5 millones.
Quiroga se refugia los fines de semana en casa para disfrutar de sus hijos, estudiantes de Erain, conocido como colegio del Opus. ¡°A ella le gusta la espiritualidad de la Obra, pero no es miembro¡±, asegura un portavoz de esta Prelatura. Vecina de Hondarribia (Gipuzkoa), tras el final de ETA conduce personalmente un peque?o monovolumen con el que se traslada una media de cuatro d¨ªas a la semana hasta Vitoria. A¨²n sin demasiada agenda representativa, prefiere las comidas frugales, con el chocolate como excepci¨®n. Con un estilo cuidado, sobre todo tras su paso por la presidencia del Parlamento ¡ª¡°siempre prepara con su propio maquillaje las comparecencias¡±¡ª prefiere comprar en Zara. ¡°No le gusta el boato, no es charlatana y de ah¨ª sus silencios. Es el car¨¢cter guipuzcoano¡±, dicen de ella.
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