Un legado de concordia
Su gran logro Su¨¢rez fue poner el sentimiento de reconciliaci¨®n delante de sus ideas pol¨ªticas
Conoc¨ª a Adolfo Su¨¢rez en 1993, cuando ya hab¨ªa dejado su esca?o en el Congreso y, por tanto, la primera l¨ªnea de la pol¨ªtica. Mis encuentros con ¨¦l siempre fueron extraordinariamente cordiales; Su¨¢rez era una persona afable y cercana. Pese a todos los sinsabores que hab¨ªa tenido que soportar, no hab¨ªa en ¨¦l ni rastro de resentimiento o amargura. Por aquel entonces comprend¨ª que la clave de su papel en la historia de nuestro pa¨ªs, su contribuci¨®n a que los espa?oles super¨¢ramos d¨¦cadas marcadas por el rencor, ten¨ªa mucho que ver con su propia personalidad. Porque est¨¢ fuera de toda duda que Adolfo Su¨¢rez fue un gobernante capaz y un pol¨ªtico inteligente y con coraje; pero siempre he pensado que su principal logro fue el de poner ese sentimiento de reconciliaci¨®n por delante de sus ideas pol¨ªticas.
En los ¨²ltimos tiempos, con motivo del 35 aniversario de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, se ha hablado mucho de la Transici¨®n, especialmente de los pactos que la hicieron posible, de los profundos cambios en la vida de los ciudadanos a que dio lugar. Sin embargo se habla menos de algo que en mi opini¨®n es fundamental: es uno de los escasos momentos de nuestra historia en el que los espa?oles nos hemos sentido colectivamente orgullosos de nosotros mismos, con independencia de nuestras posiciones ideol¨®gicas. La Transici¨®n y su consecuencia m¨¢s trascendente, la Constituci¨®n de 1978, le deben mucho a los desvelos de Adolfo Suarez.
Ese orgullo colectivo, esa visi¨®n generalizadamente positiva de un hecho reciente de nuestra historia como es la Transici¨®n, ha durado hasta hace bien poco tiempo. La profunda crisis que vivimos, que ha puesto en cuesti¨®n tantas cosas, ha alumbrado algunas cr¨ªticas, no siempre justas, hacia los cambios que permitieron la salida de la dictadura. Es verdad que unas cosas se hicieron mejor que otras; que las circunstancias del momento impusieron limitaciones que con el paso del tiempo se fueron haciendo m¨¢s evidentes. Pero las cr¨ªticas no pueden negar un hecho objetivo: que los espa?oles fuimos capaces de ponernos de acuerdo en torno a un gran proyecto de convivencia. Y unas de las personas que m¨¢s hizo para propiciar ese gran acuerdo fue Adolfo Su¨¢rez.
Por eso, estoy convencido de que ¨¦l compartir¨ªa conmigo la reflexi¨®n de que si entonces fuimos capaces de alcanzar un consenso b¨¢sico sobre el que construir un nuevo momento pol¨ªtico, no deber¨ªamos renunciar a volver a intentarlo para abordar algunas de las dificultades que tenemos por delante
Adolfo Su¨¢rez dijo que siempre agradecer¨ªa en lo m¨¢s profundo de su coraz¨®n la oportunidad que hab¨ªa tenido de contribuir a hacer algo mejor para nuestro pa¨ªs. Por eso, creo que de todas las injusticias que tuvo que soportar quiz¨¢ la peor fue la de la cruel enfermedad que le impidi¨® asistir a la recuperaci¨®n de su figura pol¨ªtica, y no le permiti¨® conocer que somos muchos los espa?oles que hoy le estamos agradecidos a ¨¦l por su trabajo y por su obra. Muchos los que hoy le queremos trasladar a su familia nuestro cari?o y respeto, junto con el prop¨®sito de convertirnos en albaceas de su recuerdo.
Descanse en paz.
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