¡°?No os da verg¨¹enza lo que est¨¢is haciendo?¡±
Una mujer de 73 a?os es juzgada por increpar a dos polic¨ªas Los agentes vestidos de paisanos requisaban mercanc¨ªa de imitaci¨®n de un senegal¨¦s
Eladia Mart¨ªn Bl¨¢zquez?se mira en el reflejo del vidrio del extintor?minutos antes de entrar a la sala donde se llevar¨¢ a cabo un juicio en contra de ella, y?se acomoda el pelo. "Soy vanidosa", explica la mujer de 73 a?os.?Est¨¢ imputada por presunto delito de orden p¨²blico, por increpar a dos agentes de la polic¨ªa mientras requisaban mercanc¨ªa de imitaci¨®n de un senegal¨¦s en la puerta del Sol. Seg¨²n Eladia ella solo les pregunt¨® con tono denunciante: "?No os da verg¨¹enza lo que est¨¢is haciendo?". Mes y medio despu¨¦s recibi¨® la denuncia. ?
M¨¢s de 30 personas miembros de la organizaci¨®n de los Yayoflautas ¡ªa la que ella pertenece¡ª, se han concentrado a las puertas de los juzgados de plaza de Castilla para apoyar a su compa?era. Otros 20 entran al juicio junto con ella. Dentro de la sala se reconstruye la historia. El domingo, 10 de noviembre de 2013, varios miembros de esta asociaci¨®n acudieron a la Puerta del Sol para llevar comida para el banco de alimentos de Tetu¨¢n. Todo transcurr¨ªa con normalidad cuando, dos polic¨ªas vestidos de paisanos comenzaron a recoger la mercanc¨ªa que vend¨ªa un senegal¨¦s. A partir de aqu¨ª la versi¨®n de los hechos entre los agentes y los yayoflautas se contrapone.
Seg¨²n esta jubilada y los dos testigos, Pedro Mart¨ªnez (fot¨®grafo de Infolibre) y Angelina cordero (amiga ¨ªntima de la acusada), los polic¨ªas pasaron a pocos metros de ellos riendo y Eladia pronunci¨® la pol¨¦mica frase: "?No os da verg¨¹enza lo est¨¢is haciendo?". Frase que para el ¨²nico de los agentes que recuerda las palabras exactas, no fue una pregunta inocente, sino una serie de insultos de mayor calibre: "Cabr¨®n, hijo de puta, sin verg¨¹enzas, ?por qu¨¦ no le roban a los ricos?, mal nacidos". Eladia ha negado rotundamente tales afirmaciones. Con un abanico en la mano y sentada en el banquillo ya que su edad no le permite contestar a las preguntas de pie, ha aseverado: "En mi boca no est¨¢ ese vocabulario".
La historia contin¨²a. Despu¨¦s de esta o estas palabras, uno de los agentes se regres¨® a pedirle que se identificase. Y otra vez las versiones se contradicen. Eladia ha explicado, con voz entre cortada, que no llevaba el DNI y as¨ª se los hace saber, pero que, cuando la amenazaron con llevarla a comisar¨ªa, se le ocurri¨® preguntar si el abono-transportes serv¨ªa como tal. Los oficiales lo aceptan y dentro del abono hab¨ªa una copia de su DNI, detalle que en el momento de la discusi¨®n no recordaba. Despu¨¦s de 15 minutos le devolvieron sus papeles "de muy mala manera", declara la mujer con el pelo te?ido de casta?o que ocultan las canas de los a?os. Los agentes han afirmado que ella se negaba a identificarse y despu¨¦s "de la cuarta o quinta vez", ella acaba cediendo y entrega el abono-transporte.
El juicio ha quedado visto para sentencia. La fiscal ha pedido una peque?a multa de diez d¨ªas por dos euros. La defensa ha pedido que se le absuelva sin cargos a esta mujer jubilada que recibe poco m¨¢s de 600 euros al mes. El "Yayo Santiago", como se hacen llamar ha explicado que la ventaja de esta organizaci¨®n es que no les da miedo perder el trabajo, ya que muchos est¨¢n jubilados y otros "ya han llegado a una edad que no tienen miedo, como vosotros los j¨®venes que se juegan m¨¢s. Adem¨¢s, casi nunca nos dan, nos respetan. Bueno casi nunca, ya viste lo que le pas¨® a Ernesto".Los gritos fuera de los juzgados no cesaban: "Si nos dan uno nos dan a todos".
Un Yayoflauta herido en el 22-M
Ernesto Gil, de 76 a?os, fue uno de los 400 yayoflautas (seg¨²n sus propias cifras) que acudieron, desde varios puntos de Espa?a, a la Marcha de la Dignidad el pasado 22 de marzo en Madrid. "Ya nos empezamos a ir cuando entraron los Antidisturbios. Una vez que entran no ven a qui¨¦n atacan", declara el hombre mientras se levanta el pantal¨®n para ense?ar la venda que cubre su pierna hasta m¨¢s arriba de la rodilla, por el porrazo que recibi¨®. "Un polic¨ªa me conmin¨® a que corriera, pero yo no corr¨ª por dignidad, y porque la edad no me lo permite, entonces me peg¨®", asegura el hombre de barba canosa y camisa de cuadros.
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