En el t¨²nel
El D¨ªa de la Rep¨²blica trae a la memoria la posibilidad de que la ciudadan¨ªa espa?ola exprese alg¨²n d¨ªa su hartazgo demandando la refundaci¨®n del r¨¦gimen en vigor. Sin duda, as¨ª lo va a hacer en Catalu?a en cuanto las urnas le brinden la oportunidad. Pero tambi¨¦n podr¨ªa ocurrir en el resto de Espa?a, pues como revela el bar¨®metro del CIS, crece la indignaci¨®n popular contra una clase dirigente tan corrupta como incapaz de sacar al pa¨ªs del t¨²nel en que lo meti¨®. El 25 de mayo podr¨¢ advertirse alg¨²n indicio de este posible final de r¨¦gimen, pero seguramente habr¨¢ que esperar hasta el a?o pr¨®ximo, cuando las locales y legislativas certifiquen el final del bipartidismo.
Pese a ello, el partido en el poder todav¨ªa conf¨ªa en salir bien parado del trance, si colase su campa?a de propaganda sobre la recuperaci¨®n en curso, que le lleva a alardear con arrogante impudor del crecimiento de las rentas favorecidas mientras las clases populares contin¨²an empobrecidas por el brutal desempleo y la deflaci¨®n salarial. Y encima el ministro de Hacienda, cuyas cifras oficiales han ca¨ªdo bajo sospecha, a¨²n tiene la insolencia de despreciar las estad¨ªsticas de C¨¢ritas y la OCDE, que alertaban contra el injusto crecimiento de una brecha de desigualdad que condena al pueblo llano a la exclusi¨®n social. Pues de ser esto as¨ª, ?c¨®mo no iban a sublevarse los movimientos de base que organizaron la Marcha por la Dignidad del 22M, despu¨¦s reventada por la maniobra policial que la ocult¨® y criminaliz¨® tras asociarla con pretendidas violencias antisistema?
Sin embargo, pese a la represi¨®n de la protesta popular, y por mucho que se publicite la cacareada pero a todas luces an¨¦mica recuperaci¨®n, no hay que descartar que finalmente se produzca no la tan manida salida del t¨²nel que cantan a coro los portavoces del Gobierno, sino m¨¢s bien el c¨¦lebre efecto t¨²nel que analiz¨® el economista heterodoxo Albert Hirschman. Cuando los mercados est¨¢n colapsados por una crisis que los paraliza en lo m¨¢s oscuro de un metaf¨®rico t¨²nel, y de pronto comienza a percibirse que alg¨²n carril privilegiado ya empieza a arrancar, anunciando quiz¨¢s una pr¨®xima reactivaci¨®n, en principio los ciudadanos todav¨ªa inm¨®viles se sienten sin embargo aliviados y se mantienen en calma, esperando que alg¨²n d¨ªa les toque el turno de reincorporarse a la recuperaci¨®n en marcha. Pero en cuanto al final se advierte que los mejor conectados ya medran a toda velocidad, mientras la mayor¨ªa permanece clavada en el fondo del t¨²nel, entonces la gente se impacienta, se indigna y se lanza a protestar.
Es lo que podr¨ªa pasar aqu¨ª, tan pronto la paciencia ciudadana se harte de soportar la obscenidad de un r¨¦gimen que solo rescata a las rentas elevadas mientras el ciudadano com¨²n es abandonado a su suerte. Es entonces cuando la ira popular podr¨ªa protagonizar un nuevo 14 de Abril. Pues por mucho que los dos partidos turnantes se vean obligados a pactar una gran coalici¨®n, como ¨²nica forma de salvar al r¨¦gimen, no se vislumbra por ninguna parte, a falta de un Renzi o un Valls, el nuevo liderazgo capaz de sacar a Espa?a del t¨²nel actual.
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