La discreta diplomacia de Don Juan Carlos ¡°con la mejor agenda del mundo¡±
Margallo, Moratinos y Trinidad Jim¨¦nez explican el papel que ha jugado el Rey en pol¨ªtica exterior
En la primera audiencia tras su nombramiento como ministro, el Rey le entreg¨® un n¨²mero de tel¨¦fono a Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo. ¡°Es mi m¨®vil personal¡±, le dijo, ¡°no dudes en llamarme las 24 horas del d¨ªa si me necesitas¡±. Tambi¨¦n le hizo un encargo: ¡°Quiero que todos mis viajes tengan contenido pr¨¢ctico, que me acompa?en las empresas con intereses importantes en el pa¨ªs a visitar¡±. El titular de Exteriores sigui¨® al pie de la letra ambas instrucciones: ¡°Siempre me he sentido respaldado por Su Majestad, no he dudado en pedirle ayuda cuando la he necesitado y ¨¦l jam¨¢s ha dudado en hacer las gestiones que le he pedido¡±.
En la cena celebrada en Mosc¨², en julio de 2012, en presencia de Putin y Medv¨¦dev, don Juan Carlos actu¨® como director de orquesta, animando a los empresarios espa?oles para que plantearan abiertamente sus dificultades y problemas. Su funci¨®n no era firmar contratos, sino abrir puertas.
Es ya un t¨®pico calificar a don Juan Carlos como ¡°el mejor embajador de Espa?a¡± o la cara visible de la Marca Espa?a. Pero una reciente encuesta entre las 2.000 primeras empresas exportadoras del pa¨ªs demuestra que no se trata solo de un eslogan: al Monarca se le valora como el mejor apoyo para abrirse paso en mercados extranjeros, junto a las oficinas comerciales y el servicio exterior. Nadie discute que el AVE del desierto (el contrato del siglo, por 6.736 millones de euros) no lo habr¨ªa ganado un consorcio espa?ol si el Rey no hubiera echado mano de su amistad con la Familia Real saud¨ª, sorteando las zancadillas francesas. Otras gestiones, menos conocidas, fueron dirigidas a conseguir contratos como el del metro de Lima o evitar la expropiaci¨®n de YPF. Esta ¨²ltima sin ¨¦xito, claro. ¡°Es nuestro ¨²ltimo cartucho. No se debe recurrir a una intervenci¨®n real si est¨¢ condenada al fracaso o puede conseguirse lo mismo por otros medios¡±, advierte un veterano diplom¨¢tico.
El Rey no s¨®lo ha mediado para facilitar negocios. Tambi¨¦n ha puesto su grano de arena para resolver los secuestros de espa?oles en el extranjero, como el de los cooperantes capturados por Al Qaeda en octubre de 2011 en Tinduf (Argelia). A la visita secreta de Margallo a Mali le precedi¨® una llamada de don Juan Carlos al entonces presidente del pa¨ªs, ATT.
Con 39 a?os de reinado, el valor m¨¢s preciado del todav¨ªa jefe del Estado espa?ol es su ampl¨ªsima red de contactos personales. ¡°No creo que haya nadie en el mundo que tenga una agenda tan completa y heterog¨¦nea y que la maneje con tanta eficacia¡±, afirma la exministra de Exteriores Trinidad Jim¨¦nez. ¡°Puede descolgar el tel¨¦fono y hablar con cualquier mandatario del mundo¡±, ratifica Margallo.
"Hab¨ªa un pacto de familia para que la relaci¨®n con Rabat ?no se deteriorase"
El Rey mantiene ¡°relaciones cordiales¡± con todos los l¨ªderes iberoamericanos, independientemente de su color pol¨ªtico ¡ªaunque haya tenido especial sinton¨ªa con algunos, como el brasile?o Lula¡ª, con los monarcas del Golfo, con el ruso Putin o el kazajo Nazarbayev, compa?ero de cacer¨ªas. Sus conversaciones con Chirac o Mitterrand fueron decisivas para cambiar la actitud de Francia hacia ETA. Pero si alg¨²n v¨ªnculo ha sido especialmente sensible es la familiaridad con el fallecido rey de Marruecos Hassan II y con su hijo Mohamed VI, a quienes llamaba ¡°hermano¡± y ¡°sobrino¡±, respectivamente. ¡°Hab¨ªa una especie de pacto de familia, para que la relaci¨®n entre los dos pa¨ªses no se deteriorara durante sus reinados¡±, recuerda el exministro Miguel ?ngel Moratinos. Lo que no fue f¨¢cil, con contenciosos como el de Perejil, el Sahara, la pesca, la inmigraci¨®n o Ceuta y Melilla.
M¨¢s de una vez, el Rey recurri¨® a sus contactos personales para llegar all¨¢ donde no pod¨ªa hacerlo el Gobierno. En noviembre de 2004 acudi¨® a Texas para almorzar con Bush padre, con el que manten¨ªa una buena relaci¨®n. En los postres se incorpor¨® Bush hijo, entonces inquilino de la Casa Blanca. Don Juan Carlos intent¨® convencerle de que recibiera a su presidente, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, al que no perdonaba la retirada de las tropas de Irak, record¨¢ndole el apoyo de Espa?a en otros conflictos, como el de Afganist¨¢n. No lo logr¨®, pero al menos qued¨® abierto un canal de comunicaci¨®n.
La otra baza del Rey es su car¨¢cter franco y directo, con frecuencia campechano, que le permite plantear los asuntos m¨¢s espinosos sin molestar a su interlocutor. ¡°A los israel¨ªes les dec¨ªa verdades como pu?os, sab¨ªa c¨®mo hacerlo, y ante Obama defendi¨® la necesidad de cambiar la pol¨ªtica hacia Cuba. Y Obama le escuch¨® con atenci¨®n¡±, recuerda Moratinos.
Pero el Rey ha ce?ido siempre de modo escrupuloso a la pol¨ªtica exterior que marca el Gobierno, coinciden todos los protagonistas. Aznar se opuso a que hiciera una visita oficial a Cuba ¨Cel ¨²nico pa¨ªs iberoamericano que le ha faltado en su lista-- y tuvo que conformarse con pisar La Habana con motivo de la cumbre iberoamericana de 1999, rodeado por un cord¨®n de seguridad que le aisl¨® del pueblo cubano. Antes de subir al avi¨®n de vuelta a Espa?a, se fue a darle un abrazo a Fidel.
El Monarca le dio una camiseta a Ch¨¢vez con el "?Por qu¨¦ no te callas?"
Los borbones no ten¨ªan buena prensa en amplios sectores de la opini¨®n p¨²blica latinoamericana, pero el Rey consigui¨® vencer recelos, hasta el punto de Argentina y Uruguay le pidieron que mediase en el contencioso por una papelera en el R¨ªo de la Plata.
Sin su impulso no se hubieran celebrado 23 cumbres iberoamericanas. Don Juan Carlos acudi¨® a todas, salvo a la ¨²ltima, en Panam¨¢, donde quiso estar presente a trav¨¦s de un mensaje grabado que constituy¨® su despedida, aunque entonces no se supiera.
Fue precisamente en una cumbre iberoamericana, la de Santiago de Chile, en 2007, donde tuvo su mayor patinazo internacional: el famoso ¡°?Por qu¨¦ no te callas?¡± que le espet¨® al venezolano Hugo Ch¨¢vez. Aunque muchos aplaudieron el exabrupto, el Rey sab¨ªa que hab¨ªa metido la pata e intent¨® remediarlo lo antes posible. En julio siguiente invit¨® a Ch¨¢vez a Mallorca. Al t¨¦rmino del almuerzo, ya m¨¢s relajados, le dijo a su hu¨¦sped que ten¨ªa un recuerdo para ¨¦l y le entreg¨® una camiseta grabada con la foto del ¡°?Por qu¨¦ no te callas?¡±. ¡°Me la ha regalado Bush¡±, le revel¨®. Ch¨¢vez se ech¨® a re¨ªr.
Ceaucescu, el mediador
El 21 de mayo de 1979, el dictador rumano Nicolae Ceaucescu aterriz¨® en Barajas. Era el primer presidente de un pa¨ªs comunista que visitaba oficialmente Espa?a. Con esta invitaci¨®n, el Rey quiso agradecerle su mediaci¨®n ante el secretario general del PCE, Santiago Carrillo, que pasaba largas temporadas en Bucarest, para que aceptara la Monarqu¨ªa. Carrillo lo hizo y asumi¨® la bandera rojigualda (mon¨¢rquica), lo que abri¨® la puerta a la legalizaci¨®n de los comunistas.
La an¨¦cdota ilustra la importancia que los contactos internacionales tuvieron desde el inicio del reinado de Juan Carlos I y, tambi¨¦n, su deseo de universalizar relaciones. Tras 40 a?os de aislamiento y un siglo de ensimismamiento, la joven democracia espa?ola se propuso entablar relaciones diplom¨¢ticas con todos los pa¨ªses del mundo, desde M¨¦xico (1977), que a¨²n reconoc¨ªa al Gobierno de la Rep¨²blica en el exilio, hasta la URSS (1977) o Israel (1986). Un d¨ªa antes de dejar de ser ministro de Asuntos Exteriores, Moratinos acudi¨® a ver al Rey con el primer ministro de But¨¢n. ¡°Misi¨®n cumplida, Majestad, era el que nos quedaba¡±, le dijo.
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