Desanclaje
Nuestro sistema se manten¨ªa a flote por tres s¨®lidos anclajes: el Rey, Rajoy y Rubalcaba
Ante el mar de fondo que zarandea a la democracia espa?ola, el r¨¦gimen instaurado con la Transici¨®n amenaza con zozobrar. Las corrientes oce¨¢nicas que lo zarandean son bien conocidas: la impunidad de la corrupci¨®n que impregna a la peor parte de la clase pol¨ªtica, ante el silencio y el encubrimiento de sus conmilitones; los injustos y quiz¨¢s in¨²tiles sacrificios impuestos a las clases populares para que las ¨¦lites econ¨®micas salgan indemnes de la masiva crisis que provocaron; y la angustiosa falta de oportunidades vitales para una buena parte de la poblaci¨®n, y en particular para la llamada generaci¨®n perdida. De ah¨ª que los espa?oles nos hayamos dejado ganar por el escepticismo y la desafecci¨®n pol¨ªtica, ante la imposibilidad de seguir prestando cr¨¦dito a nuestros representantes y a nuestros gobernantes.
Todo lo cual se ha puesto de manifiesto en las recientes elecciones europeas, donde la mitad de la minor¨ªa que se ha molestado en ir a votar lo ha hecho por las candidaturas antisistema. Y ante tan escandalosa evidencia, de inmediato se han producido en el plazo de ocho d¨ªas dos sonoras dimisiones como si fueran su m¨¢s l¨®gica respuesta: la del l¨ªder socialista y la del titular de la corona. Pero con ello no han hecho m¨¢s que agravar y agudizar el clima de naufragio y fin de r¨¦gimen que aqueja a nuestra vulnerable democracia, al quemarse o perder dos de sus m¨¢s significativos fusibles o anclajes.
Hasta ahora nuestro sistema se manten¨ªa a flote porque su estabilidad estaba relativamente garantizada por tres s¨®lidos anclajes, simbolizados por las llamadas tres erres: el Rey, Rajoy y Rubalcaba. Es decir, la corona que ejerc¨ªa la dominaci¨®n simb¨®lica y los dos grandes partidos din¨¢sticos llamados a gobernar. Antes hab¨ªa un cuarto anclaje firmante del pacto constitucional que sujetaba la integridad territorial. Me refiero, claro, a la minor¨ªa catalana. Pero tras el fiasco del nuevo Estatut improvisado por Zapatero y Mas, ese anclaje se solt¨® quiz¨¢ definitivamente a partir de 2010, y ahora la tripulaci¨®n y el pasaje catalanes est¨¢n abandonando el barco con aparente precipitaci¨®n, lo que habr¨¢ de comprobarse en cuanto pase el verano.
Y por si eso fuera poco, el partido socialista y la Corona acaban de iniciar una transici¨®n sucesoria que no sabemos muy bien ad¨®nde conducir¨¢, dadas las inc¨®gnitas que rodean a sus respectivas bicefalias. A partir de ahora habr¨¢ dos parejas reales con mal definido reparto de papeles y de autoridad moral. Y tras la debacle electoral tambi¨¦n habr¨¢ un doble liderazgo socialista, org¨¢nico uno y el otro pol¨ªtico (si es que no parlamentario, si accede al liderazgo la presidenta andaluza), lo que inducir¨¢ un giro hacia la izquierda para competir con el emergente Podemos. Unas bicefalias demasiado confusas que no har¨¢n m¨¢s que debilitar todav¨ªa m¨¢s nuestra fr¨¢gil estabilidad pol¨ªtica.
De este modo, el sistema pol¨ªtico espa?ol permanecer¨¢ sujeto por un solo anclaje, hoy bien provisto por el partido de gobierno pero s¨®lo mientras siga contando con su actual mayor¨ªa absoluta. Lo que a la luz de los resultados europeos tiene fecha fija de caducidad. Es de temer por eso que el a?o pr¨®ximo nuestra democracia comience a quedar a la deriva. ?Durante cu¨¢nto tiempo? ?Y ad¨®nde arrumbar¨¢?
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