Blasco no se siente liquidado
A pesar de que los jueces le han condenado a ocho a?os por el caso Cooperaci¨®n, el hombre clave en 30 a?os de pol¨ªtica valenciana, dice que a¨²n puede regresar
Rafael Blasco fue durante 30 a?os el hombre necesario en Valencia. Gobern¨® para todos los presidentes, con el socialista Lerma y con los populares Zaplana, Camps y Fabra. Ha sido omnipresente, portavoz de gobiernos, titular de ocho consejer¨ªas, redactor de programas electorales y mu?idor de estrategias. El arquitecto de la Generalitat.
Sentenciado ahora a 8 a?os de c¨¢rcel y 20 de inhabilitaci¨®n por su responsabilidad en el caso Cooperaci¨®n, hay unanimidad en se?alarle como s¨ªmbolo de la decadencia de un sistema. La sentencia ¡ªrecurrida ante el Tribunal Supremo¡ª da por probado que Blasco era el director de una trama que se apropi¨® de fondos p¨²blicos destinados a proyectos de desarrollo en Am¨¦rica Latina, ?frica y Asia y le manda a prisi¨®n por los delitos de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, tr¨¢fico de influencias, prevaricaci¨®n y falsedad en documento oficial. Todo eso ser¨ªa el final de cualquier pol¨ªtico, si no fuera porque Blasco ha demostrado tener muchas vidas. ¡°Muchas personas en el PP quieren estar conmigo en el futuro¡±, asegura sin decir a qu¨¦ se refiere.
Astuto, fr¨ªo y desapasionado, no manifiesta emoci¨®n ni sentimientos
Para explicar lo que ha sido Blasco en la pol¨ªtica valenciana hay que hacer un recorrido de casi 45 a?os, desde aquellos tiempos en los que milit¨® en grupos de extrema izquierda durante la dictadura franquista, entre ellos el FRAP, considerada una organizaci¨®n terrorista por el r¨¦gimen de Franco. Fue detenido dos veces y torturado en la comisar¨ªa de V¨ªa Layetana en Barcelona durante d¨ªas. ¡°Mi militancia en el FRAP se explica porque ten¨ªa mucha relaci¨®n con un insigne socialista como ?lvarez del Vayo y con representantes del Gobierno republicano en el exilio¡±. Su entrada en el gobierno regional llega al lado del socialista Joan Lerma, primer presidente de la Generalitat, donde es consejero de Presidencia (1983-1985) y m¨¢s tarde de Obras P¨²blicas (1985-1989), cargo que debe abandonar por una denuncia de corrupci¨®n que se archiv¨® porque se anularon unas grabaciones telef¨®nicas.
Est¨¢ tres a?os alejado de la pol¨ªtica ¡ªaunque mientras tanto maniobra en el nacimiento de partidos menores como el Partido Socialista Independiente y otros de tipo regionalista¡ª, hasta que lo ficha el popular Eduardo Zaplana en 1994 para su primera campa?a. Llegado Zaplana al poder, dirige varias consejer¨ªas (Trabajo y Bienestar Social), posici¨®n que sigue ocupando con Camps en la presidencia (Territorio, Sanidad, Inmigraci¨®n y Solidaridad) y que hereda Alberto Fabra (portavoz). Siendo responsable de Solidaridad y Ciudadan¨ªa estalla el caso Cooperaci¨®n por la denuncia de unas ayudas a Nicaragua, Hait¨ª y Rep¨²blica Dominicana. Es el fin de Blasco. O as¨ª lo parece.
Muchas personas en el PP quieren estar conmigo en el futuro¡±
Si en algo coinciden las fuentes consultadas es a la hora de definir a Blasco como un hombre inteligente, astuto, fr¨ªo y desapasionado, ¡°no manifiesta emoci¨®n ni sentimientos¡±, preparado y, sobre todo, el mejor estratega electoral de Valencia. ¡°Se expresa bien, es un buen t¨¢ctico, ha sido un peque?o Maquiavelo regional, tiene un conocimiento muy preciso de las claves de la pol¨ªtica local¡±, sostiene un exconsejero. ¡°No le hab¨ªa visto fallar nunca¡±, dice una persona relacionada con el Gobierno de Fabra. ¡°Ten¨ªa un instinto pol¨ªtico brutal¡±. De Blasco se habla ya en pasado.
Otras opiniones le describen como un artesano de redes clientelares, sobre todo en la zona de La Ribera, donde domin¨® de forma absoluta, incluyendo a familiares en puestos estrat¨¦gicos: el principal, su hermano Francisco, alcalde de Alzira y presidente de la Diputaci¨®n de Valencia. En los a?os de vino y rosas, se hablaba de los Blasco, en alusi¨®n tambi¨¦n a su mujer, Consuelo C¨ªscar, directora del IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno), una mujer impetuosa, descarada, con su cabello eternamente rojo y su desconcertante pol¨ªtica de exposiciones y viajes a lo largo del mundo. Consuelo se gan¨® un pasodoble en su honor pero tambi¨¦n la cr¨ªtica larvada de los responsables de los principales museos espa?oles: ¡°El IVAM [Instituto Valenciano de Arte Moderno] dej¨® de ser una referencia¡±, sostiene uno de ellos.
La sentencia dice que ¨¦l dirigi¨® la trama que desvi¨® fondos para pa¨ªses en desarrollo
Todo fue bien hasta que lleg¨® el Caso Cooperaci¨®n, que tiene dos or¨ªgenes. Uno lo vive Clara Tirado, diputada socialista, cuando recibe un sobre con los expedientes completos de unas ayudas al desarrollo. ¡°Hab¨ªa hasta actas notariales¡±, recuerda Tirado. ¡°Todo parec¨ªa muy completo y el d¨ªa 7 de octubre de 2010 lo entregu¨¦ en la fiscal¨ªa¡±. Un segundo caso est¨¢ dentro de un pendrive de 14 gigas de memoria enviado a la diputada Mireia Moll¨¢ (Compromis) tambi¨¦n de forma an¨®nima y que esta presenta en la fiscal¨ªa cinco d¨ªas despu¨¦s: ¡°Era un pendrive con un folio explicativo que hace de hoja de ruta. All¨ª veo mucha informaci¨®n, expedientes, copia de correos electr¨®nicos, facturas y documentos que hacen suponer que hay un dinero para pa¨ªses del tercer mundo que se quedan en Espa?a¡±.
Toda esa informaci¨®n viene de dentro, de la consejer¨ªa y de algunas de las empresas que trabajaban para ella. Hay una red de organizaciones fantasma y procedimientos internos confusos. La sentencia da por probado que algunos funcionarios quisieron denunciar lo que estaba pasando y fueron presionados por ello. Al final, 1,8 millones de euros que ten¨ªan que ir a Nicaragua se quedaron solo en 43.000. Una buena parte del dinero fue desviado hacia la compra de locales¡ en Valencia. Detr¨¢s de toda la operaci¨®n aparece la figura del gran gestor, de Rafael Blasco.
Nadie me ha condenado por llevarme un solo euro¡±, afirma Blasco
?C¨®mo un hombre con la experiencia de Blasco cay¨® en un asunto tan feo? Algunos analistas explican que el todopoderoso PP valenciano le dej¨® caer porque en realidad nunca fue considerado uno de los suyos. ¡°Respeto esa opini¨®n pero no he tenido esa percepci¨®n¡±, responde ¨¦l. ¡°Guardo buenos recuerdos de gente de ambos partidos. No he tenido la percepci¨®n de distanciamiento¡±.
La abogac¨ªa de la Generalitat actu¨® primero en su defensa, pero luego se incorpor¨® a la acusaci¨®n. Y hay todav¨ªa varias causas pendientes. Este habr¨ªa sido el final pol¨ªtico de Blasco si no fuera porque no se esconde y asegura no sentirse un hombre liquidado. A diferencia de otros pol¨ªticos, no se oculta tras un abogado. ¡°Estoy preparado para aceptar el veredicto¡±, dice. ¡°Lo ¨²nico que me planteo es que prospere el recurso que he presentado [A¨²n no ha entrado en prisi¨®n porque recurri¨® la sentencia condenatoria del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana y ha pagado 200.000 euros de fianza]¡±. Blasco no deja pasar un segundo: ¡°Muchas personas del PP se dirigen a m¨ª, quieren estar conmigo en el futuro. El PP est¨¢ en una situaci¨®n cr¨ªtica, a falta de un liderazgo y de proyecto pol¨ªtico, pero ahora voy a centrar mi esfuerzo en mi inocencia. No quiero quemar etapas, no ser¨ªa prudente¡±. El arquitecto de las grandes estrategias electorales tiene en su mente otro escenario: ¡°El asunto tendr¨¢ recorrido. Aparecer¨¢n cosas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.