La hora de los militantes
Un total de 197.468 afiliados al PSOE elegir¨¢n por primera vez a su secretario general
Por primera vez en la historia del PSOE, los militantes socialistas podr¨¢n votar en urna a su secretario general. Ser¨¢n 197.468 los que desde las 10 de la ma?ana hasta las nueve de esta noche (13 julio) ¡ªd¨ªa de la final del mundial de f¨²tbol¡ª podr¨¢n decidir en una papeleta a qui¨¦n prefieren. Pero antes de eso los aspirantes han necesitado reunir el 5% de los avales (9.874) para poder competir. Ah¨ª se estableci¨® el primer corte que s¨®lo lograron superar Pedro S¨¢nchez (41.338), Eduardo Madina (25.238) y Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Tapias (9.912). Los avales v¨¢lidos apenas representan el 38,7% del total de los afiliados, por lo que hay mucha preocupaci¨®n acerca de que lo que es un hecho hist¨®rico en el PSOE quede aguado por una alta abstenci¨®n. Lo ¨²nico que vale hoy es el voto secreto de los militantes. Esta ser¨¢ la principal novedad de un congreso extraordinario en el que, de nuevo, Andaluc¨ªa figura como la federaci¨®n con m¨¢s tropa y, por tanto, delegados. Uno de cada cuatro milita en el PSOE andaluz.
Andaluc¨ªa, con 45.655 militantes, aportar¨¢ 241 delegados al congreso, m¨¢s del doble que Catalu?a (20.179 afiliados y 106 delegados) y casi el triple que Valencia (con 17.230 militantes y 90 delegados). A estas les siguen Madrid (15.830), Castilla-La Mancha (11.644) y Galicia (11.029). El resto de organizaciones se sit¨²an por debajo de la cifra de 10.000 afiliados, que rozan Castilla y Le¨®n (9.912) y Extremadura (9.458).
Los avales v¨¢lidos apenas representan el 38,7% del total de los afiliados
Al congreso extraordinario acudir¨¢n un total de 1.036 delegados, de los que 1.019 tienen derecho al voto. Pero a diferencia de otras ocasiones, los compromisarios cuando cojan sus acreditaciones y sus carpetas tendr¨¢n ya un mandato de sus bases, entrar¨¢n sabiendo qu¨¦ persona es la elegida, aunque gane por un solo voto.
El papel de los delegados queda as¨ª m¨¢s difuminado, con un protagonismo menos brillante, aunque ser¨¢n ellos los que votar¨¢n a la direcci¨®n del partido y a otros ¨®rganos federales. En todos los c¨®nclaves, las negociaciones a m¨²ltiples bandas para captar delegados han formado parte de la liturgia socialista. Pero tambi¨¦n de algo m¨¢s: de enormes trifulcas por sumar apoyos de aqu¨ª y de all¨¢, que han dado paso a denuncias, a veces expresadas con mucha crudeza, sobre las presiones ejercidas a los compromisarios. Una vez que el congreso se clausura, estas quejas se evaporan, aunque quedan en la memoria hasta el siguiente c¨®nclave.
Los recelos sobre la procedencia territorial de los avales de Madina, P¨¦rez Tapias y S¨¢nchez Castej¨®n no son algo nuevo en el PSOE. Cuando en este partido se ha votado a m¨¢s de una opci¨®n, siempre se les ha achacado a las direcciones provinciales y regionales una gran capacidad de maniobra sobre los delegados. Una influencia que se eleva exponencialmente si la federaci¨®n o agrupaci¨®n provincial de turno tienen adem¨¢s poder institucional. En la actualidad, s¨®lo Andaluc¨ªa y Asturias tienen Gobiernos del PSOE.
Andaluc¨ªa, con 45.655 militantes, aporta uno de cada cuatro electores
De la primera, procede el 35% de los avales logrados en conjunto por S¨¢nchez Castej¨®n. La explicaci¨®n de por qu¨¦ este es el favorito de la direcci¨®n de Andaluc¨ªa hay que buscarla en por qu¨¦ Eduardo Madina no lo es. Al diputado vasco, casado con una sevillana, le achacan el haber chafado un congreso de unidad en torno a Susana D¨ªaz, al defender la participaci¨®n directa de los militantes para elegir al secretario general, algo no previsto en los estatutos del PSOE, y el no haberse retirado en la carrera a liderar el partido. Por el contrario, S¨¢nchez Castej¨®n supedit¨® su candidatura a lo que fuera hacer D¨ªaz. Si ella daba el paso estaba dispuesto a integrarse en el proyecto de la andaluza.
Si hay instrucciones esta vez servir¨¢n de poco porque la elecci¨®n del secretario general descansar¨¢ en 200.000 afiliados. ¡°Eso no lo puede controlar nadie¡±, asegura un veterano dirigente. El apoyo de los aparatos en estos casos no es sin¨®nimo de garant¨ªa de triunfo. Lo era hace mucho tiempo cuando nadie cuestionaba el liderazgo de Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra ejerc¨ªa, desde la vicesecretar¨ªa general, un control f¨¦rreo sobre la organizaci¨®n. ¡°?El aparato es socialismo, el aparato es libertad!¡±, acu?¨® con retranca un dirigente sevillano en esa ¨¦poca.
Las bases del PSOE tienen gotas de sangre ¨¢crata y las directrices de la autoridad no siempre se siguen cuando uno vota en una cabina. Pas¨® cuando Joaqu¨ªn Almunia se enfrent¨® a Jos¨¦ Borrell a la candidatura de la presidencia del Gobierno. Los aparatos quer¨ªan a Almunia, pero los militantes eligieron a Borrell. Tambi¨¦n ocurri¨® en el 35? Congreso Federal, cuando los dirigentes intentaron pactos bajo cuerda para aupar a Jos¨¦ Bono a la secretar¨ªa general, pero gan¨® Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero por tan s¨®lo nueve votos de diferencia.
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