Un falso atajo
El PP se encontr¨® el 25 de julio con un regalo inesperado y est¨¢ dispuesto a aprovecharlo
Dec¨ªa la fil¨®sofa Simone Weil que ¡°el ¨²nico fin de los partidos es su propio crecimiento sin limitaci¨®n alguna, lo que significa una rotunda impostura en la medida en que convierten el instrumento en fin en s¨ª mismo¡±. El actual curso pol¨ªtico lleva la impronta electoral: al final del camino est¨¢n las elecciones municipales, auton¨®micas y generales de 2015, lo que garantiza rienda suelta al populismo ¡ªprometer cosas que se sabe que no se podr¨¢n cumplir¡ª para ganarse al personal, como hizo el PP en la campa?a que llev¨® a Rajoy al poder.
El PP, aunque llevaba tiempo pisando los talones al expresidente catal¨¢n, se encontr¨® el 25 de julio con un regalo inesperado: la declaraci¨®n autoinculpatoria de Jordi Pujol. Y est¨¢ dispuesto a aprovecharlo. Cuando, en 2012, el independentismo dio el gran salto en Catalu?a, el Gobierno se lo tom¨® con cierta calma, pensando, conforme a los modos y costumbres de los a?os del pujolismo, que Converg¨¨ncia i Uni¨® nunca pondr¨ªa en riesgo el statu quo. Con estupefacci¨®n constat¨® que aquellas normas de conducta ya no reg¨ªan. Y la estrategia se centr¨® en debilitar a CiU y descabalgar a Artur Mas, pensando que as¨ª el polo soberanista explosionar¨ªa. Ahora, el caso Pujol aparece como la gran oportunidad de rematar la faena. De ah¨ª, que Crist¨®bal Montoro, en su comparecencia parlamentaria, se preguntara si los ¡°herederos pol¨ªticos¡± de Pujol ¡°no estar¨¢n contaminados por esta presunta herencia¡±.
El caso Pujol tiene una enorme dimensi¨®n pol¨ªtica. No se trata de un simple fraude familiar a Hacienda; fue un sistema de corrupci¨®n organizado en torno al poder auton¨®mico. La melancol¨ªa se ha apoderado del electorado nacionalista moderado que tantas mayor¨ªas dio a Pujol y que crey¨® ciegamente en su figura. Y ya se encargar¨¢ el Gobierno de agrandar la herida con un goteo constante de informaciones. En el fondo, el Gobierno del partido de B¨¢rcenas y G¨¹rtel apuesta a que los ciudadanos catalanes digan: si todos son igual de corruptos, por qu¨¦ vamos a meternos en el l¨ªo de la independencia. Miserable estrategia.
¡°Actuaremos en sede administrativa y en sede judicial. Llegaremos hasta el final¡±, dijo Montoro. ?Es que pod¨ªa ser de otra manera? ?Por qu¨¦, teniendo la informaci¨®n que ten¨ªan, ni los Gobiernos del PP ni los del PSOE actuaron antes? El caso Pujol es una enorme sacudida en una Catalu?a sometida a profundos cambios en sus estructuras de poder social y en plena mutaci¨®n del sistema de partidos, pero no disuelve la movida independentista, porque ¨¦sta es una cuesti¨®n pol¨ªtica, por mucho que el Gobierno se empe?e en reducirla a una cuesti¨®n legal. De momento, el referente del independentismo ya no es Artur Mas, sino Oriol Junqueras. ?Es lo que buscaba el PP? El Gobierno cree que el caso Pujol le ha abierto un atajo para desactivar el independentismo. Pretender cerrar los problemas sin buscar soluciones pol¨ªticas es garant¨ªa de que persistan con mayor virulencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.