Juego sucio
?Por qu¨¦ hacen juego sucio los pol¨ªticos espa?oles y catalanes? Ante todo, por simple reciprocidad
?Al amparo del referendo escoc¨¦s, presentado como un ejemplo de democracia a pesar de su resultado negativo, el Govern catal¨¢n ha convocado su propia consulta imposible para provocar su prohibici¨®n. As¨ª podr¨¢ generar un espectacular auto de fe: primer acto, la fanfarria preparatoria del acontecimiento que no tendr¨¢ lugar; segundo acto, la prohibici¨®n del Estado espa?ol; y tercer acto, el martirologio de Catalu?a, a qui¨¦n se proh¨ªbe ejercer el mismo derecho que Escocia.
Una comparaci¨®n que parte de un equ¨ªvoco, pues la mayor similitud entre ambos referendos es que las opciones de victoria soberanista no se deben al dudoso atractivo de la secesi¨®n, que en realidad s¨®lo una minor¨ªa aprecia, sino al deseo de castigar a la casta dirigente. La gran mayor¨ªa de los escoceses que votaron s¨ª lo hicieron porque estaban hartos de la presuntuosa ¨¦lite de Westminster, que trata con ol¨ªmpico desprecio al populacho crey¨¦ndose nacida para gobernar. E igual sucede en Catalu?a, donde la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, aunque no se sienta antiespa?ola, tambi¨¦n est¨¢ harta de la insufrible altaner¨ªa e indisimulado desprecio con que ha sido tratada por la casta pol¨ªtico-medi¨¢tica del PP, cuyo resentimiento anticatal¨¢n se ha hecho sentir de forma sangrante desde que Aznar se vio obligado a pactar con Pujol.
Pero la gran diferencia entre ambos referendos es que el fallido escoc¨¦s se ha jugado con fair play y exquisita deportividad, mientras que el frustrado catal¨¢n est¨¢ afectado de ra¨ªz por la trampa, el enga?o, el fraude y el juego sucio. La gentry brit¨¢nica invent¨® el deporte moderno a la vez que la democracia parlamentaria como forma incruenta de resolver los conflictos, con el doble imperativo del respeto a las reglas de juego y a los derechos del adversario. Mientras que entre nosotros los conflictos pol¨ªticos se juegan con ventajismo y nula deportividad. Y el proceso catal¨¢n no est¨¢ siendo una excepci¨®n.
La pretendida consulta naci¨® como un chantaje unilateral que romp¨ªa las reglas de juego en virtud de un imaginario derecho a decidir, para exigir un referendo de autodeterminaci¨®n disfrazado de ¡°consulta no referendaria¡± que se convoca en tiempo de descuento a sabiendas de que no se puede celebrar para burlar al rival ¡°con astucia y habilidad¡±. Pero en el otro bando ha ocurrido lo mismo, pues Rajoy se neg¨® a poner el t¨ªtulo en juego, recurri¨® a la fiscal¨ªa para espiar a los rivales y hacerles chantaje o expulsarlos de la cancha, y fuerza a los ¨¢rbitros a anular un partido que no se atreve a jugar. Todo ello por no hablar del com¨²n historial de fraudes, desde los papeles de B¨¢rcenas a las cuentas de la familia Pujol, indigna ¨¦mula de la famiglia Bossi.
?Por qu¨¦ hacen juego sucio los pol¨ªticos espa?oles y catalanes? Ante todo, por simple reciprocidad, pues si el contrario te hace trampas t¨² te crees con derecho a pagarle en la misma moneda. Con el a?adido de que los tuyos solo abuchean y condenan las trampas del rival, mientras aplauden las tuyas como habilidad estrat¨¦gica. Pero en ¨²ltima instancia las marruller¨ªas siempre se justifican por puro patriotismo, pues ya se sabe que en el amor como en la guerra todo vale. Todo revestido con una ¨¦pica grandilocuente que se compadece muy mal con la rid¨ªcula farsa en que est¨¢ cayendo el vodevil catal¨¢n.
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