Volver al pasado
El programa econ¨®mico de Podemos supone el mayor tropiezo de esta formaci¨®n desde que se diera a conocer
El programa econ¨®mico de Podemos, conocido ayer, supone el mayor tropiezo de esta formaci¨®n desde que se diera a conocer. Hasta ahora, el ¨¦xito de Podemos se ha basado en su vocaci¨®n de romper con las inercias, de introducir aire fresco en la vida pol¨ªtica espa?ola, de reinventar las relaciones entre representantes y representados, de reconfigurar las relaciones entre la pol¨ªtica y la econom¨ªa y de prometer una nueva relaci¨®n entre la econom¨ªa y la sociedad que permitiera superar lo que sus l¨ªderes gustan en describir como la "era de la devastaci¨®n neoliberal".
De esa radicalidad sali¨® la jubilaci¨®n a los 60 y el reparto del trabajo, la renta b¨¢sica universal, la auditoria ciudadana del deuda con vistas a su posterior impago o el reposicionamiento internacional de Espa?a como pa¨ªs no-alineado. Pero, al parecer, asustados por la imagen de extremismo izquierdista que algunas de esas propuestas les otorgaban, los l¨ªderes de Podemos han decidido abandonar el terreno m¨¢s radical de la izquierda anticapitalista y calzarse los respetables h¨¢bitos de la socialdemocracia, incluso adorn¨¢ndose para la ocasi¨®n con ropajes escandinavos. Nada que reprochar a este largo camino desde Latinoam¨¦rica al ?rtico (sin parada ni siquiera en las especificidades del Sur de Europa, desde Grecia a Portugal) si, uno, este viaje no reflejara un tacticismo impropio de alguien que denuncia la vieja pol¨ªtica como el arte de las componendas con fines electorales y, dos, si esta transmutaci¨®n de Pablo Iglesias en Olof Palme (en s¨®lo seis meses) fuera cre¨ªble.
Pero lo que m¨¢s sorprende es que Podemos haya decidido, adem¨¢s de limar sus aristas m¨¢s extremas, adoptar un programa basado en ideas que hace tiempo agotaron su ciclo vital. Porque sus planteamientos representan un canto a las ideas y propuestas que en la d¨¦cada de los sesenta hicieron de la socialdemocracia europea una fuerza mayoritaria en las urnas y a la vez exitosa econ¨®micamente. Sin embargo, el tiempo de los estados grandes y pesados con muchos funcionarios y un gran sector p¨²blico, industrial o financiero ya pas¨®. Que unos lo celebren y otros lo lamenten no cambia el hecho de que la edad dorada de la socialdemocracia es irrecuperable; si no que le pregunten a los ¨²ltimos que intentaron volver al pasado, los socialistas franceses, que en 1981 intentaron nacionalizar la banca y los servicios p¨²blicos y tuvieron que darse la vuelta ante la depreciaci¨®n del franco y la fuga de capitales (el propio programa de Podemos reconoce que su llegada al poder encarecer¨ªa la deuda de Espa?a, haciendo necesaria su restructuraci¨®n, pero esto no parece desanimarles, al contrario).
Nuestras sociedades ya no son clasistas sino de clases medias ni tampoco est¨¢n basadas en la industria, sino en los servicios, especialmente en el conocimiento y la informaci¨®n, y su futuro est¨¢ en el ¨¢mbito digital. Adem¨¢s, vivimos en econom¨ªas abiertas tanto en cuanto a los flujos de capitales como de bienes, servicios y personas, lo que nos obliga a competir globalmente. Para bien o para mal, el keynesianismo en un solo pa¨ªs es hoy por hoy imposible y la globalizaci¨®n no tiene marcha atr¨¢s. Espa?a, adem¨¢s, ha decidido sumarse a un proyecto de integraci¨®n que le da acceso al mercado m¨¢s rico y m¨¢s extenso del mundo y a la capacidad tanto de recibir inversiones que modernicen nuestro pa¨ªs como a posicionarse en el mundo de una forma ventajosa. A cambio, claro est¨¢, acepta limitaciones a su soberan¨ªa, como todos los dem¨¢s miembros.
Dicen los l¨ªderes de Podemos que se inspiran en el modelo escandinavo pero lo cierto es que es precisamente en esos pa¨ªses donde la socialdemocracia m¨¢s r¨¢pida y eficazmente ha entendido que para seguir redistribuyendo hay que ser m¨¢s productivo, m¨¢s flexible, m¨¢s competitivo y abrirse todav¨ªa m¨¢s a la globalizaci¨®n. Estos son los par¨¢metros desde los que pensar sobre nuestro futuro, no otros, y por eso las soluciones no son f¨¢ciles. Tocado por las cr¨ªticas sobre la inconcreci¨®n y radicalidad de sus propuestas, Podemos ha abandonado el terreno de la cr¨ªtica a la corrupci¨®n y la desigualdad, donde m¨¢s fuerte es, y ha entrado en el terreno program¨¢tico, desvelando por primera vez y a la vista de todos sus debilidades.
S¨ªgueme en@jitorreblancay en el blog Caf¨¦ Steiner en elpais.com
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