Ense?ar a ense?ar

Dan Levy, profesor en el Kennedy School de Harvard (Estados Unidos), aprendi¨® una lecci¨®n b¨¢sica de su hija peque?a cuando intentaba ense?arla a jugar al tenis. ¡°Yo no entend¨ªa por qu¨¦ le costaba tanto, cuando la bola no pasaba la red, me frustraba¡­ Hasta que me cambi¨¦ la raqueta de mano y comprend¨ª por lo que estaba pasando ella¡±. Levy organiza un programa de formaci¨®n docente para profesores. ¡°Para ense?ar hay que tener conocimientos, pero es obvio que saber mucho no significa saber ense?ar¡­ Es incluso al contrario. Yo, cuanto m¨¢s experto soy en una materia menos cualificado me siento para entender las dificultades por las que pasa alguien que est¨¢ aprendiendo¡±.

En su centro los profesores nuevos reciben un cursillo ¡°antes de pisar una clase¡± en el que se ense?a a ¡°no hablar 90 minutos seguidos mientras los estudiantes escriben y a fomentar el aprendizaje activo¡±. Los nuevos practican y aprenden cosas tan simples e importantes como recorrer el aula con la mirada, ocupar el espacio o utilizar un tono comunicativo. ¡°El feedback ha de ser continuo¡±, por lo que tambi¨¦n hay cursos de reciclaje para la plantilla (siempre voluntarios) y una vez al a?o, durante la Teaching Week, los profesores visitan las clases de sus colegas para ayudar a mejorar.

Cada vez m¨¢s universidades espa?olas est¨¢n implantando servicios semejantes y la agencia de evaluaci¨®n ANECA exige planes de formaci¨®n a las universidades que certifica. ¡°Por supuesto, hay profesores que nunca aparecen por los cursos... Sigue estando muy arraigada la idea de que basta ser un buen investigador para dar clase, a pesar de que hay innumerables estudios que demuestran lo contrario¡±, explica Clemente Lobato, profesor de Ciencias de la Educaci¨®n en la Universidad del Pa¨ªs Vasco que ha llevado cursos de formaci¨®n continua a centros de Sevilla, Cantabria, Barcelona o Burgos. ¡°Eso de que ser profesor es un arte y se nace con ello no es verdad: hay que capacitarse, igual que no vale tener un hijo para ser buen padre¡±.

Ambos expertos son optimistas sobre el cambio de mentalidad del claustro, aunque admiten la lentitud del mismo. ¡°La mayor¨ªa disfruta ense?ando y quiere mejorar¡±, dice Lobato. ¡°Pero una parte a¨²n se resiste¡±.