El mensaje de Navidad del rey Felipe VI
Lee el discurso ¨ªntegro del primer mensaje navide?o de Felipe VI
Este es el discurso ¨ªntegro pronunciado por el Rey esta Nochebuena:
"Buenas noches.
Quiero, en primer lugar, daros las gracias por abrirme vuestras casas en esta Nochebuena. Un momento que es, sobre todo, de cercan¨ªa y de reencuentro; un momento para aproximarnos, para mirarnos con la voluntad y el deseo de entendernos, para transmitir a las personas que nos rodean nuestros mejores sentimientos de afecto, de paz y de alegr¨ªa.
Hoy quiero estar a vuestro lado para compartir ¡ªen el primer mensaje de Navidad que os dirijo¡ª, unas reflexiones sobre nuestro futuro, con la mirada puesta, con confianza en el a?o 2015.
Estamos viviendo tiempos complejos y dif¨ªciles para muchos ciudadanos y para Espa?a en general. La dureza y duraci¨®n de la crisis econ¨®mica produce en muchas familias incertidumbre por su futuro; la importancia de algunos de nuestros problemas pol¨ªticos genera inquietud; y las conductas que se alejan del comportamiento que cabe esperar de un servidor p¨²blico, provocan, con toda raz¨®n, indignaci¨®n y desencanto.
Los problemas que he mencionado han dado lugar a una seria preocupaci¨®n social. Sin embargo, no debemos dejarnos vencer por el pesimismo, el malestar social, o por el des¨¢nimo; sino afrontar con firmeza y eficacia las causas de esos problemas, resolverlos y recuperar el sosiego y la serenidad que requiere y merece una sociedad democr¨¢tica como la nuestra.
El pasado mes de octubre afirm¨¦ en Asturias que necesit¨¢bamos referencias morales a las que admirar, principios ¨¦ticos que reconocer, valores c¨ªvicos que preservar. Dec¨ªa, entonces, que necesit¨¢bamos un gran impulso moral colectivo. Y quiero a?adir ahora que necesitamos una profunda regeneraci¨®n de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupci¨®n es un objetivo irrenunciable.
Es cierto que los responsables de esas conductas irregulares est¨¢n respondiendo de ellas; eso es una prueba del funcionamiento de nuestro Estado de Derecho. Como es verdad tambi¨¦n que la gran mayor¨ªa de los servidores p¨²blicos desempe?an sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales.
Pero es necesario ¡ªtambi¨¦n y sobre todo¡ª evitar que esas conductas echen ra¨ªces en nuestra sociedad y se puedan reproducir en el futuro. Los ciudadanos necesitan estar seguros de que el dinero p¨²blico se administra para los fines legalmente previstos; que no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad p¨²blica; que desempe?ar un cargo p¨²blico no sea un medio para aprovecharse o enriquecerse; que no se empa?e nuestro prestigio y buena imagen en el mundo.
Pocos temas como ¨¦ste suscitan una opini¨®n tan un¨¢nime. Debemos cortar de ra¨ªz y sin contemplaciones la corrupci¨®n. La honestidad de los servidores p¨²blicos es un pilar b¨¢sico de nuestra convivencia en una Espa?a que todos queremos sana, limpia.
Tambi¨¦n quiero hablaros de la situaci¨®n econ¨®mica, porque contin¨²a siendo un motivo de grave preocupaci¨®n para todos. Los ¨ªndices de desempleo son todav¨ªa inaceptables y frustran las expectativas de nuestros j¨®venes y de muchos m¨¢s hombres y mujeres que llevan tiempo en el paro. Es cierto que nuestras empresas son punteras en muchos sectores en todo el mundo; pero tambi¨¦n lo es que nuestra econom¨ªa no ha sido capaz, todav¨ªa, de resolver de manera definitiva este desequilibrio fundamental.
No obstante, es un hecho ¡ªmuy positivo¡ª que las principales magnitudes macroecon¨®micas est¨¢n mejorando y que hemos recuperado el crecimiento econ¨®mico y la creaci¨®n de empleo. Estos datos son una base nueva para la esperanza de que, en el futuro, puedan generarse de forma sostenible muchos m¨¢s empleos y, especialmente, empleos de calidad.
Es evidente, por tanto, que la lucha contra el paro debe continuar siendo nuestra gran prioridad. El sacrificio y el esfuerzo de los ciudadanos durante toda la crisis econ¨®mica exige que los agentes pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales trabajen unidos permanentemente en esta direcci¨®n, anteponiendo s¨®lo el inter¨¦s de la ciudadan¨ªa. Porque la econom¨ªa debe estar siempre al servicio de las personas.
Por eso, debemos proteger especialmente a las personas m¨¢s desfavorecidas y vulnerables. Y para ello debemos seguir garantizando nuestro Estado de Bienestar, que ha sido durante estos a?os de crisis el soporte de nuestra cohesi¨®n social, junto a las familias y a las asociaciones y movimientos solidarios. Algo de lo que debemos realmente sentirnos orgullosos.
Quiero referirme ahora tambi¨¦n a la situaci¨®n que se vive actualmente en Catalu?a.
El pueblo espa?ol, en el ejercicio de su soberan¨ªa nacional, ratific¨® mediante refer¨¦ndum la Constituci¨®n de 1978, que proclam¨® nuestra unidad hist¨®rica y pol¨ªtica y reconoci¨® el derecho de todos a sentirse y ser respetados en su propia personalidad, en su cultura, tradiciones, lenguas e instituciones.
Bajo ese esp¨ªritu constitucional, hemos convivido estos a?os. Cada Comunidad, cada pueblo y territorio de Espa?a, cada ciudadano, han aportado lo mejor de s¨ª mismos en beneficio de todos. Y sin duda, desde Catalu?a, se ha contribuido a la estabilidad pol¨ªtica de toda Espa?a y a su progreso econ¨®mico.
Es evidente que todos nos necesitamos. Formamos parte de un tronco com¨²n del que somos complementarios los unos de los otros pero imprescindibles para el progreso de cada uno en particular y de todos en conjunto.
Pero no se trata solo de econom¨ªa o de intereses sino tambi¨¦n y sobre todo, de sentimientos.
Millones de espa?oles llevan, llevamos, a Catalu?a en el coraz¨®n. Como tambi¨¦n para millones de catalanes los dem¨¢s espa?oles forman parte de su propio ser. Por eso me duele y me preocupa que se puedan producir fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos. Nadie en la Espa?a de hoy es adversario de nadie.
Y lo que hace de Espa?a una naci¨®n con una fuerza ¨²nica, es la suma de nuestras diferencias que debemos comprender y respetar y que siempre nos deben acercar y nunca distanciar. Porque todo lo que hemos alcanzado juntos nace de la fuerza de la uni¨®n. Y la fuerza de esa unidad es la que nos permitir¨¢ llegar m¨¢s lejos y mejor en un mundo que no acepta ni la debilidad ni la divisi¨®n de las sociedades, y que camina hacia una mayor integraci¨®n.
Los desencuentros no se resuelven con rupturas emocionales o sentimentales. Hagamos todos un esfuerzo leal y sincero, y reencontr¨¦monos en lo que nunca deber¨ªamos perder: los afectos mutuos y los sentimientos que compartimos. Respetemos la Constituci¨®n que es la garant¨ªa de una convivencia democr¨¢tica, ordenada, en paz y libertad. Y sigamos construyendo todos juntos un proyecto que respete nuestra pluralidad y genere ilusi¨®n y confianza en el futuro.
Porque necesitamos, tambi¨¦n, ilusi¨®n y confianza.
El mes de junio pasado, Espa?a se dio a s¨ª misma y al mundo un ejemplo de seriedad y dignidad en el desarrollo del proceso de abdicaci¨®n de mi padre el Rey Juan Carlos y de mi proclamaci¨®n como Rey; todo ello de acuerdo con nuestra Constituci¨®n. Y a lo largo de estos ¨²ltimos meses me hab¨¦is rodeado de vuestro respeto, afecto y cari?o. Sinceramente, me he sentido querido y apreciado y os lo agradezco de coraz¨®n. Y tengo que deciros tambi¨¦n que he visto ilusi¨®n en muchos de vosotros, en vuestras miradas, en vuestras palabras, ante el inicio de una nueva ¨¦poca en nuestra historia.
Es cierto que vivimos tiempos complejos y dif¨ªciles. Sin duda. Pero son tambi¨¦n tiempos que debemos afrontar con responsabilidad, con ilusi¨®n y esp¨ªritu renovador. Tiempos nuevos que se proyectan en todos los ¨¢mbitos de nuestra vida colectiva e individual. Y ahora nos corresponde a los espa?oles de hoy continuar la tarea de labrar nuestro mejor futuro; que empieza ya, que ha empezado ya.
Afortunadamente, no partimos de cero, ni mucho menos, y, por ello, no debemos olvidar lo que hemos conseguido juntos con grandes esfuerzos y sacrificios, generaci¨®n tras generaci¨®n; que es mucho y lo debemos valorar con orgullo.
Aunque tambi¨¦n tengamos la responsabilidad de corregir los fallos y mejorar y acrecentar los activos de la Espa?a de hoy, con la vista puesta en un futuro que nos pertenece a todos los espa?oles.
Somos una democracia consolidada. Disfrutamos de una estabilidad pol¨ªtica como nunca antes en nuestra historia. Nuestro marco constitucional nos ha permitido la alternancia pol¨ªtica basada en unas elecciones libres y democr¨¢ticas. Somos, adem¨¢s, una naci¨®n respetada y apreciada en el mundo y con una profunda vocaci¨®n universal, imprescindible para promover nuestra cultura y defender nuestros intereses en un mundo global. Hoy, m¨¢s que nunca, somos parte fundamental de un proyecto europeo que nos hace m¨¢s fuertes, m¨¢s competitivos y m¨¢s protagonistas de un futuro de integraci¨®n.
Como dije en mi discurso de proclamaci¨®n, todo tiempo pol¨ªtico tiene sus propios retos. Debemos seguir avanzando en nuestra convivencia pol¨ªtica, paso a paso, adapt¨¢ndola a las necesidades de nuestro tiempo. Poner al d¨ªa y actualizar el funcionamiento de nuestra sociedad democr¨¢tica y conseguir que los ciudadanos recuperen su confianza en las instituciones. Unas instituciones con vigor y vitalidad, que puedan sentir como suyas.
No quiero terminar mis palabras sin transmitiros un mensaje de esperanza.
Regenerar nuestra vida pol¨ªtica, recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, garantizar nuestro Estado del Bienestar y preservar nuestra unidad desde la pluralidad son nuestros grandes retos. No son tareas sencillas. No son retos f¨¢ciles. Pero los vamos a superar, sin duda; estoy convencido de ello. Tenemos capacidad y coraje de sobra. Tenemos tambi¨¦n el deseo y la voluntad. Y hemos de sumar, adem¨¢s la confianza en nosotros mismos.
Esa es la clave de nuestra esperanza en el futuro. La clave para recuperar el orgullo de nuestra conciencia nacional: la de una Espa?a moderna, de profundas convicciones democr¨¢ticas, diversa, abierta al mundo, solidaria, potente y con empuje. Con ese mismo empuje y con el ejemplo con el que vosotros afront¨¢is vuestro d¨ªa a d¨ªa luchando ante las adversidades intentando progresar, procurando mejorar honestamente vuestra vida y la de vuestras familias. Y ah¨ª estar¨¦ siempre a vuestro lado como el primer servidor de los espa?oles.
Gracias nuevamente por escucharme esta noche y much¨ªsimas felicidades en nombre de la Reina, de la Princesa de Asturias y de la Infanta Sof¨ªa.
Feliz Navidad, Eguberri on, Bon Nadal, Boas Festas".
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