Juez estrella a su pesar
El instructor del caso G¨¹rtel, es un magistrado t¨ªmido, discreto y minucioso Su trayectoria est¨¢ marcada por un fuerte compromiso social
Se ha dicho de ¨¦l que es muy de izquierdas; y muy de derechas. Que es muy osado; y un timorato. Que es el azote del Partido Popular; y que ayuda al Gobierno de Mariano Rajoy. Que es muy independiente; y muy obediente. Que es indeciso; y demasiado decidido. En lo ¨²nico en lo que todo el mundo parece estar de acuerdo es en que Pablo Ruz (Madrid, 1975) es minucioso y trabajador. A partir de ah¨ª, seg¨²n el caso que haya investigado en cada momento ¡ªFais¨¢n, G¨¹rtel, B¨¢rcenas, Pujol, Neymar...¡ª cada uno se ha hecho una imagen distinta del juez que sustituy¨® a Baltasar Garz¨®n al frente del juzgado central n¨²mero 5 de la Audiencia Nacional. El mismo que dejar¨¢ casi con total seguridad en marzo. Y en circunstancias pol¨¦micas. Como su antecesor.
Ha sido uno de los personajes p¨²blicos de los que m¨¢s se ha hablado en 2014. Pero, pese a la trascendencia de sus casos, este magistrado de 39 a?os t¨ªmido hasta el rubor y de car¨¢cter reservado, no es el tipo de persona que busca protagonismo. A diferencia de Garz¨®n y de otros compa?eros de ese tribunal, su personalidad no encaja en el prototipo de juez estrella. Lo es por las noticias que genera, pero a su pesar. Ruz se considera a s¨ª mismo un funcionario que trata simplemente de sacar adelante su trabajo. Con discreci¨®n. A¨²n extrema las cautelas al hablar con los periodistas, con los que ahora, tambi¨¦n a su pesar, ha de tener trato casi diario.
Fue uno de los fundadores del grupo ¡®Otro derecho penal es posible¡¯
Llegar a la Audiencia Nacional no es f¨¢cil de digerir. El tribunal, que aparece d¨ªa s¨ª d¨ªa tambi¨¦n en los medios, es una oportunidad, pero expone a los jueces a las cr¨ªticas como ning¨²n otro. Tras un breve paso en 2008 para sustituir a Juan del Olmo (instructor del 11-M), Ruz aterriz¨® all¨ª en junio de 2010, tan solo nueve a?os despu¨¦s de acceder a la carrera judicial. Ven¨ªa de un juzgado de pueblo, Collado-Villalba (Madrid). No pod¨ªa imaginar entonces, cuando a¨²n el terrorismo copaba la agenda de la Audiencia, que iba a tener en sus manos tantos y tan importantes casos de corrupci¨®n. Tampoco que se quedar¨ªa cinco a?os. Alg¨²n colega del tribunal dice de ¨¦l que es una ¡°anomal¨ªa¡± porque no es el titular de la plaza en un juzgado de extraordinaria importancia. La mayor¨ªa, sin embargo, reconoce su dedicaci¨®n. No deja un papel sin leer y no toma decisiones sin haber reflexionado largo y tendido ¡ªpara algunos, en exceso¡ª.
De car¨¢cter reservado, no busca el protagonismo en los medios
Ruz, procedente de una familia de clase media, fue un buen estudiante. Estudi¨® en un colegio religioso y curs¨® Derecho en la prestigiosa ICADE. En esa ¨¦poca compatibilizaba sus estudios con un fuerte compromiso social encauzado en comunidades cristianas de base. En ese entorno dedic¨® parte de sus ratos libres a la m¨²sica, pero tambi¨¦n a proyectos educativos con ni?os procedentes de colectivos desfavorecidos. Ese compromiso lo lig¨® al profesor de Derecho Penal de la Universidad Pontificia de Comillas Juli¨¢n R¨ªos, conocido por su empe?o para lograr la reinserci¨®n de los presos y por su trabajo con inmigrantes.
R¨ªos y Ruz se conocieron cuando el juez estudiaba quinto de carrera. ¡°En esa ¨¦poca estaba trabajando en un proyecto sobre la inhumana situaci¨®n de los presos encarcelados en m¨®dulos de aislamiento que se titulaba Mirando el abismo¡±, recuerda R¨ªos. ¡°Y Pablo me ayud¨®¡±. Junto a ¨¦l fund¨® la plataforma Otro Derecho Penal es Posible, cr¨ªtica con lo que llaman ¡°populismo punitivo¡±: el endurecimiento de las penas por puro electoralismo ante cr¨ªmenes de gran alarma social.
Trata de quitar importancia a
De entre todas las salidas de una licenciatura en Derecho, Ruz eligi¨® ser juez como una prolongaci¨®n de sus inquietudes sociales. En una reciente conferencia en Santander ante estudiantes de Derecho, citando a la juez estadounidense Shirley Hufstedler, defini¨® lo que, a su juicio, debe esperarse de los jueces: ¡°Que defiendan nuestra libertad, que reduzcan las tensiones raciales, que condenen la guerra y la contaminaci¨®n, que nos protejan de los abusos de los poderes p¨²blicos, que compensen las diferencias entre los individuos, que resuciten la econom¨ªa...¡±. En definitiva, que participen activamente en la transformaci¨®n de la sociedad.
Ruz tard¨® solo dos a?os y medio en sacar la oposici¨®n. Lo hizo en 2001. Su preparador fue Jaime Moreno, el n¨²mero dos de la Fiscal¨ªa durante el mandato del reci¨¦n dimitido Eduardo Torres-Dulce. Nada m¨¢s abandonar la escuela judicial, en 2003, su primer destino fue Navalcarnero (Madrid). De all¨ª salt¨® al juzgado de Instrucci¨®n 1 de Bilbao. En esos a?os se incorpor¨® como coordinador al proyecto de mediaci¨®n penal puesto en marcha por F¨¦lix Pantoja, entonces vocal del Poder Judicial a propuesta de Izquierda Unida. El plan trataba de humanizar la justicia penal dando la oportunidad a las v¨ªctimas de entrar en contacto con los autores de los delitos para que negociaran el castigo m¨¢s apropiado. Para reparar el da?o causado y facilitar la reinserci¨®n del delincuente sin recurrir a la prisi¨®n. ¡°Es un juez de procedencia cristiana, pero claramente progresista; muy sensibilizado con los pobres, con los presos...¡±, asegura uno de los magistrados de la Sala de lo Penal que lo conoce m¨¢s de cerca.
Mientras estudiaba colaboraba con comunidades cristianas de base
En abril de 2008, Ruz pisa por primera vez la primera divisi¨®n de la judicatura: la Audiencia Nacional. Lo consigue por casualidad. Su esposa y sus dos hijos (ahora son cuatro) resid¨ªan en Madrid y ¨¦l aprovechaba cada concurso para pedir cualquier plaza en esa ciudad y reunirse con su familia. Su llegada al juzgado de Del Olmo se debi¨® solo a la renuncia del juez inicialmente propuesto. Tras una breve salida en la que fue a dar en un juzgado de Collado-Villalba (Madrid), Ruz volvi¨® a la Audiencia en junio de 2010. Lo hizo para encargarse del juzgado con las causas m¨¢s calientes, el central 5. Una de ellas, el caso G¨¹rtel, hab¨ªa hecho caer a Garz¨®n. Afront¨® el reto de sustituirlo y hered¨® sus casos m¨¢s delicados, como la trama de corrupci¨®n del PP y el chivatazo del Fais¨¢n.
Durante esas investigaciones, sus detractores lo han dibujado como un juez sin iniciativa. Alguien demasiado inseguro que no da un paso adelante sin el apoyo del fiscal, lo que provoca retrasos en la instrucci¨®n. En su entorno no niegan que trate de hacer equipo frente a las decisiones m¨¢s trascendentes, pero aseguran que es por prudencia, no por inseguridad. Sin embargo, varias de sus actuaciones m¨¢s sonadas las ha adoptado solo. Frente a todos. Como el registro de la sede del PP ante su negativa de facilitarle la documentaci¨®n sobre los papeles de B¨¢rcenas. O la decisi¨®n de llamar a declarar como imputado a ?ngel Acebes, exsecretario general del PP, y, como testigos, no solo a la actual n¨²mero dos, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, como ped¨ªa el fiscal, sino tambi¨¦n a sus antecesores Francisco ?lvarez Cascos y Javier Arenas.
Durante los d¨ªas de la pugna con su compa?ero Javier G¨®mez Berm¨²dez por hacerse con el caso B¨¢rcenas, desde la izquierda que ahora pide su continuidad se le tild¨® de ¡°juez preferido del PP¡±. ¡°Un juez de prestado¡± sin plaza en propiedad cuya ¡°precariedad laboral¡± depend¨ªa de un Poder Judicial escorado hacia ese partido, le har¨ªa vulnerable a las presiones del Gobierno, se dijo entonces. Ruz, que es muy consciente de su provisionalidad, asegura que siempre ha sentido garantizada su independencia por la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional y la comisi¨®n permanente del Poder Judicial. Pero ese apoyo se esfum¨® el 9 de diciembre, cuando esa misma comisi¨®n sac¨® su plaza a concurso, lo que provocar¨¢ su salida en marzo a pesar de que pod¨ªa permanecer en el puesto hasta junio. Lo hizo solo dos semanas despu¨¦s de que provocara la dimisi¨®n de la ministra Ana Mato, al considerarla beneficiaria de los delitos presuntamente cometidos por su marido, el exalcalde de Pozuelo Jes¨²s Sep¨²lveda, en el caso G¨¹rtel.
Ruz, sin embargo, no abandona una prudencia a prueba de bombas y niega cualquier tipo de relaci¨®n entre ambos hechos. Aunque sus pr¨®ximos aseguran que estos ¨²ltimos d¨ªas los ha vivido con evidente ansiedad, el juez quita importancia a su marcha de la Audiencia Nacional y dice con elegancia que el d¨ªa del adi¨®s, tarde o temprano, ten¨ªa que llegar.
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