Sanidad exigir¨¢ a familias africanas que renuncien por escrito a la ablaci¨®n
Los m¨¦dicos registrar¨¢n los casos de mutilaci¨®n y la poblaci¨®n de riesgo en Espa?a
Los m¨¦dicos espa?oles pedir¨¢n a las familias extranjeras procedentes de pa¨ªses en los que se practica la ablaci¨®n, principalmente de ?frica subsahariana, que se comprometan por escrito a no someter a sus hijas a esta mutilaci¨®n cuando viajen a sus lugares de origen. Si los padres no firman, podr¨¢n comunicarlo a los servicios de protecci¨®n de menores y a la fiscal¨ªa para que estudien actuaciones cautelares. Esta es una de las principales medidas incluidas en el protocolo que el Ministerio de Sanidad y las comunidades aut¨®nomas aprobar¨¢n este mi¨¦rcoles en el Consejo Interterritorial de Salud, que deber¨¢n aplicar los profesionales sanitarios de toda Espa?a para detectar, tratar y prevenir la mutilaci¨®n genital femenina.
El documento, al que ha tenido acceso EL PA?S, recoge tanto medidas terap¨¦uticas como preventivas. Por un lado, explica todas las secuelas f¨ªsicas que puede causar la ablaci¨®n y c¨®mo actuar ante ellas (por ejemplo, durante un parto) y, por otro, qu¨¦ debe hacerse cuando aparece un caso de riesgo. ¡°Es el primer protocolo com¨²n contra la ablaci¨®n que se aprueba en Espa?a, y lo hemos considerado necesario porque la inmigraci¨®n ha hecho que este problema ya no sea exclusivo de ?frica. Aqu¨ª, tambi¨¦n existe y estamos obligados, como manda la ONU, a visibilizar y actuar contra cualquier forma de violencia contra la mujer¡±, destaca Blanca Hern¨¢ndez, delegada del Gobierno para la Violencia de G¨¦nero. En Espa?a, la mutilaci¨®n femenina se considera un delito de lesiones desde 2003.
Unas 17.000 ni?as de 0 a 14 a?os residentes en Espa?a est¨¢n en riesgo de ser sometidas a la ablaci¨®n, sobre todo cuando visitan sus pa¨ªses de origen, seg¨²n el documento. Es el dato m¨¢s aproximado que puede hacerse sobre la incidencia de esta pr¨¢ctica. ¡°Es un tema tab¨², las mujeres no quieren hablar de ello, por eso solo un profesional sanitario puede constatar si hay mutilaci¨®n con una exploraci¨®n. Pero no hay ning¨²n registro m¨¦dico en el mundo que recoja el dato real de mujeres mutiladas, por lo que solo podemos cifrar la poblaci¨®n de riesgo¡±, se?ala Julia P¨¦rez, directora de la Uni¨®n de Asociaciones Familiares (Unaf), una organizaci¨®n que ha colaborado en la elaboraci¨®n del documento. ¡°Por eso es importante este protocolo. Sobre todo, porque se centra en el ¨¢mbito sanitario, que es donde se puede hacer un registro de cada caso y trabajar directamente en la prevenci¨®n¡±, a?ade P¨¦rez.
Amplia costumbre
- La fundaci¨®n Wassu-UAB calcula que m¨¢s de 57.000 mujeres mutiladas viven en Espa?a y alrededor de 17.000 ni?as residentes en Espa?a est¨¢n en riesgo de ser sometidas a una ablaci¨®n.
- El Parlamento Europeo calcula que en Europa est¨¢n en riesgo medio mill¨®n de ni?as. En todo el mundo, seg¨²n UNICEF, m¨¢s de 125 millones de mujeres han sido mutiladas y otros 30 millones pueden serlo en la pr¨®xima d¨¦cada.
- La poblaci¨®n en riesgo procede principalmente de ?frica subsahariana. Tambi¨¦n se practica en algunos pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo, como Om¨¢n, Yemen y Emiratos ?rabes, y en algunas comunidades de Asia: India, Indonesia, Malasia, Pakist¨¢n y Sri Lanka. Se conocen casos en Am¨¦rica Latina (Brasil, Colombia, M¨¦xico y Per¨²).
- Un tercio de la poblaci¨®n de riesgo residente en Espa?a vive Catalu?a.
Cuando un m¨¦dico o pediatra atienda a una ni?a en riesgo, el protocolo establece que deber¨¢ realizar una exploraci¨®n de los genitales (incluida en las revisiones pedi¨¢tricas obligatorias). Si detecta que hay mutilaci¨®n, tendr¨¢ que registrarlo en su historia cl¨ªnica e intentar averiguar si se realiz¨® antes de que la menor llegara a Espa?a, y comunicarlo a los servicios de protecci¨®n de menores. Si no la hay, deber¨¢ registrarlo igualmente y realizar revisiones de seguimiento. Adem¨¢s, tendr¨¢ que activar el programa de prevenci¨®n, que empieza con la creaci¨®n de una relaci¨®n de confianza con la familia para poder desarrollar una concienciaci¨®n paulatina. ¡°Es un trabajo que lleva mucho tiempo. La ablaci¨®n es una tradici¨®n muy arraigada y la presi¨®n de la familia que se queda en el pa¨ªs de origen es muy fuerte, no es f¨¢cil convencerles de que es perjudicial para sus hijas¡±, advierte la presidenta de Unaf.
El momento cr¨ªtico en este trabajo de prevenci¨®n es, precisamente, la realizaci¨®n de un viaje a sus pa¨ªses de origen, pues son escasas las intervenciones que se realizan dentro de Espa?a. Por eso, el protocolo recomienda a los m¨¦dicos estar alerta ante estos viajes e intensificar la actividad preventiva con los padres. ¡°Se ofrecer¨¢ informaci¨®n a la familia, consecuencias para la salud, legales, etc¨¦tera. A continuaci¨®n, se ofrecer¨¢ a la familia la firma de un compromiso preventivo para que los progenitores puedan utilizarlo en el viaje a su pa¨ªs como elemento de apoyo en su decisi¨®n de que su hija no sea mutilada¡±, explica el documento. Esto puede ayudarles a justificar ante sus familias su negativa, y podr¨ªa evitar casos como el de un matrimonio de Gambia, residente en Lloret de Mar (Girona), cuyas dos hijas, de siete y tres a?os, fueron mutiladas durante unas vacaciones en 2006. La Audiencia Nacional absolvi¨® a los padres al considerar que el delito se cometi¨® sin el consentimiento de los progenitores, pues fue su abuela quien lo hizo.
Si los padres no firman, ¡°el personal sanitario lo puede comunicar a la entidad p¨²blica de protecci¨®n de menores y al ministerio fiscal, que podr¨¢n poner en marcha el proceso para la adopci¨®n de medidas cautelares que lo eviten¡±, prosigue el texto.
El compromiso preventivo es voluntario y no garantiza que, una vez en el pa¨ªs de origen, la ni?a no vaya a ser mutilada, pero es un instrumento que los expertos consideran muy ¨²til, como ya se ha demostrado en Catalu?a, Arag¨®n y Navarra, las tres ¨²nicas comunidades que tienen un protocolo m¨¦dico contra la ablaci¨®n.
Catalu?a, que fue la pionera al aprobar su protocolo en 2007, es precisamente la comunidad con mayor poblaci¨®n de riesgo. Con m¨¢s de 70.000 extranjeros de pa¨ªses en los que se practica la ablaci¨®n, all¨ª se concentran un tercio de las mujeres en riesgo. Le siguen Andaluc¨ªa, Madrid, Comunidad Valenciana y Arag¨®n.
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